A lomos de su mula, el Cura Brochero llega a los altares

mujer lleva un póster con la imagen del Cura Brochero, primer sacerdote argentino que será canonizado en 2016

Reconocido el milagro para la canonización del primer sacerdote santo argentino

mujer lleva un póster con la imagen del Cura Brochero, primer sacerdote argentino que será canonizado en 2016

Un grupo de fieles con una imagen del futuro santo

A lomos de su mula, el Cura Brochero llega a los altares [extracto]

NICOLÁS MIRABET (BUENOS AIRES) | La Iglesia argentina vive momentos de una inmensa gratitud por la decisión del papa Francisco de autorizar la promulgación del decreto por el cual se reconoce el segundo milagro atribuido a la intercesión del beato José Gabriel del Rosario Brochero. Así es que, lentamente y sin apuro, el Cura Brochero está ya próximo a ser canonizado, montado en su mula que siempre lo acompañó.

Nada más conocerse la noticia, el viernes 22 de enero a través del cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, enseguida se empezaron a conjeturar las posibles fechas para la celebración que presidirá el Papa. “El Santo Padre, en el consistorio, que será en marzo, antes de la Semana Santa, comunicará al mundo la fecha y lugar donde canonizará al Cura Brochero”, destacó Santiago Olivera, obispo de Cruz del Eje y vicepostulador de la causa de canonización. De esta manera, el “Cura gaucho” se convertirá en el primer sacerdote declarado santo nacido y muerto en Argentina.

Esta noticia se dio a conocer mientras en Villa Cura Brochero –ubicada en la provincia de Córdoba, en el valle denominado Traslasierra, cuya fundación lleva el nombre y la advocación de la Virgen del Tránsito– se realizaba la tradicional Semana Brocheriana bajo el lema Con Brochero, seamos misericordiosos como nuestro Padre Dios. Cada año, a fines de enero, a través de distintas celebraciones religiosas, espectáculos artísticos y recorridos históricos, se recuerda y conmemora a este próximo santo.

La clausura de esta Semana, llevada a cabo entre el 16 y el 26 de enero, fue una celebración eucarística que el martes 26 presidió el cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires y primado argentino. Lo acompañaron obispos y sacerdotes de la Arquidiócesis de Córdoba, de la de Cruz del Eje y de otras que llegaron especialmente para agradecer la inminente canonización del beato Brochero. Entre la feligresía estuvo el presidente, Mauricio Macri.

Camila y Nico, los milagros

El pasado 10 de septiembre se daba a conocer que una junta médica en el Vaticano determinaba que “no hay explicación científica” para entender la recuperación en 2014 de Camila Brusotti, una niña oriunda de la provincia de San Juan que estuvo al borde de la muerte tras haber sido salvajemente golpeada por sus padres. De esta manera se reconocía que esta sanación había sido por la intercesión de Brochero. Apenas tres meses después del ataque, comenzó a caminar sola, a hablar con fluidez y a interactuar con su familia. Los allegados de Camila son muy creyentes, y durante el tiempo de internación rezaron y pidieron la intersección del Cura Brochero. Hoy, la niña se sigue recuperando de algunas dificultades motrices, pero desarrolla una vida normal.

“El primer sentimiento que surge –anunció Olivera– es el de verdadera gratitud a Dios por este regalo, el milagro de la curación de una niña de San Juan en circunstancias difíciles. Sin embargo, como las manifestaciones del padre Brochero, este milagro es en clave pascual, con dolor y con fiesta, con dificultades serias, con entrega y con vida”. Y agregó: “El pueblo sabe que es su intercesor y experimentamos, a través de esta gracia, que Dios escucha la oración de su pueblo”.

Vale recordar que el primer milagro, que permitió declararlo beato, tuvo como protagonista a Nicolás Flores Violino, un niño que superó el pronóstico de una “vida vegetativa” y problemas neurológicos severos tras sufrir un grave accidente vial con apenas meses de vida.

Con los últimos

Brochero fue proclamado beato el 14 de septiembre de 2013. “Este año, el Cura Brochero cumple 150 años de sacerdote, un testigo de la misericordia. Que en el Año de la Misericordia sea canonizado, por un argentino y jesuita, me llena de alegría”, expresó Olivera.

Al inicio de su ministerio, el Cura Brochero se destacó por su entrega para socorrer a los enfermos de la epidemia de cólera que en 1867 azotó a la ciudad de Córdoba. Luego, en 1869, se hizo cargo del Curato de San Alberto, actualmente conocido como el Valle de Traslasierra. Era un territorio de más de 4.000 kilómetros cuadrados, con gente que vivía desperdigada por las Sierras Grandes de más de 2.000 metros de altura, en lugares distantes, sin caminos. Desde ese momento, Brochero dedica su vida no solo a llevar el Evangelio, sino a educar y promocionar a sus habitantes, “abandonados por todos, pero no por Dios”, según solía decir.

Comenzó a llevar a hombres y mujeres a Córdoba para hacer ejercicios espirituales. Recorrían a lomo de mula unos 200 kilómetros a través de las sierras. Al regresar, tras nueve días de silencio y oración, sus feligreses cambiaban de vida, seguían el Evangelio y buscaban el desarrollo económico de la zona. La gente se comprometió con la obra de Brochero y comenzaron a construir caminos, escuelas e iglesias. Con este desarrollo, las autoridades dieron permiso a Brochero para que instalara una oficina de correos y proyectara el ramal ferroviario que atravesaría el Valle de Traslasierra.

“A Brochero le bastaron Cristo y su Evangelio para comprometerse con la realidad que lo rodeaba”, ha manifestado Carlos Malfa, obispo de Chascomús y secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina. Para toda la Iglesia, especialmente para la argentina, la canonización de Brochero se presenta como un gran desafío: frente a tanta exclusión y falta de interés por el prójimo y por el medio ambiente, la vida de este santo invita a ser realmente imitada.

figura del Cura Brochero, primer sacerdote argentino santo, con su mula

Figura del Cura Brochero con su inseparable mula

 

TESTIMONIO: En verdad fue del pueblo

MARCELO ANDROETTO, coautor del libro ‘Nico, el milagro de Brochero’ | Montado en su mula Malacara, con su poncho al viento y siempre llevando sombrero. A su manera, José Gabriel del Rosario Brochero tuvo bien ganado el mote de “Cura gaucho”, en un país caracterizado por los llanos y las pampas.

No trabajaba para terratenientes, no poseía ganado, ni encuadraba en el perfil de gaucho que inmortalizó el escritor José Hernández en su Martín Fierro. Pero el sacerdote Brochero tuvo muchos aspectos en común con estos personajes-símbolo del Cono Sur de América. Como ellos, no se quedó quieto, se convirtió en nómada y recorrió incansablemente el Valle de Traslasierra para llevar el Evangelio e invitar a los serranos a los ejercicios espirituales ignacianos, a los que llamó un “baño del alma”.

Como ellos, supo arremangarse cuando era necesario y trabajó con los lugareños para abrir caminos y construir escuelas, acueductos y capillas. Como ellos, alzó la voz para denunciar las injusticias sociales y no se cansó de insistir ante las autoridades públicas sobre la necesidad de sacar de la postergación y el aislamiento a la región en la que entregó su vida y que hoy celebra más que ninguna otra su llegada a los altares como el primer sacerdote santo argentino.

En Argentina, precisamente, ser “gaucho” implica una disposición de espíritu que se transforma en acción: ver al otro y estar dispuesto a darle una mano. Hacer una “gauchada”, por estas tierras, significa hacerle a alguien un favor. ¿No es esa, acaso, la labor de un santo, como intercesor de los fieles ante Dios? Los casos de Nico y de Camila, dos niños que necesitaron de una “gauchada” grande para seguir viviendo, atestiguan la grandeza de Brochero en su simpleza: siempre con los más pequeños, los más débiles, los más frágiles en su corazón.

En su natal Córdoba, el Cura Brochero forma parte del acervo cultural de la provincia, tanto como los equipos de fútbol de Belgrano y de Talleres, la popular bebida Ferné (fernet con cola) y cantantes iconos de la música de cuarteto como Carlos “La Mona” Jiménez y Rodrigo. Incluso muchos años antes de su beatificación en septiembre de 2013 y de su inminente canonización, el “Cura gaucho” ya hacía de las suyas.

En el nº 2.974 de Vida Nueva

 

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