Luis Francisco Ladaria: “La oración es tiempo ganado”

Luis Francisco Ladaria, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe

Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe

Luis Francisco Ladaria, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe

Entrevista a Luis F. Ladaria [extracto]

JOSÉ BELTRÁN | “La oración no es un contrato donde el 80% lo pone Dios y el 20% nosotros. O a la inversa”. No hay juicio ni carga doctrinal en sus palabras, como alguien podría esperar del secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Sí prudencia. Y una sonrisa prácticamente permanente cuando deja a un lado el micrófono desde el que pronunció la conferencia de clausura del congreso anual de la Fundación vaticana Joseph Ratzinger, que se celebró por primera vez en España, los días 28 y 29 de octubre en la Universidad Francisco de Vitoria, en Madrid. Como en la oración, quedan fuera del diálogo con Luis Francisco Ladaria los ruidos de lo cotidiano, las polémicas que pasan sobre su mesa y las que se avistan desde su despacho en Roma.

PREGUNTA.- Cuando uno decide orar, corre dos riesgos: encontrarse a sí mismo o a Dios…

RESPUESTA.- Encontrar a Dios no es un peligro. ¿Cómo discernirlo? Nos buscamos a nosotros mismos cuando de la oración solo nace el deseo de comodidad, cuando no nos invita a trabajar por el bien del prójimo… La oración es un diálogo, no un monólogo.

P.- ¿Meditar es orar?

R.- La meditación es una forma de oración, pero hay meditaciones que no son formas de oración, al menos cristiana. Puedo meditar sobre los acontecimientos del mundo y sobre lo que me pasa en un momento determinado. Todo esto se convierte en oración cuando yo, verdaderamente, aquello que me preocupa y me inquieta lo pongo delante de Dios, se lo presento y escucho su Palabra y su voz interior en mí. Confrontarme con la Palabra de Dios es una meditación que es oración.

P.- Demos un paso atrás. Hay quien ni ora ni medita porque lo considera una “invención del hombre”, como usted discute en su ponencia.

R.- Habrá quien piense que lo es y que simplemente satisface una necesidad psicológica interna. A quien no cree, hemos de ofrecerle la oración como un encuentro que se proyecta en la vida y se convierte en testimonio. Pablo VI decía que en esta época no se cree en los maestros, sino en los testigos. Por eso estamos llamados a ser testigos orantes.

P.- Las grandes decisiones de la vida, ¿nacen de una oración?

R.- Deberían nacer de una oración. Basta leer el Evangelio, especialmente san Lucas, para descubrir cómo Jesús, antes de todos los momentos importantes, ora. En el bautismo en el Jordán, antes de la elección de los discípulos, en Getsemaní…

P.- ¿Cómo ora monseñor Ladaria?

R.- Me gusta la contemplación de los misterios de Cristo, rezar el Padre Nuestro, el oficio divino, la liturgia de las horas, la Eucaristía…

P.- ¿Se puede rezar hoy día en y con las redes sociales?

R.- Yo no participo mucho de ellas, pero creo que se puede rezar en todas partes. Todo puede ser un buen camino para el encuentro, incluido el virtual. Y todos podemos ser ese camino.

P.- Vemos a Francisco haciendo gestos, hablando, conversando, riendo… Pero detrás de eso, hay horas y horas de oración…

R.- Mucho más de lo que mucha gente se imagina. Se levanta temprano para poder tener un tiempo amplio de oración, pero también lo busca por la tarde.

P.- ¿Y por qué esa insistencia del “recen por mí”?

R.- Precisamente porque es consciente de la gran responsabilidad que tiene. Por eso pide el auxilio y el apoyo de la oración de los cristianos. El Papa no está aislado del cuerpo de Cristo y de la Iglesia, y orar por él es una manera de apoyarle.

P.- ¿Un itinerario de oración para el Año de la Misericordia?

R.- Tenemos que iniciar el camino de la conversión. Ese “Padre, he pecado” nos abre a la confianza plena en su misericordia.

P.- ¿Toda oración ha de acabar en acción?

R.- La actitud orante de alguna manera se refleja en la vida. Pero eso no significa que una oración concreta tenga que terminar en una acción concreta. Ahí está Teresa de Jesús. Del árbol de su oración surgieron frutos, y no precisamente inmediatos.

P.- Orar es tiempo perdido…

R.- Orar es tiempo ganado.

Ratzinger y “su trato exquisito”

Bajo el lema La oración es la fuerza que cambia el mundo, Madrid acogió este congreso que abrió el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, acompañado del nuncio Renzo Fratini, del arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y del provincial del Carmelo Descalzo, Miguel Márquez.

Con la mirada puesta en el Papa emérito que da nombre a la fundación organizadora, Blázquez alabó su trabajo ejemplar al frente de Doctrina de la Fe por “su trato exquisito para ver cómo encauzar los problemas. Exigía siempre una colaboración honrada, pero nunca imponía lo que teníamos que hacer, siempre nos preguntaba”.

En el nº 2.963 de Vida Nueva

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