El Evangelio de la ternura

Julia García Monge Secretaria general de CONFER JULIA GARCÍA MONGE  | Secretaria general de CONFER

Hace unos años leí un libro de Carlo Rocchetta: Teología de la ternura.

Un “evangelio” por descubrir. Me quedaron resonando durante mucho tiempo algunas de sus ideas: ser Iglesia de la ternura, amante, misericordiosa, atenta a las necesidades del hombre, que se acerca a todos y a cada uno con el corazón de Dios, haciéndose “compañía” de la humanidad y, en particular, de la que sufre. El autor considera que no es un exceso teológico decir que la ternura teologal se sitúa como centro del Evangelio proclamado por la Iglesia y constituye la regla de su vida y su praxis. Una ternura que es compasión activa, dinámica, generosa, creativa, como la del Buen Samaritano, imagen de Cristo y de la ternura de los creyentes.

El Evangelio de la ternura, norma normans de la Iglesia, expresa esa verdad esencial: Jesús no revela un Dios de violencia, sino de ternura, el rostro de un Amor que perdona y reconcilia consigo, que se entrega por amor, que se hace don, acogida, abrazo, aceptando el rechazo y la muerte para que todos puedan gozar de los dones de la Pascua.

CONFER celebra su XXII Asamblea General bajo el lema “Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve” (Lc 22, 27). Una mirada a la identidad del servicio de la autoridad en la vida religiosa que ha de ser ejercido estrenando cada día la ternura del Evangelio. Porque solo quienes la ejercen con los ojos fijos en su Señor y se arrodillan a los pies de los hermanos, serán hombres y mujeres con el corazón de Dios, capaces de mirarles con ojos misericordiosos y guiarles para buscar juntos el querer de Dios.

Servir con amor y ternura, con verdad y humildad, es el camino que la comunidad de discípulos ha de recorrer si quiere ser reconocida por el Maestro y por quienes la contemplen. La Iglesia que surge de la cruz es una “comunidad de la ternura de Dios”, y quienes ejercen la autoridad están llamados a hacerlo con todos. Solo una autoridad que está entre nosotros como el que sirve será una autoridad que ha descubierto y vive el Evangelio de la ternura, el Evangelio de Jesús, una autoridad generadora de comunión y que confirma a sus hermanos en la misión apostólica recibida.

En el nº 2.964 de Vida Nueva

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