Francisco ya es el Papa de los gitanos

Unas 6.000 personas peregrinan a Roma para conmemorar el 50º aniversario de la visita de Pablo VI a un campamento

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Francisco ya es el Papa de los gitanos [extracto]

ÁLVARO DE JUANA (ROMA) | Quizás algunos nunca lleguen a comprender completamente el acontecimiento del que han sido testigos este lunes 26 en el Vaticano, pero seguro que ahora sí son más conscientes de que están “en el centro y el corazón de la Iglesia”, como les dijo el papa Francisco. Y es que más de 6.000 gitanos de todo el mundo llegaron hasta Roma para participar en una peregrinación de cuatro días con motivo del 50º aniversario de la visita del beato Pablo VI a un campamento gitano de la periferia de Roma, en Pomezia. El culmen fue una audiencia con Bergoglio en el Vaticano en la que no faltó el arte y el espectáculo gitano.

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Gitanos en la audiencia con el papa Francisco

Desde Irlanda, Inglaterra, Portugal, Francia, Brasil, Estados Unidos o Canadá acudieron muchos de ellos. Pero, sin duda, los españoles fueron de los más numerosos. Más de 400 de diferentes ciudades no quisieron dejar pasar la ocasión y llegaron hasta Roma. De Navarra ha venido un grupo de 31, capitaneados por su arzobispo, Francisco Pérez González, y por el delegado de Pastoral Gitana de Pamplona, Javier Ardilla, quien manifiesta su entusiasmo a Vida Nueva minutos después de concluir la audiencia con el Papa: “Ha sido una experiencia muy positiva, un encuentro de gitanos de todo el mundo, un pueblo que ha sido reconocido como pueblo internacional y multiestatal. En todo el mundo hay 13 millones de gitanos, y hasta aquí han venido de todos los sitios. Ha sido un encuentro muy fraterno, muy amistoso y el Papa nos ha dicho unas palabras muy importantes en cuanto a los retos que tiene el pueblo gitano. Ha sido muy sensible sobre las situaciones que viven los gitanos de discriminación, de estigmatización, de prejuicios, y también sobre los retos que tienen, en la vida social y política, en la familia, como la necesidad de estar escolarizados…”.

Para Ardilla, esta peregrinación en Roma, “de cara a la sociedad, es un testimonio de que el pueblo gitano es un pueblo vivo que está lleno de valores que ha de conservar y puede enriquecer mucho al mundo, porque la diversidad siempre es riqueza. Creo que es bueno que se conozca bien al pueblo gitano, ya que esto puede tener una proyección internacional muy importante”. Su arzobispo se muestra también emocionado por lo que acababa de vivir: “Para mí ha sido un momento muy importante, donde se ha visto también lo que decía Jesús: ‘Venid a mí todos los que estéis cansados y agobiados, que yo os aliviaré’”. Francisco Pérez destaca que el Papa argentino “acoge a todos, lleva una palabra de esperanza y, al mismo tiempo, pide que recemos por él”.

Encomendado a Francisco Javier

El prelado ha podido saludar brevemente al Papa al acabar el encuentro: “Le he dicho que rezaría a los pies de san Francisco Javier, y él me ha dicho: ‘Récele para que me siga dando fuerzas’”. “Yo creo que el hecho de que aquí hayamos tenido este espectáculo de la cultura, de la raza gitana, ha sino inolvidable –concluye–. El Santo Padre les ha defendido como lo que son, como aquellos que deben ser considerados y, a la vez, les ha recordado que los niños deben ir a la escuela porque es un derecho que tienen”.

En la última parte del encuentro, Francisco sorprendió coronando a la Virgen Majarí Calí, conocida popularmente como la Virgen de los Gitanos. Un momento que muchos no podrán olvidar. “La Virgen convence, anima, alienta y nos hace vivir en concordia, en unión y fraternidad, también entre ellos”, aseguró el obispo de Pamplona.

papa-francisco-con-los-gitanos-4Entre los gitanos llegados hasta el Aula Pablo VI hay muchos jóvenes. Algunos de ellos son españoles. Poco antes de subir al autobús que les llevará al aeropuerto para regresar a España, un grupo nos cuenta sus impresiones. Abel, Eduardo y Pepe son veinteañeros y explican que “hemos venido 23 de Alicante, con la diócesis”. “Al Papa, cuando habla español, se le entiende bien”, dice uno de ellos riéndose. “La verdad es que ha estado muy bien, ver aquí a toda la gente junta ha estado guay, es bonito”, dice otro.

Cuestionados sobre qué es lo que más les ha llamado la atención de las palabras del Papa, Eduardo es sincero: “No sé, es que tampoco le he escuchado mucho”; pero reconoce que la defensa que ha hecho de su pueblo “está muy bien, porque todos somos iguales y todos somos personas al fin y al cabo, y debemos vivir en armonía y no discriminar”.

Otro grupo de jóvenes gitanos españoles espera con paciencia que les lleguen las bolsas de comida, porque, por primera vez, en el Aula Pablo VI se ha permitido que almuercen allí todos juntos. Mientras, uno reconoce que sufren un trato diferente por su condición: “A la hora de buscar trabajo, te miran mal, y, si hay un gitano y otro que es de otra raza o etnia, le cogen antes a él”. “En el diccionario mismo pone lo que es gitano”, apunta otro. Sin embargo, “en la Iglesia nos cuidan, nos cuidan mucho. Nosotros al menos, tenemos a quien se encarga de esto y que nos lleva a estas cosas, y es una grandísima persona. Para nosotros es alguien grande, que nos cuida mucho”.

¿A quién rezáis para pedir ayuda y encontrar trabajo?, les preguntamos. “Bueno, ahora estamos en el culto gitano”. ¿Eso qué es?, continuamos. “La Iglesia Evangélica”. Así, aun siendo fieles de otra confesión cristiana, dicen que “aquí hemos estado bien, porque da gusto saber que hay gitanos en todos los lados”.

“Ha sido precioso”, recalca por otro lado Luca, un joven romano que ha acudido junto a varios familiares y amigos que viven precisamente en el mismo poblado que vistió Pablo VI hace cincuenta años. “Ha sido muy bueno porque no había visto nunca al Papa y hoy me ha gustado mucho”, afirma por su parte Alessio. “Yo soy católico y en misa rezo al Padre Pío, porque creo en él”, añade su amigo Marco. “La Iglesia nos ayuda, pero la sociedad en Italia no es así. Cuando nos ven, dicen: ‘¡Ahí está el gitano, ahí está el gitano!’”, reconoce el primero de ellos.

“La Iglesia quiere a todos”

El cardenal Antonio Maria Vegliò, presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes y encargado de organizar estos días de peregrinación en Roma, atiende a Vida Nueva y reconoce que “ha sido precioso, la gente era entusiasta y el Papa ha estado muy contento. Este encuentro ha sido muy importante. He visto esta mañana algo extraordinario: todas las manifestaciones de amor y de afecto por el Papa”. El purpurado abunda que “la Iglesia quiere a todos, sobre todo a aquellos más necesitados, que están marginados por la sociedad, que son despreciados por la gente, que viven en condiciones no siempre dignas. La Iglesia siempre defiende a los más pobres”.

La cantaora flamenca María José Santiago, junto al papa Francisco

La cantaora flamenca María José Santiago, junto al papa Francisco

Igual de entusiasmado se muestra Ricardo Hernández, procedente también de Navarra y miembro del Consejo Estatal del Pueblo Gitano. “Es maravilloso haber tenido esta experiencia. Europa y todo el mundo tiene que conocer el mensaje del Papa. Toda persona quiere vivir de la mejor manera posible, y quiere hacerlo con dignidad. Hay personas que pueden y otras no, y eso es lo que pide el pueblo gitano: los mismos derechos y obligaciones que tiene toda persona”. Su alegría viene dada también porque “he podido saludar al Papa y ha sido un momento mágico. Se le ha hecho entrega de la ‘ram’, la vara que es símbolo de respeto y de unidad. En ese momento, él ha dicho: ‘¿Es para mí?’. Le hemos dicho que sí, y él la ha cogido y la ha levantado un poco”. En su opinión, “de cerca transmite paz, algo difícil de explicar con palabras”.

José Aumente, director de los departamentos de Ferias y Circos y de Pastoral de la Carretera –que engloba a la Pastoral Gitana– de la Conferencia Episcopal, cuenta que parte de lo logrado hasta el momento en las relaciones entre la Iglesia y el pueblo gitano se debe a Mario Riboldi, un sacerdote italiano de 86 años que ha dado su vida por ellos y al que pudo saludar estos días en Roma. “El papa Francisco ha cogido ahora la antorcha de Pablo VI”, sentencia.

En la audiencia, la nota artística la pusieron la cantaora flamenca María José Santiago y el guitarrista Francisco López Cepero, quienes interpretaron una canción que hablaba de Juan Pablo II y el primer beato gitano, Ceferino Namuncurá. Después, la artista pidió a Francisco permiso para cantar otro tema que no estaba previsto: el villancico típico de Andalucía Carita divina. Por supuesto, Bergoglio accedió encantado.

En el nº 2.962 de Vida Nueva

 

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