El Año Teresiano cierra con el deseo de impulsar la nueva evangelización

La celebración del V Centenario de la Santa de Ávila ha supuesto la revitalización del carisma carmelitano

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La imagen de la Santa procesiona por su ciudad natal

R. CRUZ | Punto y final al Año Teresiano. El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Ricardo Blázquez, puso el 15 de octubre el broche a la celebración del año jubilar concedido por el Papa y, consigo, al V Centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús. La plaza de la Santa, en su Ávila natal, acogió a 8.500 personas que no quisieron perderse la eucaristía presidida por el cardenal. Concluido el V Centenario, el obispo de Ávila, Jesús García Burillo, ha encargado a la comisión que ha coordinado los actos conmemorativos la misión de seguir acompañando, animando y promoviendo la nueva evangelización en cada comunidad cristiana. Así, pidió a la Santa que “nos ayude a renovar nuestro castillo interior”.

Para Jorge Zazo, delegado diocesano para el V Centenario, el Año Teresiano ha supuesto para la Iglesia local “un impulso decisivo para afrontar la nueva evangelización. Gracias a Teresa, gracias a la renovación espiritual que a través de sus enseñanzas se ha constatado en varias personas de la diócesis, y gracias al ejemplo de compromiso eclesial de muchos de los peregrinos que la Santa ha traído a nuestra tierra, hemos adquirido el nuevo ardor, hemos ensayado los nuevos métodos y hemos aprendido algunas de las nuevas expresiones de la fe de las que hablaba san Juan Pablo II”.

En palabras de Saverio Cannistrà, general de la Orden del Carmelo Descalzo: “Son muchos los frutos positivos que recogemos de este Centenario. No ha sido solamente el trabajo de un año, sino una preparación de más de un lustro en el que toda la familia teresiana se ha dedicado con interés a la escucha de la palabra de la Santa a través de la lectura de sus escritos”. Además, “hemos logrado presentar el mensaje de Teresa en muchos ambientes, tanto dentro como fuera de la Iglesia, porque sigue siendo un personaje fascinante y escucharla nos motiva para vivir más fielmente el carisma heredado”, añade el religioso a Vida Nueva.

Aunque para Zazo es complicado hacer valoraciones, admite a esta revista que “nos hemos visto sorprendidos por unos números más altos de lo que esperábamos y por una generosidad y devoción que no ha dejado de asombrarnos”. Asimismo, quiso hacer hincapié en “la admirable generosidad y entrega de los muchos voluntarios que han sostenido el Año Teresiano con sus tareas: algunos acogiendo peregrinos en las iglesias y otros embelleciendo las celebraciones con su música. Todos dando alegre testimonio de su fe. Ellos han sido ejemplo, apoyo, compañía y orgullo. Son lo mejor del Centenario”.

Por su parte, Cannistrà considera que “el carisma es una realidad viva que, como nos indicó san Juan Pablo II en Vita Consecrata, exige una fidelidad que ha de ser creativa”. En ese sentido, “no se puede circunscribir al año centenario la necesaria profundización, pero, ciertamente, hemos recibido un fuerte impulso en esta tarea. Se han realizado trabajos científicos y publicaciones que descubren nuevos aspectos teológicos, antropológicos, literarios e históricos de santa Teresa”, señala. Por otra parte, “la lectura de sus escritos nos ha permitido entrar en un diálogo vivo con ella, porque ella está viva en sus libros”, añade.

Además, para la orden, estos años han sido “un tiempo de gracia y, sobre todo, un tiempo de encuentro. Santa Teresa concibe el ser humano, ante todo, como un ser de relaciones. Este año, y todos los de preparación, nos han servido para relacionarnos de nuevo con Teresa, con nuestra Madre. Hemos aprendido –o más bien recordado–, que no podemos vivir si no es en referencia continua a su mensaje.

“Ha merecido la pena ponerse en camino”

Durante su homilía, el cardenal Blázquez recalcó que “hemos quedado sorprendidos por la capacidad de convocatoria de santa Teresa y hemos reavivado en la Iglesia y en la sociedad el mensaje inmarcesible que continúa emitiendo. ¡Qué regalo nos hizo Dios al darnos a esta mujer genial! Ávila ha quedado para siempre ennoblecida con su nacimiento, con su vida y con su obra”. Asimismo, continuó asegurando que “ha merecido la pena ponernos en camino” para ir de la mano de la Santa “desde el encuentro con el Señor a todas las periferias y para renovar la dimensión misionera de nuestra vida cristiana”.

En el nº 2.961 de Vida Nueva

 

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