Pensiones en ‘Estado de shock’

JESÚS SÁNCHEZ CAMACHO | Profesor CES Don Bosco

El Gobierno había esbozado un modelo de protección social en 1963. Pero hasta 1967, la idea no aterrizó en la Ley General de la Seguridad Social, que, aunque no consiguió armonizar el sistema de cotización a los salarios reales, promovió el aumento de las pensiones. España se encontraba anclada en ese impasse el 12 de febrero de 1966. Los periódicos trataban con mesura y prudencia un asunto que concernía a las arcas gubernamentales.

Pero Vida Nueva, desinhibida y despojada de circunspección, decidió lanzar una portada donde denunciaba la situación de los jubilados que seguían cobrando pensiones de “225, 250, 300 ó 400 pesetas mensuales”. Desde 2012 los jubilados han experimentado la congelación de sus pensiones. Pero este año han visto cómo se ha revalorizado un 0,25%. Ahora, la pensión mínima por jubilación se queda en 636,1 €.

Recientemente, se ha hecho público un informe sobre El futuro de las pensiones españolas, advirtiendo de que se reducirán a 574 euros en 2025, 482 en 2045 y 382 en 2075. Los autores proponen un sistema de ahorro capitalizado, donde los fuertes aumentarían aún más su musculatura, y los débiles sus síntomas de anemia.

España necesita informes que reduzcan una pobreza que ya es crónica, políticas que den oxígeno a un sistema que genera desigualdad y desempleo; y que nadie silbe, mirando hacia sus egoísmos partitocráticos cuando se atisbe el actual Estado de shock.

En el nº 2.976 de Vida Nueva

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