Finalmente, ¿qué esperan las parejas del Sínodo 2015?

EN PRIMERA PERSONA

masvalores¿Qué esperan las parejas? Son quienes toman decisiones: de ser pareja; de romper o mantener su unión; de llamar a los hijos a la vida o de negarles este derecho.

Los temas de familia no despiertan expectativas. A nadie desvela que se hable de su misión. Incluso caen bien recordaciones como las que hizo el papa Francisco en el Encuentro mundial de las familias en Filadelfia: su responsabilidad en la construcción de una sociedad “fuerte, buena y hermosa y verdadera”; su “carta de ciudadanía divina”; el cuidado de los niños y los abuelos, que representan para la familia la esperanza y la memoria. O que “está amenazada, quizá como nunca, desde el interior y desde el exterior”, como dijo ante el Congreso de Estados Unidos.

Son los temas de pareja los que esperan una “buena noticia”. O siguen esperando. Porque para responder a las necesidades de las parejas también se reunieron en 1980 los obispos, convocados por el papa Juan Pablo II.

Y estamos en estado de Sínodo de la Familia desde octubre de 2014, cuando se reunió la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos que el papa Francisco convocó para abordar “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”. La segunda etapa es la XIV Asamblea General Ordinaria que sesiona en Roma para responder a los desafíos desde “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”.

Algunos de estos desafíos son –según el Instrumentum Laboris– teorías que desvinculan la identidad personal y la intimidad afectiva de la diversidad biológica entre varón y mujer (Cf. IL 8) y querer “reconocer a la estabilidad de una pareja instituida independientemente de la diferencia sexual la misma titularidad de la relación matrimonial” (Ib.); la convivencia que precede al matrimonio (Cf. IL 28); los niños que nacen fuera del matrimonio (IL 29); la emancipación femenina que implica redefinición de las tareas de los cónyuges (IL 30); la posibilidad de engendrar independientemente de la relación sexual (IL 34).

Desafíos que son desafío pastoral: “la Iglesia siente la necesidad de decir una palabra de verdad y de esperanza” desde “la dinámica de la misericordia y de la verdad, que en Cristo convergen” (IL 35).

Anuncio que permite esperar del Sínodo “buenas noticias” para las parejas.

Y porque tiene una directriz trazada por el papa Francisco en su discurso al inaugurar la primera etapa: “cada vez que volvemos a la fuente de la experiencia cristiana se abren caminos nuevos y posibilidades inesperadas” (IL 37). Porque los padres sinodales acordaron en dicha reunión acompañar a sus hijos marcados por el amor herido “dándoles de nuevo confianza y esperanza” (IL 67) y que el anuncio debe responder “a las expectativas más profundas de la persona humana” (IL 77), porque “no se trata solamente de presentar una normativa, sino de proponer valores” (Ibídem) en “un lenguaje que suscite la esperanza. […] que no moralice, juzgue y controle” (IL 78), y “a partir de la constatación de la pluralidad religiosa y cultural” (IL 83).

Son buenas noticias, pues parece que la Iglesia va a poder decir algo nuevo en lugar de seguir defendiendo la vida para decir no a los métodos anticonceptivos o la indisolubilidad para rechazar el divorcio. O repetir que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer para objetar las uniones de parejas del mismo sexo.

Y, como teóloga, espero que las líneas que trace el Sínodo respondan a las nuevas circunstancias. Que no ignoren las transformaciones que se han producido respecto a la forma como las parejas y las familias del siglo XXI construyen su relación ni los entornos culturales, diversos y plurales del mundo actual. Que replanteen normas nacidas en otras circunstancias. Que en lugar de obligaciones y prohibiciones diga sí al amor, a la fidelidad, la indisolubilidad y la fecundidad que son consecuencia del amor. Y que proponga caminos que preparen a las parejas creyentes para vivir el amor que es fiel, indisoluble y fecundo.

Isabel Corpas de Posada

Teóloga

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