Parábola del trigo y la cizaña

Refugiados-trigo-limpio

JOSÉ LUIS PINILLA MARTÍN, SJ. Director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones | Lo acaba de remarcar la voz eclesial común del portavoz y secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José María Gil Tamayo: ante la crisis de refugiados, no se debe confundir terroristas con refugiados ni “refugiados con delincuentes”. La figura del refugiado es una conquista de los derechos humanos y no podemos contagiarla con cuestiones delictivas o generalizarla por algún caso particular. La figura del refugiado “tiene un estatus jurídico, que responde a una conquista de los derechos humanos”.

No dejan de llegarnos informaciones sobre la posibilidad de que, entre los miles de refugiados procedentes de Siria que acogerá Europa, accedan cientos y hasta miles de terroristas del siniestro Estado Islámico, la oscura organización muy próxima a la red de Al Qaeda, surgida –¡no lo olvidemos!– como consecuencia de la invasión de Irak en 2003. Sobre todo, una vez sabido que han sido robados en Siria casi mil quinientos pasaportes originales en blanco que pueden ser usados con ese fin. Incluso que uno de esos pudo haber sido utilizado por uno de los ocho asesinos que perpetraron la masacre del pasado 13 de noviembre en París.

¿Y qué pasa con los otros siete?, me pregunto. Dicen que eran belgas, franceses, etc. Y no olvidemos que, según el último estudio del Real Instituto Elcano, cerca del 45% de los yihadistas detenidos en España desde 2013 eran españoles. No creo que fueran de los que vienen en pateras o andando por tantos países europeos a Grecia, Italia, Turquía, España, o que traspasaran la vallas de espinas y concertinas en Hungría, Austria, Melilla, etc. Por cierto, lo que más preocupa a la Policía ahora es la vuelta de los 140 ¡españoles! que combaten con el Daesh en Siria, Irán e Irak.

Es preocupante el lenguaje utilizado que demoniza a los refugiados como grupo. Y muy peligroso porque contribuye al miedo y a la xenofobia. Los problemas de seguridad en Europa son muy complejos y los refugiados no deben ser convertidos en chivos expiatorios ni víctimas secundarias de esos trágicos sucesos. No hay que dar marcha atrás al asilo a los refugiados que huyen de Siria debido a los atentados en París. Porque la seguridad de las sociedades y la integridad del sistema de asilo en Europa no son incompatibles.

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En el nº 2.966 de Vida Nueva

 

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