Editorial

Brújula vaticana para un país estable

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cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano

El secretario de Estado vaticano, cardenal Parolin

EDITORIAL VIDA NUEVA | “Un Ejecutivo que trabaje por los intereses de todos y que efectivamente represente a todo el país”. Es la petición que a través de Vida Nueva realiza Pietro Parolin, secretario de Estado de Su Santidad, al analizar el complejo escenario político español.

En una entrevista a esta revista en la que analiza los desafíos de Francisco y repasa el panorama internacional, solicita a las instituciones españolas que eviten una “ingobernabilidad que no favorece a nadie”. Con esta premisa, evitar unas nuevas elecciones se plantearía como la vía posible en aras de la estabilidad. Lejos de interpretar la fragmentación del voto como la reacción de una sociedad enferma y sin salida, Parolin lo aborda como una “petición implícita de una mayor colaboración”.

Desde ahí, la opción más razonable pasaría por formar un Gobierno de unidad, a través de una gran coalición que garantice estabilidad frente a la incertidumbre y la polarización que conllevaría otra cita con las urnas. Esta advertencia viene reforzada por los avisos lanzados por los indicadores financieros, sensibles ante cualquier atisbo de vacilación que se hace más delicada por la todavía vulnerable situación económica. Un loable ejercicio de responsabilidad política exige dejar a un lado ambiciones personales para primar el bien común, anticipándose a las consecuencias de una hipotética parálisis política que pagarían en primer lugar, sin duda, los más vulnerables: familias, desempleados, inmigrantes…

En esta misma línea de fomentar la cohesión, Parolin se manifiesta ante la encrucijada catalana. El “primer ministro” vaticano se suma a lo manifestado por los demás estados y organismos internacionales: se trata de un asunto interno de España. Desde ahí y llamando a un diálogo “serio, sereno y auténtico”, sí deja claro que cualquier acción debe hacerse desde “el respeto de la legalidad vigente”.

Sin echar mano de la autoridad de la Iglesia en tanto que actor social indispensable y respaldado por una mayoría de españoles, harían bien los líderes políticos en tomar nota de las recomendaciones de la Santa Sede aunque solo fuera por la histórica experiencia como agente internacional especializado en observar, analizar y proponer salidas ante situaciones de incertidumbre y conflictos. Aun más si cabe durante este pontificado, bajo la iniciativa de Francisco, la capacidad ejecutiva de Parolin y el buen hacer de todo el equipo de la Secretaría de Estado en asuntos encallados como la relaciones entre Estados Unidos y Cuba, Israel y Palestina, China…

Escuchar la voz de la Santa Sede en materia institucional equivale a dejarse guiar por una brújula que no pierde el norte, especialmente en tiempos de mudanza.

En el nº 2.972 de Vida Nueva. Del 16 al 22 de enero

 

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