El cardenal Ricardo Blázquez tras el 20-D: “Si nos fragmentamos, perderemos todos”

El presidente de la CEE concede una entrevista en exclusiva a ‘Vida Nueva’ tras las elecciones generales

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JOSÉ BELTRÁN, director de Vida Nueva | Solo han pasado unas horas desde que se ha hecho el recuento de todos los votos de los colegios electorales y el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Ricardo Blázquez, conversa con Vida Nueva. Con la serenidad y templanza que acostumbra, el cardenal arzobispo de Valladolid reflexiona sobre los retos más inmediatos a los que se enfrenta el país, desde la incertidumbre de no conocer quién será el próximo presidente del Gobierno. Ni un mensaje combativo. Tampoco decepción o desconfianza en sus palabras o en su tono. Consciente de que los comicios han dejado un escenario que calificad de “delicado”, invita a todos, desde los políticos a los cristianos de a pie, a buscar el punto de encuentro en aras del bien común.

PREGUNTA.- A la luz de los resultados, ¿qué sensación le dejan estas elecciones generales?

RESPUESTA.- Al escuchar los resultados finales y al ver que los ecos que nos habían anunciado las encuestas sociológicas se han cumplido, me quedó una primera sensación: estamos ante una situación delicada, una situación realmente nueva. Esto lleva consigo un alto grado de incertidumbre. Confío en que todos estaremos a la altura de la situación. Estoy seguro de que primará la generosidad sobre la mezquindad. Confío en que de esta situación, como otras delicadas que hemos pasado, podremos salir uniendo las manos, el corazón y la esperanza unos y otros.

P.- Esta novedad de la que habla se traduce en un escenario sociopolítico sin mayorías absolutas que exige acuerdos. Ante esto, se puede mirar esta realidad desde el pesimismo de la imposibilidad de tener un Gobierno o con una mirada optimista de una nueva forma de legislar desde los acuerdos puntuales. ¿Hacia dónde ve que se inclina la balanza?

R.- Nos inclinaremos todos hacia una solución concertada. Esto es lo que deseo. Una vez que se sosieguen los ánimos y se analicen pormenorizadamente los resultados, con unas interpretaciones que se extralimiten de lo que realmente son y de lo que nos dicen, creo que se va a imponer que todos juntos miremos al futuro con el esfuerzo de la esperanza. Es la hora de las grandes perspectivas de futuro, no es la hora de fragmentarnos en diversas opciones. Hay que tener en cuenta la situación del entorno europeo y mundial, así como los problemas que tenemos todavía por delante en nuestro país, que son duros, con una crisis que ha gravitado sobre determinados colectivos de forma muy pesada.

P.- Menciona la palabra temor. La presencia de formaciones emergentes con un dicurso diferente puede generar, fuera y dentro de la Iglesia, cierto miedo, sensación de amenaza… ¿Son temores reales o infundados? ¿Cómo enfrentarlo?

R.- Como Iglesia, estamos dispuestos a colaborar en todo lo que podamos. Así venimos haciéndolo desde hace tiempo. Al terminar la peregrinación que hicimos como Conferencia Episcopal para concluir el V Centenario del nacimiento de santa Teresa, desde Ávila hicimos público el documento Iglesia, servidora de los pobres.  La Iglesia quiere seguir trabajando en esta línea y, desde ahí, tenemos una tarea bien importante: favorecer la voluntad de consenso. No cultivemos lo contrario. Favoreciendo el concierto y la búsqueda del diálogo podemos dar una respuesta a la sociedad. Unidos podemos afrontar el futuro. Fragmentados, nos perdemos todos. No tendríamos la capacidad para responder a la altura de las exigencias, y también nos pedirían cuentas las generaciones que van llegando. Afrontemos este momento delicado con esta conciencia. Favoreciendo el consenso, confío en que podamos salir de esta situación. Así, una abstención en un momento oportuno es una forma preciosa de colaboración.

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