El Papa destaca en un hospital infantil de Ciudad de México el poder de “la cariñoterapia”

papa Francisco visita un hospital pediátrico en Ciudad de México 14 febrero 2016

Francisco bendice a niños enfermos y agradece la labor de sanitariso y familias

papa Francisco visita un hospital pediátrico en Ciudad de México 14 febrero 2016

Los pequeños recibieron al Papa con cariño y este se mostró como un abuelo con ellos

DARÍO MENOR, enviado especial, CIUDAD DE MÉXICO | La estancia del papa Francisco en México ha tenido su momento más tierno hasta ahora en la visita que hizo, el domingo 14 de febrero, al hospital infantil “Federico Gómez” de la capital mexicana. Jorge Mario Bergoglio estuvo acompañado por la primera dama, Angélica Rivera –que vistió un discreto vestido azul en lugar del traje de color blanco con el que recibió al Pontífice en el aeropuerto el pasado viernes y que tanta polémica ha levantado en el país–. Y disfrutó a lo grande charlando, acariciando y saludando a los chavales de este centro pediátrico, que acoge a 212 niños, algunos de ellos enfermos de cáncer.

Los críos también vivieron una experiencia inolvidable, con continuos gritos de “Se ve, se siente, el Papa está presente” y “Te queremos, Papa, te queremos”. Algunos de los pequeños le abrazaron con fervor y fueron muchos los que le pidieron una bendición o un beso. Incluso una joven que había perdido el cabello por la enfermedad se animó a cantarle a capela el Ave María de Schubert. Bergoglio, como le ocurre en estas ocasiones, volvió a ser el párroco que nunca ha dejado de ser.

“A veces una caricia ayuda tanto a recuperarse”

En el breve discurso que dedicó a los niños del hospital, donde trabajan varios religiosos de los agustinos recoletos, el Papa insistió en la importancia de acompañar los cuidados médicos con el cariño. Pidió a Dios que bendijera “a todas las personas que no solo con medicamentos, sino que con la ‘cariñoterapia’ ayudan a que este tiempo sea vivido con mayor alegría. Tan importante es la ‘cariñoterapia’. A veces una caricia ayuda tanto a recuperarse”. Francisco dio las gracias y bendijo tanto a los enfermos y al personal sanitario como a sus familias y a “todas las personas que trabajan en esta casa y buscan que esas sonrisas sigan creciendo cada día”.

El Pontífice echó mano del Evangelio para recordarles a los críos un momento de la vida de la infancia de Jesús. “Era bien chiquito, como algunos de ustedes. Un día los papás, José y María, lo llevaron al Templo para presentárselo a Dios. Así se encuentran con un anciano llamado Simeón que, cuando lo ve, muy decidido y con mucha alegría y gratitud, lo toma en brazos y comienza a bendecir a Dios. Ver al niño Jesús provocó en él dos cosas: un sentimiento de agradecimiento y las ganas de bendecir. Ganas de bendecir al hijo”, recordó.

Simeón, destacó Bergoglio, es “el abuelo”, pues enseña “esas dos actitudes fundamentales de la vida”: la de agradecer y a su vez bendecir. “Yo acá les bendigo a ustedes y a los médicos que les curan. Pero ustedes también tienen que aprender a bendecirlos a ellos y pedirle a Jesús que los cuide”, comentó, improvisando sobre el texto que tenía preparado.

“Yo aquí, y no solo por la edad, me siento muy cercano a estas dos enseñanzas de Simeón. Por un lado, al cruzar esa puerta y ver sus ojos, sus sonrisas, sus rostros me generó ganas de dar gracias. Gracias por el cariño que tienen en recibirme; gracias por ver el cariño con que se los cuida y acompaña. Gracias por el esfuerzo de tantos que están haciendo lo mejor para que puedan recuperarse rápido”.

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