El ébola, de ida y vuelta en África Occidental

Aunque parecía controlado, un nuevo caso en Sierra Leona hacer temer el rebrote de la epidemia

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Protocolo de control de la epidemia en Liberia (2014)

JOSÉ LUIS CELADA | El pasado 15 de enero, tan solo un día después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunciara que África Occidental estaba libre del ébola, las autoridades de Sierra Leona confirmaban que esta enfermedad era la causa de la muerte de una mujer a principios de semana en la ciudad norteña de Magburaka. En un primer momento, “la noticia cayó como un jarro de agua fría, causando sorpresa y temor a que la epidemia del virus comience de nuevo”, relatan a Vida Nueva fuentes consultadas que trabajan sobre el terreno.

Cuando el 7 de noviembre de 2015 el presidente de Sierra Leona, Ernest Bai Koroma, anunció oficialmente que el ébola ya era historia en su país, “toda la sociedad mostró alivio y alegría; se eliminó el estado de emergencia y casi todo empezó a ser normal: convivencia, mercado, negocios, vida ordinaria…”, explican las mismas fuentes, aunque advierten que “se tardará mucho en alcanzar los niveles anteriores a la crisis”.

Las informaciones más recientes indican que hasta la fecha se han identificado 109 personas que estuvieron en contacto con la fallecida, que se dedicaba al pequeño comercio, 30 de ellas en alto riesgo. No obstante, “la situación es diferente a la de hace dos años, cuando no se sabía qué hacer”, admite nuestro interlocutor. “Ahora –añade–, ya existen los protocolos adecuados y ello ha dado a la gente una cierta serenidad”. Todo apunta, sin embargo, a que esta vez, a pesar de la insistencia de los responsables sanitarios, “no se siguieron con precisión”. A su juicio, “el país está libre del ébola como epidemia”. Al menos, ese es su deseo y el de toda la población, lo que “no quiere decir que pueda haber casos aislados”.

No hay tratamiento

Tal posibilidad es altamente probable, porque –según Luis Encinas, experto en ébola de Médicos Sin Fronteras (MSF) y enfermero en Guinea– “el brote del ébola es un caso extremo y evidente de todo lo que puede salir mal cuando nos enfrentamos a una enfermedad cuyo tratamiento desconocemos. Es crucial que se revisen las capacidades para responder de modo adecuado a nuevas alertas”.

Mientras, y aunque “la información oficial no es abundante, las explicaciones que se dan no son precisas, las especulaciones son muchas y hay opiniones/reacciones para todos los gustos”, Sierra Leona, Liberia y Guinea confían en seguir sumando días sin nuevas infecciones.

Tiempo de reconstrucción

Los últimos datos sobre el ébola, difundidos por la OMS el 6 de enero, hablan de 28.637 personas contagiadas y 11.315 fallecidos. Se trata de cifras oficiales, porque todo apunta a que las reales son bastante más elevadas. Bien lo sabe la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, cuyos dos hospitales en la región afectada –el de San José en Monrovia, capital de Liberia, y el de San Juan de Dios en Lunsar, céntrica ciudad de Sierra Leona– atendieron en 2015 a más de 24.000 enfermos, según datos facilitados por la ONGD Juan Ciudad. Ambos centros, establecidos allí desde hace más de medio siglo, tuvieron que ser clausurados durante varios meses en 2014 tras el contagio de algunos de sus trabajadores, entre ellos, los religiosos españoles ya fallecidos Miguel Pajares y Manuel García Viejo. Lo que ahora urge, por tanto, es “reabrir las áreas sanitarias que ya existían y lograr que los hospitales funcionen a pleno rendimiento, tanto en Liberia como en Sierra Leona, lo que implica reformar todas las estructuras que quedaron deterioradas tras las labores de desinfección de la epidemia”, sostiene Ana Meyer, del Departamento de Proyectos de la citada ONGD.

En el nº 2.973 de Vida Nueva

 

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