Una mirada a los dones de 2015

Mistral-Bonsai

Hubo catástrofes, malos momentos, corrupción, violencia y muchos males más. Pero también hubo buenas noticias, verdaderos dones que le dan a 2015 una fisonomía amable, la que se recuerda porque fortalece la esperanza.

Se entiende por don “el donativo hecho a alguien por un ser superior, especialmente por Dios”, es la definición del diccionario para la palabra que hemos escogido para identificar los sucesos ocurridos en el 2015 y que constituyeron buenas noticias.

Los identificamos dentro del propósito de Vida Nueva Colombia de encontrar y mirar lo bueno que sucede, como un sustento y estímulo para la esperanza.

Estos son, pues, algunos de los dones recibidos por los colombianos durante el año 2015.

Renovación en las parroquias

La primera portada del año fue dura: un grupo de obispos le dan la espalda al fotógrafo; esa imagen adquiere sentido en el titular: la voz de la oposición en la Iglesia.

Cardenales, obispos y, por supuesto, sacerdotes, le están diciendo NO a la renovación de la Iglesia que promueve el papa Francisco. Es el rechazo de un don que en esa primera edición del año se destaca: El Papa ha propuesto cambios radicales a la estructura económica de las parroquias y contra la tradición del sacerdote que vive de lo que recibe por la administración de los sacramentos y por el culto, “mercenarios en las curias y en las parroquias” los llamó Francisco, contra esa práctica es su propuesta de parroquias pobres sostenidas por la comunidad parroquial. Fue una propuesta que sacudió la pastoral parroquial al recordar que la función de la pastoral es la formación de comunidades vivas y vigorosas, tanto que el sostenimiento del párroco se lograría de modo espontáneo y natural y no sería necesario acudir a tarifas por la administración de los sacramentos.

La propuesta papal fue el primer don del año.

El postconflicto

primer grupo de víctimas participantes en la mesa de La Habana.

primer grupo de víctimas participantes en la mesa de La Habana.

Desde los primeros días del año se habló de postconflicto. Los altibajos de las conversaciones de La Habana influyeron en la opinión pública de tal manera que las preocupaciones de los negociadores conocidas a través de los medios crearon un ambiente de postconflicto: ¿qué pasará después de la firma de los acuerdos con la guerrilla? ¿Comenzará la paz? ¿Será más intensa la responsabilidad de crear las condiciones para una paz efectiva? ¿Y qué pasará con la reconciliación y el perdón? ¿Y qué pasará con las víctimas? ¿Cuál será el lugar de los reinsertados? Son miles de personas que militaron como guerrilleros o autodefensas, que solo conocen el ambiente y la actitud de los guerreros: ¿cuál será la reacción cristiana frente a ellos?

Junto con estas preguntas el tema del postconflicto alentó las reflexiones sobre la paz: ¿es una solución política y de los políticos? ¿O es una actitud cristiana? ¿Será el resultado de los acuerdos entre guerrilla y gobierno? ¿O es un compromiso que la fe muestra como la tarea de construcción de una vida nueva?

Las noticias sobre el proceso, las proclamas alrededor de temas como la justicia que debe aplicárseles a los guerrilleros o sobre la reparación a las víctimas fue en este año un reto y acicate para mantener activa y dispuesta la conciencia de los cristianos hacia sus deberes sociales. Todo un don.

El poder de la política

Francisco durante su visita a Estados Unidos

Francisco durante su visita a Estados Unidos

El acercamiento entre Cuba y Estados Unidos fue una ocasión propicia para poner en evidencia el poder creador de la política buena: la que pone lo público al servicio del desarrollo humano.

La acción del Papa en este suceso demostró una vez más que la fe cristiana no aleja de los problemas políticos que afectan a las personas y a los pueblos y que, por el contrario, adquiere una dimensión política que, con instrumentos propios, incide en la vida política. Si las tres intervenciones papales en Cuba estuvieron movidas por el mismo propósito, este es el mismo que como doctrina social de la Iglesia se manifestó en el Vaticano II, en la encíclica Populorum Progressio, en la voz de los obispos en Medellín, en la preocupación amorosa por el hombre sufriente. Es, según la imagen de Francisco, la Iglesia samaritana que se inclina sobre el herido en un gesto de compasión que cuando se convierte en posición política no invade sino que dignifica la política.

También se proclama en este hecho que la política se enriquece cuando se pone al servicio de los seres humanos, sobre todo si son los que sufren.

El papa Francisco siempre lo supo: lo de Cuba era posible. Como es posible la paz en cualquier lugar del mundo.

La misericordia y la justicia

Tres hechos entre otros muchos fueron manifestación de un don. ¿Qué nombre le pondremos?

Ya se verá después de ver hechos como la decisión del Papa de acortar y simplificar los trámites de separación matrimonial.

Comunión durante la eucaristía: uno de los temas en cuestión frente a los divorciados vueltos a casar.

Comunión durante la eucaristía: uno de los temas en cuestión frente a los divorciados vueltos a casar.

Ajenos al drama personal que representa la obligada convivencia de parejas que no están hechas para la vida en común, los jueces eclesiásticos alargaban los trámites de separación por años enteros que convertían el proceso en una prolongada tortura, costosa, además. Consideraciones pastorales y de misericordia fueron las que fundamentaron la decisión papal que causó tanta alegría como la otra con que el Papa autorizó la absolución para casos de aborto y la comunión para divorciados. Estas decisiones en vísperas de la reunión del sínodo de octubre tuvieron el valor de signos de misericordia para consumo de los padres sinodales.

A través de esas acciones el Papa acercó la pastoral de la Iglesia al ejercicio audaz de la misericordia. Finalizado el año y, tras su gira por África, un periodista le planteó un problema similar al que había resuelto el papa Benedicto XVI en una circunstancia parecida, sobre el uso del condón como medida preventiva contra el sida. La prensa mundial, que en su momento había rechazado la respuesta del papa Ratzinger, ahora entendió que hay una sólida lógica en Francisco, quien otra vez recordó que ante un herido procede y precede a toda otra consideración la curación de la herida. Como decía cinco siglos antes de Cristo un filósofo chino, Mencius, “si ves que un niño cae a un pozo, primero lo rescatas y después piensas”. Dentro de una línea de pensamiento muy similar, el papa Francisco recordó la pregunta capciosa que le hicieron a Jesús: “¿es permitido curar en sábado?” para concluir que lo primero es atender al peligro del sida, de la pobreza, de la injusticia, del hambre, y después, solo después, el asunto del sábado. Va, pues, en serio y no como un asunto coyuntural, la propuesta de una Iglesia samaritana, hecha por Francisco. Todo un don.

¿Un santo de izquierda?

el beato Óscar Romero, arzobispo mártir de San Salvador.

El beato Óscar Romero, arzobispo mártir de San Salvador.

La beatificación de monseñor Óscar Arnulfo Romero puede ser mirada como otro don recibido en este 2015.

Largos años había permanecido inmovilizada su causa en las oficinas de la Congregación para la causa de los santos. Los meticulosos curiales habían caído en un estado de perplejidad: ¿Monseñor Romero había sido víctima del odio político y no del odio de la fe? ¿Lo habían matado acaso bajo la acusación de ser un peligroso comunista? ¿Dónde aparecía el odio de la fe?

Cuando los curiales cayeron en la cuenta de que la de Romero había sido una voz solitaria en favor de los perseguidos y los pobres, comenzó el fin de las perplejidades: hacer causa común con los pobres, humillados, abusados, violentados y excluidos como ceros a la izquierda es la más pura expresión del espíritu de la Iglesia para quien la opción preferencial por los pobres más que un mandato es su razón de ser, y que esa opción ofendía a los poderosos de El Salvador. Así desapareció la primera parte de la dificultad: el asesinato no había sido asunto político; se pretendía silenciar la voz de un defensor de los pobres. Pero eso, ¿era odio a la fe?

Tal fue la última dificultad que debió resolver alguien, o el Espíritu Santo, al hacerles ver que la pobreza, más que asunto social, económico o político, es cuestión teológica porque Jesús se identificó con los pobres y necesitados al insistir: “si a ellos, también a mí me lo hicisteis”.

Con monseñor Romero beatificado y canonizado se abrirá un nuevo camino en los procesos de canonización y en el pensamiento de la Iglesia. La opción por los pobres se liberará de la sospecha de izquierdismo porque será cada vez más claro que es así como Dios y su amor se hacen presentes en el mundo.

Para la Iglesia, para América Latina, esa canonización es todo un don.

El paso de Dios

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Francisco durante su llegada a Bolivia.

Cuando decidimos la carátula del número 122, en el mes de agosto, estábamos registrando otro don de 2015: la visita del papa Francisco a Ecuador, Bolivia y Paraguay, con la frase sobre monseñor Romero, pero aplicada a Francisco: “Con Francisco, Dios pasó por América Latina”.

El acento profético de Francisco dejó una huella similar a la de los profetas bíblicos. Fue inconfundible al urgir el respeto a los pobres y al mostrarlos como los preferidos de Jesús y de la Iglesia, al reclamar el cuidado de la naturaleza en contra del ánimo explotador de las grandes compañías, y en las ocasiones en que se refirió a la familia.

Los profetas fueron incómodos porque su mirada nunca coincidió con la común e imperante. Fue otra manera de ver, la misma de este Papa al recoger la vieja tradición de la Iglesia sobre la familia.

“Ninguna institución reemplaza a la familia, es el hospital más cercano, es la primera escuela para los niños; es el grupo de referencia para los adolescentes, y el mejor asilo para los ancianos”. Lo oían 600.000 personas reunidas en el parque Los Samanes de Guayaquil.

Después, con ese tono, a la vez reflexivo y afectuoso, agregó como consigna: “el mejor de los vinos está en la esperanza de cada persona que se arriesga al amar. En la familia hay que arriesgarse al amor”. Expresiones así son las que dejan huella en la conciencia.

Quizás no tomaron en serio aquella definición que el Papa dio de sí mismo al llegar a Bolivia: “llego como huésped y peregrino para confirmar la fe de los creyentes para que cuantos creemos en Él seamos testigos de su amor”. Como se dijo del beato Óscar Arnulfo Romero, con el papa Francisco Dios pasó esa semana por América Latina y dejó su huella.

El undécimo mandamiento

CIFOR2El 18 de junio en el aula nueva del sínodo fue presentada oficialmente la encíclica Laudato si’, otro de los dones del 2015. El mundo recibió con esta encíclica el llamado a una conversión ecológica. Cuantos la leyeron quedaron impresionados por la profundidad y meticulosidad con la que se trata el problema ecológico, además por sus soluciones concretas y las propuestas para afrontar sus consecuencias. En sus páginas hay material para todos: el científico, el economista, el sociólogo y, por supuesto, para todos los creyentes de la Iglesia. Estas fueron expresiones del representante del Patriarcado ecuménico de Constantinopla Joannis Zizioulas.

A la propuesta papal de una vida austera se agrega la creación de una conciencia solidaria de habitar una casa común. La afortunada expresión de este llamado profético a asumir, en cuanto especie, la misión de conservarla es un mandato de fe para todos los creyentes. Algo así como la institución del undécimo mandamiento de cuidar la casa de todos.

Javier Darío Restrepo

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