Daniel Sturla: “El Papa, que es Pedro, es el centro de unidad”

Cardenal arzobispo de Montevideo

Que el clima de la discusión entre obispos se da, principalmente en un clima fraterno –sin perjuicio de alguno que lo vive como un confrontamiento político–, que Francisco con el ejemplo predica la forma de liderazgo que pretende de la jerarquía eclesiástica y el impacto de ver la universalidad de la Iglesia puesta en práctica, son algunas de las cosas que destacó el cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo, sobre su primera experiencia en un sínodo.


Al hablar de las conclusiones, no titubió en afirmar que no existe contradicción entre verdad y misericordia, ya que Jesús encarnó a ambas y eso nos permite “superar todas las posibles tensiones”. Por ello concordó que el modo de Cristo en el Evangelio es “lo más práctico que hay”, ya que se juega en el caso a caso.

Después de 36 años, Uruguay ha vuelto a tener un cardenal, desde que el papa Francisco le asignó esta responsabilidad el 14 de febrero pasado. El único uruguayo que había recibido esta distinción antes fue el capuchino Antonio María Barbieri, que había sido creado como tal en 1958 por el papa Juan XXIII.

Sturla estudió primero en un colegio de los maristas y luego concluyó su educación media en un preuniversitario de los salesianos. Pero también participó de un grupo misionero de los jesuitas, llamado Horneros, que resultó siendo clave en el proceso de su vocación religiosa. Hasta el día de hoy, Sturla tiene siempre en su oficina un nido de este laborioso pájaro oriental para recordar estas primeras experiencias de acercamiento a la pobreza. Incluso, esta ave forma parte de su escudo episcopal junto con la cruz y la fortaleza del Cerro de Montevideo.

En 1979, el mismo año en que muere Barbieri, con 20 años de edad Sturla ingresa entra a la Congregación Salesiana. Hoy, a sus 56, lleva 22 años de sacerdote y cuatro de obispo de Montevideo, auxiliar primero, y titular desde febrero de 2014. Antes de pasar a formar parte de la jerarquía eclesial había sido provincial salesiano para el Uruguay. Actualmente es miembro del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización y de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. En febrero de este año fue creado Cardenal por el papa Francisco con quien, casualmente, comparte un apellido, ya que su abuelo materno se llamaba Francisco Sívori Sturla.

Este año Sturla participó en su primer Sínodo de obispos, que fue uno particularmente mediático y discutido por tratar un tema tan transversal a todos los fieles como lo es la familia. Cómo vivió esta experiencia, cuál es el tono de la discusión y qué impresión se lleva al haber visto de cerca cómo el sucesor de Pedro gobierna a su Iglesia son algunas de las cosas que contó en esta entrevista exclusiva para Vida Nueva.

¿Cómo vivió a nivel personal esta experiencia?

La viví como un gran aprendizaje. Era la primera vez y, de verdad, uno aprende mucho… me sentí muy discípulo. Tanto desde cómo se encara una reunión de este tipo entre obispos (una experiencia similar la tuve en los Capítulos Generales de la Congregación Salesiana), a cómo uno aprende de hermanos mayores que tienen una gran sabiduría, una gran experiencia, un gran amor a la Iglesia. También fue muy importante ver cómo en la Iglesia el centro de unidad, que es Pedro, el Papa, está muy presente para todos, más allá de las diversas tendencias que unos y otros puedan tener.

¿Qué le aportó este Sínodo como pastor?

Primero, el sentido de universalidad de la Iglesia, que uno lo vive fuertemente. Siendo pastor de una Iglesia local, al mismo tiempo es obispo de la Iglesia católica, ver ese sentido católico de la Iglesia fue muy importante.

Por otro lado, escuchar las distintas sensibilidades que hay en la Iglesia a uno le hace bien, le amplía la mirada, comprende entonces que algunas de las cosas que por ahí resuenan con más fuerza, resuenan con más fuerza en un lugar, pero no necesariamente en otro. También porque en el Sínodo había familias, había matrimonios, y fue muy interesante ver la interacción entre pastores y matrimonios en un acontecimiento eclesial. Y uno siente también fuertemente las necesidades de la Iglesia allí donde está más sufre, concretamente escuchar a los pastores de las Iglesias del Medio Oriente fue un “sacudón” para la conciencia de uno como pastor, pensar que hay hermanos cristianos que están sufriendo por la fe.


¿Cuán significativo es el hecho de que el Sínodo de la Familia, en sus dos instancias, haya tenido este nivel de apertura a la sociedad haciendo públicos el material y las discusiones?

Creo que uno de los elementos que el papa Francisco subraya es la transparencia en diversos sentidos, y uno de los elementos de la transparencia tiene que ser la comunicación que se da cuando hay acontecimientos eclesiales como el Sínodo de los obispos. Entonces, el que haya una comunicación fluida, que la prensa tenga pronto aquello que se habló y que haya una conferencia de prensa cada día, todo lo que sea comunicar lo más directa y transparentemente posible me parece que construye a la Iglesia y hace bien a todos. Obviamente, como en toda sociedad, la Iglesia también tiene que tener momentos de reflexionar más para adentro, pero creo que una cosa no contradice a la otra, sino que la complementa.

 

Fraternidad ante todo

¿Hay realmente sectores de la Iglesia que se confrontan entre sí como si fueran partidos políticos?

Se discute y se confronta, pero yo siempre vi esa fraternidad, sobre todo dada por el sentido de filiación hacia el papa. Hay un sentido de unidad basado en la figura de Pedro, eso hace que más allá de las confrontaciones, se acepta aquello que concluye Pedro y que Pedro define. Eso no quita que, obviamente, en una sociedad tan grande como la Iglesia hayan algunas personas que tengan ese espíritu más de partido político que de comunidad fraterna, pero entiendo que son los menos y lo que prima es esa otra sensibilidad de discutir como hermanos, pero cada uno defendiendo con ardor la propia postura.

¿Qué particularidades de Francisco considera que fueron relevantes en el desarrollo y el resultado de este acontecimiento?

Creo que fue dado sobre todo en las palabras que el Papa dijo al principio del Sínodo: hablar con audacia y con parresía, y escuchar con humildad. Y eso es lo que hace el Papa, habla con mucho coraje, pero también escucha, y eso mismo lo transmitió al Sínodo.

¿Cómo cree que debe encararse la tensión entre la fidelidad a la verdad y la misericordia que ha atravesado toda la discusión?

Entiendo que esta tensión tal como está planteada no es así en la vida cristiana, porque Jesús es la Verdad y Jesús es el rostro de la misericordia del Padre. Entonces, yo entiendo que tratar de llenarnos de Evangelio, de transparentar el Evangelio en nuestra vida, es lo que hace superar todas las posibles tensiones. En Jesús, en el Evangelio, nosotros encontramos lo más práctico que hay, que es la respuesta a cada situación, a cada persona.

MARTÍN DE SALTERAIN

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