CHILE: Conmemoran 50 años de Gaudium et Spes

En una jornada sobre Pensamiento Social de la Iglesia culminó reflexión realizada en distintos países.

A fines de noviembre, en Punta de Tralca, tuvo lugar la Jornada Latinoamericana de Pensamiento Social de la Iglesia con la que culminó un proceso que incluyó cinco talleres, realizados en diferente ciudades: en Quito el tema abordado fue el Trabajo; en Lima, la Política; en Montevideo, el Medioambiente; en Ciudad de México, los Derechos Humanos, y en Tegucigalpa, Iglesia, cultura y sociedad.

Fue organizado por la Red Latinoamericana y Caribeña de Pensamiento Social de la Iglesia (Redlapsi) que integran 19 organismos de diversos países y que preside Rosana Manzini. El papa Francisco, en audiencia con su comisión directiva en marzo pasado, les pidió abordar los temas Trabajo y Juventud. Acogieron la tarea con el proyecto de conmemoración de los 50 años de la constitución pastoral Gaudium et Spes para lo cual la Vicaría de Pastoral Social-Caritas de Santiago actuó como gestora de los talleres colaborando con los centros asociados a la red en cada país.

La Jornada en Chile se inició con el testimonio del jesuita Juan Ochagavía, quien participó como perito en el Concilio. Fue seguido por exposiciones que presentaron los resultados de la reflexión en los cinco talleres. Dos conferencias aportaron los principales contenidos: Pensamiento social de la Iglesia. Expresión de la verdad de Cristo en la sociedad, a cargo del jesuita Sergio Bernal Restrepo, decano emérito de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Gregoriana y actual integrante del equipo directivo de la Universidad Javeriana, en Bogotá; y Un vistazo a Latinoamérica desde la mirada de un creyente, a cargo de Alberto Barlocci, abogado y periodista de la revista Ciudad Nueva, en Buenos Aires, e integrante del Observatorio Latinoamericano de Finanzas de la Universidad Alberto Hurtado, en Santiago.

Luego se presentaron en salas paralelas 12 experiencias paradigmáticas de encarnación del pensamiento social de la Iglesia en la vida de la sociedad, referidas a temas de frontera que muestran cómo este pensamiento social es capaz de inspirar tareas nuevas para abordar desafíos inéditos, como el fenómeno masivo de la migración, los problemas del medioambiente, entre otros.

 

Documento insignia

Aludiendo al valor inspirador de la constitución conciliar, Sergio Bernal expresó: “la Gaudium et Spes es el documento insignia, si podemos usar el término, en toda la historia del pensamiento social de la Iglesia, por estar respaldado por la autoridad de un Concilio Ecuménico. El Concilio Vaticano II redescubrió la vocación de la Iglesia de servicio a la humanidad con la cual comparte la historia. Y una de la formas excelentes de servicio es, precisamente, la búsqueda de respuestas a los grandes interrogantes que se pone la humanidad”.

Para Guillermo Sandoval, de la Vicaría de Pastoral Social-Caritas de Santiago, quien tuvo a su cargo la coordinación del proceso en el continente, hay algunos desafíos inevitables para el pensamiento social de la Iglesia. Uno de ellos es “repensar la organización del trabajo que está transitando desde una forma dada por la revolución industrial que luego del fordismo pasa por el sistema automatizado, hasta el trabajo digital, y ciertamente la relación trabajador/empleador cambia afectando nuestro planteamiento frente a los derechos del trabajador y la defensa de esos derechos”.

Otro tema es la migración que demanda “tener una manera de acoger a los trabajadores que buscan mejores destinos, apoyada desde la Iglesia. Contribuir a superar el racismo, la xenofobia, la discriminación”, indicó Sandoval. Y agregó: “hay otros planteamientos que llevan a pensar cómo modificar el modelo económico que nos ha transformado culturalmente: somos más egoístas, sin tejido social, individualistas”.

 

Constitución pastoral

Estos nuevos temas complementan los cinco grandes desafíos abordados por la Gaudium et Spes: dignidad del matrimonio y de la familia; el sano fomento del progreso cultural; la vida económico-social; la vida en la comunidad política; y el fomento de la paz y la promoción de la comunidad de los pueblos.

Sin duda, este es uno de los grandes aportes del Concilio Vaticano II. Aprobada por los padres conciliares el 7 de diciembre de 1965 con 2.309 votos a favor, 75 en contra y 7 anulados y, ese mismo día, promulgada por Paulo VI, siendo la única constitución que tiene carácter “pastoral” ya que trata sobre “la Iglesia en el mundo contemporáneo”. Con ella se abre una nueva mirada y una nueva relación entre la Iglesia y el mundo, tal como lo expresa Gaudium et Spes en sus primeras líneas: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón”.

ROBERTO URBINA AVENDAÑO

 

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