¿Qué quedó en limpio tras la clausura del Sínodo 2015?

Asamblea del Sínodo de los obispos

Asamblea del Sínodo de los obispos

Al repasar con mirada de teóloga los sucesos del mundo católico en 2015 lo primero que salta a la vista es el tema de familia como protagonista de documentos, expectativas, discusiones. Y no solo 2015, sino desde la convocatoria del último Sínodo de Obispos, cuya primera etapa fue la III Asamblea General Extraordinaria de octubre de 2014 que se continuó en la XIV Asamblea General Ordinaria que sesionó en Roma entre el 5 y el 24 de octubre de 2015.

Durante todo este tiempo ha habido revuelo en las toldas de la Iglesia Católica. Bueno, revuelo a nivel teológico y de los medios que cubren y comentan la vida de la Iglesia, como Religión Digital, como National Catholic Reporter, como La Croix, como L’Osservatore Romano, como las páginas de Vida Nueva, entre otras publicaciones, que han hecho eco a los trabajos preparatorios del Sínodo, a las opiniones de teólogos y obispos, al desarrollo de las dos sesiones y a sus resultados. No sé, en cambio, si a nivel de católicas y católicos de a pie –que son quienes viven la experiencia de ser pareja y de conformar una familia y a quienes realmente afectan las decisiones de los obispos– se produjo el mismo revuelo, por aquello de que las noticias de Roma, más allá de las intervenciones del Papa, no suelen despertar interés, acostumbradas las parejas a recibir “malas noticias” en lugar de la buena noticia –es lo que significa la palabra evangelio– de que su amor participa del amor con que Dios ama y por eso es fiel, y es fecundo, y no se acaba.

Pero volvamos al Sínodo, ¿qué quedó en limpio al concluirse las sesiones de la última etapa?, ¿en qué quedaron temas candentes, como la comunión de divorciados vueltos a casar? Las noticias registraron la participación de 270 obispos y 60 auditores sin derecho a voto, de los cuales 32 eran mujeres. Informaron acerca de discusiones y desacuerdos en el aula sinodal y en los círculos menores. También reseñaron enfrentamiento entre partidarios de defender la doctrina y amigos de acoger pastoralmente a las parejas, protestas de un grupo de cardenales, críticas al papa Francisco y sus intervenciones siempre movidas por su intención de hacer de la Iglesia “casa de misericordia y hospital de campaña”. Y publicaron las 94 proposiciones finales que le fueron entregadas al Papa el último día y con las cuales, según la costumbre, va a escribir o está escribiendo la exhortación apostólica postsinodal que es el resultado final de un Sínodo.

¿Qué quedó, finalmente, en limpio respecto a la comunión de los divorciados vueltos a casar? Por una parte, que las decisiones quedaron en manos de los obispos, lo cual responde a la descentralización del poder –prefiero hablar de autoridad– que el papa Francisco se propone desde su visión de la sinodalidad. Por otra parte, que al haber recordado la doctrina del fuero interno, como capacidad de las personas para decidir en conciencia, y resaltar necesidad de discernimiento y de acompañamiento pastoral, responden a lo que en la práctica creo que hacen las parejas, dejándose guiar por la conciencia y consultando a un padre que comprenda su fracaso, que acompañe su dolor, que oriente su decisión.

Y queda pendiente la exhortación apostólica postsinodal. El Papa tiene la última palabra en este debate y de ella se espera que sea una palabra de misericordia de parte de una Iglesia samaritana que se aproxima a las personas heridas por el fracaso en su relación de pareja. Que así sea.

Isabel Corpas de Posada

Teóloga

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