La verdad en el fondo

El fenómeno del “niño” se ha convertido en bandera que sirve a las intenciones camufladas de las empresas de servicios públicos para justificar el alza en los precios del agua y de la luz. Los medios de comunicación hacen predicciones meteorológicas que han sido tantas veces desmentidas por la presencia de las lluvias de día o de noche en casi todas las regiones de Colombia. Pero “el niño” sigue siendo argumento y se proyectan sus efectos con una casi alegrona prospectiva fatalista, hasta mediados del 2016. Estamos ante un “niño” que justifica estrujar los bolsillos de los pobres, primeras víctimas de las alzas que harán impagable servicios de primera necesidad a tantos hogares que viven del miserable salario mínimo.

La fragilidad de los niños puede ser utilizada para manipular y ocultar intereses, no otra cosa develan los relatos de la infancia de Jesús en la descarada afirmación de Herodes de pedir a los sabios de oriente que le avisaran dónde lo encontraron para ir él también a rendirle homenaje. Algo semejante a los argumentos que se esgrimen acerca de la protección de los derechos de los niños, para promulgar leyes de dudosa ortografía, que no expresan las reales intenciones e intereses de fondo.

Ante la descarada manera de camuflar evidencias y subastar mentiras, desde el pesebre de Belén se nos sigue invitando a reconocer en todo niño abandonado, desplazado, marginado, el rostro divino del Hijo del Padre, llamando a quienes creen en Él a no claudicar en la lucha por el triunfo de la verdad y la justicia, a no temer seguir siendo de los hombres y mujeres de buena voluntad, que buscan la verdad más allá de las mentiras evidentes. Eso es Navidad y no tanto exceso de bombillos y festones.

Ignacio Madera Vargas, SDS

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