BOLIVIA: Una vida “plenamente gastada”

“Perdemos un padre, un pastor y amigo, pero ganamos un intercesor ante el Padre Celestial”. Así se expresaba la Arquidiócesis de Santa Cruz de la Sierra al anunciarle a sus fieles el fallecimiento del muy querido cardenal Julio Terrazas. “Nos embarga el dolor de su partida, porque deja un vacío profundo en todos nosotros, pero damos gracias y alabamos a Dios porque, como servidor de todos, nos ha guiado en nuestra vida de Fe y ha gastado su vida entregándola al servicio de todos especialmente de los pobres”, se remarcó.

A su vez, el comunicado de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) se dirigía a él en primera persona y le hacía una última solicitud: “Querido Cardenal Julio, continúa acompañándonos desde la vida nueva de los bienaventurados”, se le pedía con cariño.“Nos deja la sensación de una misión plenamente cumplida y de una vida sacerdotal plenamente gastada, como la de Cristo, al servicio de sus hermanos”, se afirmó también.

Promotor de solidaridad

Terrazas ordenado en 1962 y en 1978 es designado como obispo auxiliar de La Paz. Hace 14 años fue creado Cardenal por el papa Juan Pablo II. En su recorrido como pastor de la Iglesia boliviana, le tocó desempeñar diferentes roles en diferentes lugares. El libro Servidor de todos –que habla sobre él y del cual la arquidiócesis publicó varios fragmentos en su sitio web como parte de su homenaje al prelado– se describen algunos de estos períodos.

En La Paz, “fueron años difíciles, de dictaduras, enfrentamientos sociales, golpes de estado y muchas muertes en la sociedad y también en la Iglesia. Era urgente alzar la voz por la defensa de la vida y de los derechos de las personas. Había demasiada opresión y sufrimiento y demasiada pobreza que clamaba al cielo. Por aquellos días, los mineros se alzaron en Huanuni y allí se hizo presente el Obispo Julio para escuchar, serenar los ánimos y las rabias de los hombres del socavón, esa raza de bronce que tanto ha aportado al país (…) Las dependencias de Mons. Julio en el Seminario San Jerónimo eran refugio, amparo, lugar de encuentro y oración”, se cuenta en una de estas publicaciones. Luego fue destinado a Oruro en 1982 y volvió a Santa Cruz de la Sierra como su titular en 1991.

Entre las responsabilidades que le fueron apuntadas estuvieron presidir la CEB entre 1985 y 1991, y nuevamente entre 1997 y 2012, además de hacer lo mismo en el Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM y en la Iglesia Universal. Fue miembro del Pontificio Consejo para Laicos y de la Pontificia Comisión para América Latina, participó en las conferencias del episcopado latinoamericano de Santo Domingo (1992) –especialmente desde la redacción sobre la cuestión de la promoción humana– y Aparecida (2007), como también de los Cónclaves que eligieron a Juan Pablo II y a Francisco como sucesores de Pedro.

Al cumplir los 75 años de edad, como es de orden, presentó su renuncia ante Benedicto XVI, y dos años después esta fue aceptada por Francisco. Falleció este mes luego de una larga y dolorosa enfermedad renal, agravada por una infección pulmonar. Durante este período recibió innumerables cartas de fieles, y fraternales visitas. Además de enviarle uno de los últimos mensajes de solidaridad y expresión de cercanía, el papa Francisco decidió quedarse en su casa cuando visitó Bolivia a mediados de año.

Entre la enorme cantidad de saludos y manifestaciones de respeto con motivo de su defunción, se encontró también el del presidente Evo Morales, quien afirmó recibir la noticia con “profundo dolor”. Luego los rituales de las exequias y de la oportunidad de que los fieles se acercaran a manifestar su dolor y su respeto, sus restos fueron inhumados en la Catedral de Santa Cruz de la Sierra junto a los de sus predecesores.

R.P. SANTA CRUZ DE LA SIERRA

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