El Papa despierta en Guadalupe el “corazón sufriente” de las madres de las víctimas del narcotráfico

papa Francisco preside la misa en la Basílica de Guadalupe en Ciudad de México 13 febrero 2016

Francisco preside la misa en la Basílica de la Patrona de México

papa Francisco preside la misa en la Basílica de Guadalupe en Ciudad de México 13 febrero 2016

Decenas de miles de fieles participaron en la primera misa de Francisco en México

DARÍO MENOR, enviado especial, CIUDAD DE MÉXICO | La historia del cristianismo en América no puede entenderse sin Nuestra Señora de Guadalupe. La aparición de la “Morenita” al indio san Juan Diego en 1531 marcó la inculturación del cristianismo en el continente apenas descubierto, dando un gigantesco impulso a la evangelización de las poblaciones autóctonas. La devoción por la “Emperadora de América” alcanza cotas extremas en México donde, según reza el tópico, incluso quien no se considera católico se declara “guadalupano”. Este poder de atracción de la Virgen llevó a san Juan Pablo II a elegir México como primer destino para los más de 100 viajes internacionales de su pontificado. Hizo también que Jorge Mario Bergoglio pudiera el sábado 13 de febrero por fin cumplir su deseo de rezar en privado en su basílica de Ciudad de México como obispo de Roma.

En este santuario mariano que recibe 20 millones de peregrinos al año, Francisco celebró una misa cuya homilía estuvo dedicado a explicar cómo el mensaje de Guadalupe puede aplicarse al mundo de hoy.

En aquel amanecer de diciembre de 1531 en el que Juan Diego tuvo su primer encuentro con María, Dios “despertó la esperanza de los pequeños, de los sufrientes, de los desplazados y descartados, de todos aquellos que sienten que no tienen un lugar digno en estas tierras”. Aquel amanecer, insistió el Pontífice, Dios “se acercó” pero también “se acerca” al “corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos, que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos”.

No hizo falta que Bergoglio hablara directamente del narcotráfico, problema que había tratado antes en sus encuentros con las autoridades y con los obispos, para que estas palabras hicieran presentes a las víctimas de la violencia de las bandas criminales. En particular, el recuerdo de muchos fue para los 43 estudiantes desaparecidos en 2014 en Iguala. El hecho de que el Papa no vaya a reunirse con sus familiares ha provocado cierta polémica en México, a la que el Vaticano ha respondido asegurando que Francisco no puede primar a un grupo de víctimas sobre otras.

En cualquier caso, los allegados de los normalistas de Ayotzinapa, como los de otros fallecidos, desaparecidos o heridos en la guerra contra el narcotráfico, estarán en las primeras filas de la misa presidida por el Pontífice el miércoles en Ciudad Juárez junto a la frontera con Estados Unidos. [Programa de la visita]

“Nadie puede quedar fuera, todos somos necesarios”

En la basílica de Guadalupe, Francisco recuperó su crítica habitual contra la “cultura del descarte”, aunque sin necesidad de nombrarla, que deja en la cuneta a los jóvenes y a los ancianos. “Nadie puede quedar fuera de nuestras comunidades, sociedades y culturas”, dijo. “Todos somos necesarios, especialmente aquellos que normalmente no cuentan por no estar a la ‘altura de las circunstancias’ o no ‘aportar el capital necesario’ para la construcción de las mismas”.

A continuación, insistió en que el “Santuario de Dios es la vida de sus hijos, de todos y en todas sus condiciones, especialmente de los jóvenes sin futuro expuestos a un sinfín de situaciones dolorosas, riesgosas, y la de los ancianos sin reconocimiento, olvidados en tantos rincones”.

“¿Acaso no soy tu madre? ¿Acaso no estoy aquí?, nos vuelve a decir María. Anda a construir mi santuario, ayúdame a levantar la vida de mis hijos, tus hermanos”, dijo Francisco al finalizar la homilía, y, a continuación, se sentó frente al icono de la Virgen e invitó a los miles de fieles a mirarla también y rezar en silencio, gesto que duró varios minutos.

Antes de concluir la misa y justo después de las habituales palabras del arzobispo local, en este caso el cardenal Norberto Rivera, Francisco bendijo y entregó una corona para la Virgen.

Agenda para el domingo

Francisco se dio un baño de multitudes en los 16 kilómetros que distan entre la sede de la nunciatura apostólica de Ciudad de México y la basílica de Guadalupe. Decenas de miles de fieles le jalearon a su paso con el papamóvil tanto a la ida como a la vuelta de la misa, que conformó uno de los grandes momentos pastorales de esta visita a México.

El domingo 14, Francisco se trasladará a la cercana Ecatepec.

  • 10:15 hora local – 17:15 hora española. Traslado en helicóptero a Ecatepec.
  • 11:30 – 18:30. Santa Misa en el área del Centro de Estudios de Ecatepec y rezo del ángelus
  • 14:00 – 21:00. Almuerzo con el séquito papal en el seminario diocesano de Ecatepec
  • 16:45 – 23:45. Traslado en helicóptero a Ciudad de México
  • 17:45 – 00:45 del lunes. Visita al Hospital pediátrico ‘Federico Gómez’
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