Manos Unidas: siembra de oportunidades en la lucha contra el hambre

“No se trata de darles solo pan, sino herramientas que les permitan vivir”

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Detalle del cartel de la 57ª Campaña contra el Hambre de Manos Unidas 2016

BLANCA RUIZ ANTÓN | La lucha contra el hambre se renueva cada año gracias al impulso de Manos Unidas. Según explica su presidenta, Soledad Suárez, “la lacra vergonzante de los casi 800 millones de personas que pasan hambre en el mundo es una cifra grabada a fuego en la mente y el corazón de Manos Unidas”.

Durante la presentación de la campaña Plántale cara al hambre: siembra, el miércoles 10 en Madrid, Suárez explicó que esta se centra en la “siembra de recursos” como el acceso al agua y la propiedad de la tierra y a las semillas. También en la potenciación de “capacidades” para que los pequeños agricultores aprendan a sacar mayor partido a su tierra y la “siembra de responsabilidad y cooperación en los estados”, para que establezcan como prioridades el acceso a la alimentación.

En el mundo hay unos 2.500 millones de personas que dependen directamente de la agricultura para vivir y que son, según Suárez, los “más vulnerables ante las catástrofes naturales y las crisis humanitarias. También ante la especulación del precio de los alimentos, el acaparamiento de tierras y la contaminación del agua”.

Carlos Arriola, doctor y presidente de la asociación ASAJO, es uno de los socios locales de Manos Unidas en la zona guatemalteca de Chortí, una de las más deprimidas del país con un 72% de desnutrición crónica y un índice de analfabetismo que ronda el 78%. Con la ayuda de Manos Unidas, Arriola cuida y atiende en el Centro Betania a niños con desnutrición.

“Además de darles alimentos, tenemos que ver cómo contribuimos a romper ese ciclo de la desnutrición”, aseguró. “No se trata –añadió– de darles solo pan, sino herramientas que les permitan vivir; tenemos la obligación moral y cristiana de ayudarles a cambiar su vida”. “La gente de la zona no espera que le den una limosna, sino que se les trate con dignidad”, concluyó Arriola, porque el hambre se combate con alimentos, pero también con oportunidades.

En el nº 2.976 de Vida Nueva

 

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