Como sucede cada año, durante la primera semana de febrero se realizó el 53º Curso de Rectores. Por encontrarnos en el año del bicentario de la Independecia argentina, el lugar elegido por el Consejo de Educación Católica de la Argentina fue la ciudad de San Miguel de Tucumán. Allí, representates legales, directivos y docentes, participaron de diversas iniciativas de actualización y formación. La de Educación para el Amor fue una de las más convocantes.
ROXANA ALFIERI. Enviada especial
Del 2 al 5 de febrero tuvo lugar en San Miguel de Tucumán, el 53º Curso de Rectores organizado por el Consejo de Educación Católica (CONSUDEC) de la Argentina. Como en cada comienzo de año, directivos, representantes legales y docentes son convocados para reflexionar sobre diversos temas y actualizarse en cuanto a normativas, contenidos y propuestas editoriales.
Teniendo en cuenta que este año se celebrará en esta misma provincia, los 200 años la jura de la Independencia, el lema que convocó fue Independencia y Libertad: cómo responder al deseo.
Luego de la reunión de los representantes legales, el curso comenzó formalmente el miércoles 3 en el Auditorio Mercedes Sosa, de la ciudad capital. Allí, el arzobispo de Tucumán, Alfredo Zecca, dio la bienvenida a todos los participantes. También habló el presidente del CONSUDEC, el sacerdote José Alberto Álvarez. Más tarde, expuso Eduardo Martín, arzobispo de Rosario y presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica de la Argentina sobre Independencia y Libertad: los desafíos de la educación hoy.
Además de escuchar las charlas principales, los directivos tuvieron la oportunidad de participar en distintos talleres y espacios organizados por distintos profesionales e instituciones, asistir a la Muestra del Bicentenario y visitar la feria expositiva.
Ediciones SM, a través de su directora, Aída García Mieza, tuvo a su cargo uno de esos espacios. Allí disertó sobre La digitalización de la Escuela Católica: contexto actual, retos y caminos.
Dicha editorial también invitó a dar un taller a su asesor pedagógico, Jorge Ratto. El catedrático, en el taller La educación para el cuidado de la Casa Común, se refirió al papel de la educación a partir de las exigencias propuestas por la encíclica Laudato si’ (ver recuadro de la pág. 13).
Por otra parte, el otro taller organizado por Ediciones SM fue el referido a una nueva propuesta para los docentes del nivel primario: Educación para el Amor. Estuvo a cargo de Gabriela Mango, asesora técnica del Instituto de Matrimonio y Familia de la Universidad Católica Argentina.
Entre otras actividades, y antes del acto de clausura de este Curso de Rectores, Zecca expuso sobre Educación Católica: desafíos para el Bicentenario.
Encuentro entre docentes
Una de las autoras del proyecto Educación para el Amor (EPA), Gabriela Mango –que trabaja en conjunto con la otra autora del proyecto, Myriam Mitrece–, luego de su exposición en el 53º Curso de Rectores, conversó con Vida Nueva acerca de su taller: “fue un espacio de encuentro con los docentes y directivos de distintas instituciones educativas para aproximar ideas y conceptos centrales relativos a la educación integral de la sexualidad y para reflexionar sobre algunos motivos que se nos presentan y que posicionan a la educación para el amor como una obligación de todo educador, que debe ser asumida sin demora”. A lo largo de la charla, Mango recorrió los principales hitos del desarrollo psicosexual de la persona y presentó la propuesta educativa concreta dirigida a los docentes de nivel primario.
Ediciones SM elabora esta propuesta para la Escuela Católica a través de siete cuadernillos de actividades y un libro orientador para los docentes. Aborda el Programa Nacional de Educación Sexual Integral (Ley 26.150) y retoma conceptos claves desde una antropología personalista. Además está prologado por la doctora Zelmira Bottini de Rey, invitada por el papa Francisco como auditora laica del III Sínodo Extraordinario de Obispos.
Para que este proyecto resulte viable, Mango comenta que deben respetarse diversas condiciones: “que se asiente sobre bases conceptuales sólidas”. Y se pregunta: “Si no tenemos adecuada formación, ¿cómo podremos formar a otros? Es fundamental la formación de toda la comunidad educativa: docentes y padres”.
“Debemos educar integralmente a cada persona y generar algún aporte
que contribuya al desarrollo de cada uno de nuestros alumnos”.
Otra pauta abordada en el taller se refiere a los acuerdos que se establecen entre los actores: “se deben generar acuerdos, promover espacios, incentivar el diálogo escuela-familia, para despertar el interés, animar, motivar y lograr un compromiso. Los acuerdos permiten sentar bases comunes, las cuales son indispensables para encaminar cualquier labor compartida”. Finalmente, Mango comenta que “todo proyecto educativo debe tener adecuados fundamentos: que en su planificación se explicite la razón de ser, y que se encuentre enmarcado en el Ideario Institucional y en el Proyecto Educativo de cada escuela; que presente objetivos claros, orientadores del rumbo y puedan estos ser evaluados. También debe tener una adecuada selección, organización y secuenciación de contenidos, los cuales, en el caso de la EPA, tendrán que ser abordados transversalmente”. Por último, Mango recomienda “pautar algunas líneas concretas de carácter didáctico-metodológico para su implementación”.
Un tema, muchos desafíos
La EPA es un desafío en muchos sentidos: “exige el compromiso de toda la comunidad, que las propuestas tengan continuidad en el tiempo y respondan verdaderamente a la realidad concreta de chicos y adolescentes”.
Otro desafío es “la transversalidad con que tiene que ser abordada la EPA. Nos exige ser creativos a la hora de pensar en la implementación. Pero como todo desafío, también es una oportunidad para trabajar en equipo, repensar la tarea compartida, diseñar nuevas propuestas y, sobre todo, animarnos a comprometernos con una labor que supera ampliamente la mera transmisión de contenidos”, sostiene.
Consultada sobre la visión distorsionada del amor que tienen hoy los jóvenes, Mango opina que “la difusión de contenidos pseudocientíficos relativos a la sexualidad genera mucha confusión. Hoy se habla mucho apelando a ‘medias verdades’ o ‘verdades incompletas’. Lo que genera distorsión y reduce la sexualidad a la genitalidad vulgariza vaciando el contenido y profundiza el desconocimiento de la trascendencia y de la dignidad de la vida humana”. Y señala: “el tema suele presentarse disociando el concepto de sexualidad del concepto de vida y de amor. Por eso, el esfuerzo que hagamos para brindar información que sea verdadera desde los puntos de vista científico, ético y antropológico es indispensable.
Para Mango, “la tarea indelegable como adultos es posicionarnos como referentes válidos y valiosos para nuestros chicos, desde el lugar en que estemos. Hay que encontrar un camino seguro para superar los reduccionismos, las medias verdades y la banalización de la sexualidad. Los padres, con la preeminencia para la educación de los hijos que tienen, por ser los primeros y naturales educadores. Los docentes, como colaboradores de la familia, consolidándose como agentes subsidiarios y complementarios de la misma. Debemos ser conscientes de que lo que no hagamos padres y docentes generará espacios vacíos que ocuparán otros”.
“Se torna necesario acompañar a los chicos desde la empatía, la escucha comprometida, el diálogo interpersonal –agrega– que genere espacios de encuentro e intercambio y, a partir de los cuales, brindar orientación para colaborar en la toma de decisiones responsables, la elaboración de juicios rectos y la promoción de conductas saludables”.
Finalmente, Mango insiste en enmarcar la sexualidad entendiéndola “como dimensión integradora de toda la persona a partir de la cual se desarrolla la capacidad de amar, de comunicarse y de relacionarse con los demás”. Y entenderla además “como potencia generadora de vida. Se trata de educar integralmente a cada persona y generar algún aporte que, por pequeño que parezca, contribuya al desarrollo de cada uno de nuestros alumnos como varones y mujeres plenos, capaces de elaborar a futuro un proyecto de vida que los posibilite desarrollarse en plenitud”.
Cuidar el ambiente
Otro taller tutorial realizado en el 53ª Curso de Rectores del CONSUDEC estuvo a cargo de Jorge Ratto y fue llevado adelante el jueves 4 de febrero. Consistió en plantear algunas reflexiones desde los aportes que brinda Laudato si´, la carta encíclica del papa Francisco, sobre el papel de la educación en la alianza entre la humanidad y el ambiente.
Ratto rescata de preponderancia para la educación lo planteado en el el primer capítulo de la encíclica. “Lo que está pasando a nuestra casa ofrece una visión integradora de la crisis ecológica; el concepto de ambiente; la propuesta de un enfoque antropológico para temas vinculados con el orden natural, moral y social, y un amplio listado de los problemas ambientales: el clima, los cambios climáticos, la contaminación atmosférica, sonora y visual; y en el ambiente urbano, la falta de espacios verdes y el hacinamiento poblacional; las alteraciones en los ecosistemas terrestres y acuáticos y sus consecuencias para las personas, especialmente para los más pobres, la cuestión del agua, el agotamiento de las reservas ictícolas y la pérdida de la biodiversidad”.
El sexto capítulo es otra de las partes de Laudato si’ aboradadas por Ratto en su taller: “En Educación y espiritualidad ecológica están los criterios para elaborar y poner en práctica un programa sistemático, articulado y multidisciplinario de educación ambiental. Con acierto, se señala la sensibilidad especial de los jóvenes por los temas ambientales y un espíritu generoso por la defensa del ambiente. Respecto de los educadores, la propuesta es replantear los itinerarios pedagógicos desde una ética ecológica, para colaborar en la formación integral de los alumnos para lograr una ciudadanía ecológica, responsable, participativa, comprometida, democrática. La ecología humana es inseparable del bien común”.
El desafío educativo central “es generar nuevas convicciones, actitudes y formas de vida desde la educación. Este desafío supone un largo y arduo camino para apostar a otro estilo de vida comenzando desde temprana edad”. Ratto explica que para esto “se requiere de un esfuerzo compartido por la familia, la escuela, los medios de comunicación, la sociedad en su conjunto, las asociaciones vinculadas con el medio ambiente para crear una ciudadanía ecológica”.
Desde el punto de vista estrictamente educativo, este especialista asesor de Ediciones SM da testimonio de algunos trabajos que se vienen realizando en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires: “Se realizaron acciones articuladas con distintas organizaciones, como por ejemplo, Escuelas Verdes, la Fundación Vida Silvestre y Cascos Verdes; se llevan adelante cursos, talleres y seminarios para docentes y alumnos y se publican y distribuyen documentos sobre el uso racional y eficiente de la energía”.
“En el corto plazo –enfatiza Ratto–, hay que continuar apoyando los esfuerzos de las distintas jurisdicciones y asociaciones vinculadas para producir acciones educativas. En el mediano plazo es imprescindible confeccionar un programa articulado y multidisciplinario de educación ambiental”. Y en seguida opina: “Ese programa debería tener en cuenta tres aspectos: el conocimiento y la comprensión de conceptos específicos ambientales; el desarrollo de actitudes positivas, responsables y duraderas respecto del cuidado y la preservación del ambiente y de la vida; y la aplicación de estrategias, procedimientos, técnicas, recursos y actividades”.
Con la aplicación de un programa sistemático de educación ambiental, “la expectativa y la esperanza es contribuir al logro de comportamientos responsables respecto del ambiente tal vez, en el mediano plazo”, asegura Ratto. Y puntualiza: “Con la carta encíclica Laudato si´, se habilita un renovado espacio de diálogo, pero también de acción para la búsqueda de respuestas integrales al problema ambiental en nuestro país”.
