Tiempo para la Creación

Desde hace varios años, el Consejo Mundial de Iglesias propuso un “tiempo para la Creación” entre septiembre y octubre. 2015 estuvo marcado por un inicio del año Ortodoxo que coincidió de manera histórica con la decisión del papa Francisco de unirse a la iniciativa del Patriarca Bartolomé y así celebrar juntos una Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación.

Recientemente se hablado de la paz, de la Biblia, de migrantes, de amor y de amistad, de justicia climática. ¿Qué hay de común en estas fiestas? La “ecología integral” nos permite articular estas diversas facetas de la vida humana, de tal forma que la Biblia no sea ajena al cambio climático, y los desplazados y deportados no sean algo aparte a los saludos por la paz. El Tiempo para la Creación implica interacción e integración.

Sabemos que Dios “bien dice” a través de su obra. Sin embargo, los síntomas en nuestra casa común ponen en evidencia la raíz de pecado en el corazón humano (LS, 2) que lleva a valorar lo creado solo por su utilidad inmediata (LS, 5). Tal mentalidad origina la cultura del descarte.

Ya lo decía Eduardo Galeano: “Estamos en plena cultura del envase. El contrato de matrimonio importa más que el amor, el funeral más que el muerto, la ropa más que el cuerpo y la misa más que Dios”. Es tiempo de denunciar un sistema que idolatra al capital a través del monopolio tecno-económico. Es tiempo para valorar el potencial humano, sus logros e iniciativas. Tiempo para renovar la fe en la acción de Dios en la historia. Si pudo crear el universo de la nada, puede también intervenir en este mundo y vencer cualquier forma de mal. La injusticia no es invencible (LS, 74). Es tiempo de creer para ver. Tiempo de crear y cuidar. Tiempo para amar.

Alirio Cáceres Aguirre

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