Morir matando

Uno habla sobre el Papa en los corrillos de la familia, de los amigos, de la gente de a pie… la conversación arranca siempre desde los gestos, su facilidad para conectar y su liderazgo mundial. Pero la opinión pública de a pie no se detienen ahí. Saben que la reforma que cocina utiliza ingredientes nuevos y una receta diferente. Y no les es ajeno que ante tantos cambios, algunos quieran abusar del pimentón o de la sal, porque no les convence el nuevo menú del Papa que incluye la misericordia, el servicio y la transparencia como platos principales. Por eso, aquellos que estaban acostumbrados a andar entre fogones hasta ahora se cuelan entre las ollas para intentar echar arsénico. Y no por compasión.

Es entonces, cuando alguien dice: “Acabarán envenenando a Francisco, para intentar frenar su revolución”. Ya no es tiempo de apuntarle directamente con bala o con unas dosis diluidas. En la era mediática en la que vivimos, la técnica es otra. Me lo decía el otro día en un almuerzo al que tengo gran estima: “No quieren matar al líder, quieren matar su credibilidad”. De ahí las cartas filtradas, los tumores cerebrales inventados y las finanzas descubiertas. Dos libros salen a la luz, labrados con más o menos éticas, pero con datos ciertos. Las millonarias cantidades para subir a los altares a hombres y mujeres que dieron la vida por los pobres. El dinero de las cuentas para los pobres, dedicado a cubrir la corrupción de otros.

Le pasó a Benedicto XVI. Cuando tiró de la manta de los abusos sexuales, se multiplicaron las denuncias. Se levantó la alfombra y se descubrieron las vergüenzas. Hubo quien aprovechó para echárselas encima, aunque él fuera precisamente quien nada de culpa tenía y sí todo el mérito de atajarlo. Con Francisco se repite el menú. Afortunadamente, fue pinche antes que chef. Sabe cómo se manejan quienes sólo tienen como único objetivo sobrevivir a toda costa, aunque hayan sobrepasado su fecha de caducidad. Esto no quita que en algún momento alguno aproveche para colarle algún alimento informativo en mal estado. Aquellos que sólo buscan matar en vida. Y morir matando.

José Beltrán. Director de Vida Nueva España

Compartir