Francisco reabre el debate bioético a propósito del zika

El Papa afirma que “evitar el embarazo no es un mal absoluto”

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Brasil busca una vacuna contra el zika

ÓSCAR ELIZALDE PRADA (BRASIL) | Aunque todavía no se ha demostrado la posible relación entre el auge del virus del zika y el alarmante crecimiento de casos de malformación neonatal en algunos países latinoamericanos, principalmente en Brasil, la problemática del saneamiento básico incorpora ahora algunos matices bioéticos y morales. Así lo hizo ver el propio papa Francisco al finalizar su visita a México, durante la conferencia de prensa en el vuelo de regreso a Roma, interpelado por la angustia y el “riesgo mayor” que podría suscitar el zika en las mujeres embarazadas.

“Algunas autoridades han propuesto el aborto o evitar el embarazo. En este caso, ¿la Iglesia puede tomar en consideración el concepto de ‘mal menor’?”, preguntó la corresponsal vaticana de COPE, Paloma García Ovejero.

Con un talante pastoral, Bergoglio respondió sin divagar que “el aborto no es un ‘mal menor’: es un crimen. Es echar fuera a uno para salvar a otro. Es lo que hace la mafia. Es un crimen, es un mal absoluto”. Alberto Bochatey, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de La Plata, presidente de la Comisión de Salud de la Conferencia Episcopal Argentina e integrante del Departamento de Familia, Vida y Juventud del CELAM, coincide con la postura ética del sucesor de Pedro: “El aborto no es una solución progresista. Pretender resolver un problema terminando con la vida de un ser humano, matar a una persona con cualquier grado de patología, no es una solución humana válida, justa ni digna”.

Asimismo, con relación a los métodos anticonceptivos, el Pontífice ha subrayado que “evitar el embarazo no es un mal absoluto”, evocando la excepcional “píldora congoleña” del beato Pablo VI, quien “en una situación difícil en África permitió a las monjas usar anticonceptivos para casos de violencia”. Para Novoa, Francisco es coherente con el sensus ecclesiae de los dos últimos sínodos de los obispos, donde se ha planteado que “la planificación familiar y el uso de métodos anticonceptivos no abortivos es un asunto que en última instancia le corresponde a la pareja decidir en conciencia”.

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En el nº 2.978 de Vida Nueva

 

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