Dos viejos conocidos

El encuentro entre el papa Francisco y el presidente Macri

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“Buenos días, señor Presidente”, dijo el Papa. En seguida se oyó la respuesta: “¿Cómo le va Francisco?”. Si, así fue la devolución que le hizo al Sumo Pontífice el presidente de la Argentina, Mauricio Macri. Muchos han catalogado este saludo como un gesto algo inoportuno para dirigirse al Papa, sin embargo otros lo atribuyeron al lenguaje directo que caracteriza al presidente. Bergoglio y Macri se conocen desde hace más de 10 años, en tiempos en los que el primero era arzobispo de Buenos Aires y el segundo, jefe de gobierno porteño.

Luego del saludo, ambos pasaron a la Biblioteca del Palacio Apostólico –donde el Papa recibe a todos los jefes de Estado que lo visitan–. Si bien el Santo Padre contaba con una agenda apretada para ese día, a algunos sorprendió la brevedad del encuentro (22 minutos). En realidad fue suficiente ese tiempo para poner de manifiesto lo que era más urgente: marcar una clara diferenciación entre esta visita y las anteriores con Cristina Kirchner.

Pese a que en diversos ámbitos se especula sobre las diferencias de pensamiento entre el Presidente argentino y el Santo Padre, ambos coincidieron en la necesidad de un programa de gobierno destinado a terminar con la pobreza, a atacar al narcotráfico y a cerrar las heridas abiertas en la sociedad argentina.

La Oficina de Prensa de la Santa Sede difundió un comunicado tras el encuentro del pontífice y el mandatario argentino, en el que detalló: “Durante el trascurso de los cordiales coloquios, que manifiestan el buen estado de las relaciones bilaterales entre la Santa Sede y la República Argentina, han sido abordados temas de mutuo interés, tales como la ayuda al desarrollo integral, el respeto de los derechos humanos, la lucha a la pobreza y el narcotráfico, la justicia, la paz y la reconciliación social”.

“En tal contexto –agregó el comunicado pontificio–, ha sido subrayada la positiva contribución, sobre todo en el ámbito de la promoción humana y de la formación a las nuevas generaciones, ofrecida por el Episcopado y por las instituciones católicas en la sociedad argentina, de manera particular en la coyuntura económica actual”. El Vaticano afirmó que también “se hizo referencia a algunos temas de mayor relevancia e interés en el ámbito regional y mundial”.

Al concluir, el pontífice saludó a la primera dama, Juliana Awada, y a la delegación argentina que lo acompañó, compuesta por tres gobernadores opositores Alfredo Cornejo (Mendoza), Juan Manuel Urtubey (Salta) y Rosana Bertone (Tierra del Fuego).

Posteriormente se intercambiaron los regalos. El mandatario argentino le obsequió a Francisco un poncho de alpaca, la Cruz de Matará y doce discos compactos de tango y chamamé. A su vez, el Papa le entregó a Macri el nuevo medallón del Vaticano, decorado con un olivo que simboliza la unidad, la exhortación apostólica Evangelii Gaudium y la encíclica Laudato si’.

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“El olivo une lo que está separado”, le recordó el Sumo Pontífice. Y agregó: “A los jefes de Estado me gusta regalarles esto”.

Una “linda conversación”

Algunos periodistas extranjeros que cubrieron la noticia en el Vaticano se vieron sorprendidos por el reducido gabinete que acompañó a Macri, ya que su antecesora, Cristina Fernández de Kirchner solía llegar a Santa Marta con un numeroso grupo de colaboradores.

Al salir, el auto oficial que lo trasladaría a la Embajada Argentina ante la Santa Sede lo esperaba en el patio San Dámaso. Allí, Macri sorprendió a todos al grabar un breve mensaje –por la mala calidad de audio e imagen se supone que habrá sido filmado con un teléfono celular– en el cual reveló algunos detalles de la “linda conversación” que tuvo con el Papa. Una forma de comunicación algo insólita al finalizar una reunión de esas características.

Más allá de las especulaciones periodisticas sobre posibles desencuentros entre el gobierno argentino y la Santa Sede. Lo concreto es que cuando Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires, el Gobierno porteño no apeló un fallo que permitía el casamiento igualitario en la Ciudad de Buenos Aires. Además, la administración de la capital argentina en su momento difundió un protocolo para abortos no punibles que, según algunos, era “muy permisivo”, para el actual Pontífice.

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Asimismo, la fundación La Alameda, dirigida por el diputado Gustavo Vera –amigo del Papa–, denunció en varias oportunidades a la firma de ropa infantil Cheeky, una de las propiedades de la familia de la primera dama, por la utilización de talleres clandestinos y por explotación laboral.

NICOLÁS MIRABET. ROMA


ROGELIO PFIRTER. Embajador argentino ante la Santa Sede

“Nos falta madurez para entender lo que significa tener un Papa argentino”

Con tan solo 10 días en Roma, ya entregó al papa Francisco sus cartas credenciales de embajador de Argentina ante la Santa Sede (lunes 22 de febrero) y gestionó todos los detalles de la visita oficial con el Papa (sábado 27 de febrero) del presidente Macri. En medio de una semana intensa, Rogelio Pfirter conversó con Vida Nueva.

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Cuando entregó las cartas credenciales le dijo al Papa: “Su Santidad, le traje un cuento…”.

Cuando estaba en el colegio Inmaculada Concepción de Santa Fe, Bergoglio era profesor de Literatura. En una oportunidad le mostró los cuentos que nosotros hacíamos a Jorge Luis Borges y lo invitó a darnos un curso. Luego, publicaron estos relatos en un libro que se llamó Cuentos originales.

¿Se imaginó que sería embajador ante la Santa Sede con un Papa argentino?

Tengo una imaginación frondosa, pero jamás me hubiera alcanzado para pensar esto. Es un regalo de Dios. Como argentino creo que no somos totalmente conscientes del significado profundo de que el Papa sea un argentino.

¿Por qué cree que a los argentinos todavía les falta ese grado de madurez?

Porque entre los argentinos aún hay una tendencia ombliguista. Nos estamos mirando el ombligo, y no tenemos idea de la dimensión universal de lo que significa tener un Papa de nuestro país. El Papa es un líder espiritual que tiene una influencia gigantesca en el conjunto de la humanidad. Con enorme humildad tenemos que darnos cuenta que un Papa de origen argentino tiene que tener algún significado para nosotros como Nación.

Macri llega al Vaticano en un momento económico y social muy delicado de la Argentina…

Todas las situaciones económicas difíciles son dolorosas, y la Argentina no es una excepción. El Gobierno ha declarado que su gestión se levanta sobre tres pilares: la reconciliación de los argentinos, la eliminación de la pobreza y la lucha contra la corrupción y el narcotráfico. Estos tres pilares son totalmente coherentes con una política de inspiración humanista como la que puede promover la Iglesia en este momento.

¿La visión de los argentinos es la que tiene el resto del mundo?

Existe una tendencia a argentinizar el análisis, en el buen sentido de la palabra. Al mismo tiempo, todos somos conscientes de la enorme transformación que Francisco está impulsando en la Iglesia y en el mundo.

¿Piensa que Francisco podría visitar la Argentina?

Como cualquier argentino, yo tengo la esperanza de que el Papa visite nuestro país. No tengo ninguna certeza, pero no descarto que en el corto plazo tengamos un dato más concreto sobre una posible visita del Papa a la Argentina.

¿Ha encontrado a un Francisco muy distinto al Bergoglio que conoció en el aula?

Los años pasan, pero estamos ante un Santo Padre en el que uno puede reconocer la sonrisa, la firmeza, la inteligencia, la motivación y la claridad de visión de una persona a la que conocí de muy joven y que hoy vuelvo a ver siendo el Papa.

NICOLÁS MIRABET

 

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