José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Se buscan misioneros de la misericordia


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JUEVES 14. Estoy a punto de tirar una manzana con mala pinta. La muerdo. No está buena. Pero tampoco podrida. Me pilla justo con la lectura de El Hambre, de Martín Caparrós. Presenta la basura como ejercicio de poder despiadado de quien ejercita ese derecho desdén, frente al que no tiene acceso ni a los desperdicios. Me termino la manzana. Insípida. Pero sin rechistar.

VIERNES 15. De nuevo, un funeral. “Nos empeñamos en ver a la muerte como la aguafiestas”. Cierto. En el fondo –y en la forma- no nos acabamos de creer lo que viene después. Confiamos lo justo en la resurrección y nos perdemos entre lo ordinario sin valorar el regalo de lo cotidiano. Ese “señora María” que mi tío le soltaba de vez en cuando para provocar, ahora es el eco de una herencia hecha familia.

DOMINGO 17. Una buena amiga da el salto. Al voluntariado. Solo serán unas horas cada fin de semana. Se las ha quitado a los centros comerciales y al sofá. Sirviendo desayunos a quienes no cuentan. A pie de parroquia. No es una píldora “calmaconciencias”, sino conciencia de estar en el lado de los privilegiados sin buscarlo y tender la mano al abandonado sin pretenderlo. Convencido de que es solo el principio. Le cambiará la vida. Al tiempo.

LUNES 18. Francisco sigue “misericordiando”. Para algunos, simplemente “incordiando”. Sufre con el inmovilismo. No puede parar. Ha pisado el acelerador con la exhortación postsinodal. La de la familia que quiere salir de la perfección para mezclarse con los padres y madres de la calle, con los divorciados y los solteros. Quizá para hacerla misericordia pascual.

MARTES 19. Se buscan misioneros de la misericordia. Esos hombres que el Papa va a enviar el Miércoles de Ceniza para acercarse al que está perdido, para perdonar como el Padre. Personal de urgencia. Sanar la herida del hijo pródigo. Pues bien. Se buscan y no se encuentran. No dan un paso al frente, porque no los hay. Al menos, los que cabría esperar. En unos cuantos obispados no saben por dónde viene el agua. “Pregúntale a otro”. “Nosotros de eso no hemos movido nada”. Cosas de este Pontificado. El Papa arriesga, crea, propone. Y su Iglesia no parece disponer. ¿En salida? ¿O de recogida? ¿Atrincherada? [OPINIÓN: La ‘molesta’ misericordia de Bergoglio]

jose.beltran@ppc-editorial.com

En el nº 2.973 de Vida Nueva