‘Truman’: reencuentros

'Truman',  fotograma de la película

J. L. CELADA | Dos viejos amigos y un perro ya mayor. Es todo cuanto necesita Cesc Gay para acometer esta historia de reencuentros (el de la pareja protagonista y el del propio realizador catalán con sus incondicionales) y despedidas, con la muerte como incómoda invitada a la cita. La fiel mascota que da título a esta cinta es la única compañía de un actor con cáncer (Ricardo Darín) que se dispone a arrojar la toalla tras un año de lucha contra la enfermedad. Decisión que conoceremos a la llegada de su amigo del alma (Javier Cámara) desde la lejana Canadá.

La contrastada habilidad del director de En la ciudad (2003) o Una pistola en cada mano (2012) para hablar de las inquietudes humanas –no importan la edad ni el estado–, unida al extraordinario ejercicio de contención de dos actores que agotan los calificativos –no así sus recursos frente a la cámara–, nos regala un viaje de cuatro días por los escenarios físicos (la casa, el barrio, las consultas del médico y el veterinario, el teatro, el tanatorio…) y emocionales (dudas, temores, reproches y aprendizajes varios) que transita una vida en el ocaso de sus días.

Dotado de una sensibilidad exquisita para desnudar las fragilidades y miserias de nuestra condición sin resultar obsceno ni afectado, Gay entona un bello canto a la amistad: la que nunca pide nada a cambio, la que no trata de convencer, la que acompaña y consuela incluso con su silencio… Sobre todo, cuando los demás “huelen a muerto”, se asustan y no saben qué decir. Circunstancia que Truman retrata con dolorosa verdad y bastante humor negro. También las sorpresas que todavía puede depararnos la vida mientras se aguarda su desenlace.

Claro que la cinta no se queda en la superficie de los encuentros/desencuentros casuales con personajes testimoniales (aunque ya quisieran para sí muchos cineastas esta nómina de “secundarios”); ni siquiera en la cara más amable y a ratos irónica de la relación entre ambos colegas. Son tantos los matices que introduce sutilmente el guión, que hasta las evidencias más frecuentes en estas situaciones (eso de que “todos hacemos lo que podemos” o de que “nadie tiene la culpa de nada”) adquieren una hondura ciertamente conmovedora.

Y, en esa batalla contra la muerte o en busca de argumentos para seguir viviendo, afloran gestos (abrazos callados que encogen el corazón) y momentos inolvidables, donde conviven la valentía y el miedo, el descreimiento y la fe… A fin de cuentas, cada uno se muere como puede.

El pulso narrativo de Gay, alejado de cualquier tentación sensiblera, y la química que desprende su dúo de intérpretes hacen de Truman la mejor película española de este 2015 que toca a su fin. Un año en el que han estrenado Alejandro Amenábar, Fernando León de Aranoa, Álex de la Iglesia… ¿Cuándo entenderemos de una vez por todas que en nuestro cine hay vida, mucha vida, más allá de estos y otros apellidos ilustres como Almódovar, Trueba o Coixet?

 

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Truman.

DIRECCIÓN:Cesc Gay.

GUIÓN:Thomas Tomàs Aragay y Cesc Gay.

FOTOGRAFÍA: Andreu Rebés.

MÚSICA: Nico Cota y Toti Soler.

PRODUCCIÓN: Diego Dubcovsky.

INTÉRPRETES: icardo Darín, Javier Cámara, Dolores Fonzi, Eduard Fernández, Àlex Brendemühl, Pedro Casablanc, José Luis Gómez, Javier Gutiérrez, Elvira Mínguez, Oriol Pla, Nathalie Poza, Ágata Roca, Susi Sánchez, Francesc Orella, Silvia Abascal.

En el nº 2.963 de Vida Nueva

Compartir