“De la educación de la juventud depende la felicidad de las naciones”


La prioridad de Juan Bosco siempre fueron los jóvenes. Esto puede entenderse con sus frases utilizadas tanto en el título de esta nota como en la portada de esta edición. Para ellos vivió, trabajó y les dejó a la Familia Salesiana como fuente de atención, dedicación y acompañamiento. La genialidad de su Sistema Preventivo aún sigue poniéndose en práctica con éxito en cada una de las presencias salesianas del mundo. El X sucesor de Don Bosco, el padre Ángel Fernández Artime, sostiene que la vigencia de su propuesta educativa radica en que no es sólo un método pedagógico sino “una filosofía en el vivir y en el cómo entender la vida, los vínculos, las relaciones, la dimensión trascendente”.

“Desde una clave cultural los jóvenes de cada continente son muy diferentes. Los que conocí en Argentina cuando fui Padre Inspector, o los que conozco en España de donde provengo, y los que he visto en Samoa, son diferentes” explica a Vida Nueva Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de los salesianos. Y completa: “Sin embargo, hay elementos que son de una total coincidencia. Al estar todos ellos inmersos en este mundo global, en este mundo de redes, de patios virtuales, de conexiones, hay elementos comunes en la manera de vestirse o en los códigos de comunicación”.

Salesianamente hablando, “Don Bosco era un gran experto en conocer la psicología juvenil, porque el corazón de un joven es siempre el mismo. Cuando el joven se siente valorado, respetado, querido, se le abre el corazón. Incluso ante el que llega de visita, hay una simpatía, hay un deseo de comunicación en un nivel más profundo, más personal. Es impresionante porque esto lo veo en todos los continentes”, enfatiza el X sucesor de Don Bosco.

A propósito de celebrarse este año los 200 años del nacimiento de Juan Bosco, en los 132 países del mundo en donde los salesianos están presentes hubo diversas actividades y festejos. En varios países de América Latina y del mundo ha estado este año el Rector Mayor acompañando a la Familia Salesiana en significativos homenajes que le han hecho al Padre y Maestro de la Juventud, según lo proclamó el papa Juan Pablo II el 24 de enero de 1989.

El Rector Mayor considera que estos multitudinarios festejos en todo el mundo se deben al cariño que la gente le tiene a san Juan Bosco. Y la clave de este reconocimiento que traspasa fronteras, edades y hasta credos, está en el Sistema Preventivo, el método educativo desarrollado por el mismo Don Bosco a partir de su experiencia educativa, llevado adelante desde aquella época y hasta nuestros días en las diversas obras educativas de la Familia Salesiana de todo el mundo.

“Aún después de 150 años, el Sistema Preventivo de Don Bosco es de máxima actualidad porque no es sólo un método pedagógico, es ante todo una búsqueda del sentido de la vida, una filosofía en el vivir y en el cómo entender la vida, los vínculos, las relaciones, la dimensión trascendente. Los tres pilares que lo sostienen son la razón, la religión y la amorevolenza”, explica el Rector Mayor. Y comienza a describir estos tres puntos detalladamente: “Educar desde la razón quiere decir que nada se impone por sí mismo y, menos aún, por la fuerza de la autoridad, sino que educamos desde la razonabilidad de la propuesta, desde la motivación que ayuda al joven a ver que lo que le ofrecemos es lo que nosotros como educadores creemos que es bueno para él”.

Por su parte, la religión en el Sistema Preventivo de Don Bosco es entendida “como la dimensión trascendente de la vida. Nosotros educamos de una manera íntegra, donde la religión no queda eliminada, sino que se ofrece en libertad, acorde con la edad, con la pedagogía adecuada, según los determinados contextos. Nosotros salesianos no podríamos entender la educación sin la referencia a Dios”.

Finalmente, Fernández Artime explica el tercer elemento del método educativo de Don Bosco: “el concepto de amorevolenza, que podría traducirse como un trato amable, es de gran actualidad, porque los jóvenes tienen que sentir que nosotros, adultos educadores, los queremos. Ellos tienen que descubrir que son valorados, respetados, que estamos a su disposición. Estos elementos son de una increíble actualidad en todos los contextos culturales, en todos los credos y en los cinco continentes donde estamos”.

“Don Bosco era un gran experto en conocer la psicología juvenil,
porque el corazón de un joven es siempre el mismo”.

Juan Bosco provenía de una familia pobre. Como sacerdote, en pleno auge de la Revolución Industrial en la Europa del siglo XIX comenzó por consagrarse a la atención de las primeras víctimas de la emigración campesina: los jóvenes que llegaban a las grandes ciudades para encontrar trabajo y que terminaban encarcelados por robar para sobrevivir. ¡Cuánta actualidad tienen estas líneas si las comparamos con la vida de muchísimos jóvenes de nuestras ciudades latinoamericanas en estos días!

Por eso, lo que se puede deducir del Sistema Preventivo de Don Bosco, luego de la explicación del Rector Mayor, es que se trató de una genialidad de este santo turinés pensada para el corazón del joven. Y así lo confirma el X sucesor de Don Bosco: “él fue el educador por antonomasia para quién todos los jóvenes eran sus predilectos. Y esto es aplicable para cualquier tipo de confesión religiosa. Puedo dar razón y fe de cómo educamos en contextos musulmanes. Podemos testimoniar que nosotros vivimos lo que vivimos porque creemos en el Dios de Jesús; y los jóvenes no perciben las confesiones de credo, pero si las motivaciones, y todo se desarrolla con un absoluto respeto”.

“He celebrado la fiesta de Don Bosco en ambiente católico e islámico musulmán –recuerda–. Celebrábamos la Eucaristía para los católicos, celebrábamos una plegaria a Dios para cristianos y musulmanes, comíamos juntos. Ahí estábamos creando humanidad, transmitiendo el Evangelio en contextos diferentes”.

Por los más pobres

Siendo un joven sacerdote Juan Bosco no sabía cómo orientar su vocación de entrega y servicio. Es José Cafasso, su confesor y padre espiritual, quien lo ayuda a ir al encuentro de los jóvenes más abandonados de Turín diciéndole: “Vaya y mire alrededor…” Así fue como Don Bosco fue observando mientras iba por las calles de Turín y pasaba por los edificios en construcción llenos de jóvenes albañiles, o cuando entraba en las fábricas y veía a chicos extenuados por el trabajo inhumano. Vio chicos sin hogar, sin familias, totalmente explotados; que eran mano de obra barata, sin posibilidades de promoción, de educación, de crecimiento integral.

Y estas experiencias del joven sacerdote Bosco, que marcaron su trabajo, su obra y su congregación, es una constante que se sostiene. “Yo veo a la familia de la congregación con una inmensa esperanza, nos vemos como una fuerza viva dentro de la Iglesia en sintonía con el papa Francisco para construir, para ser una familia religiosa de puertas abiertas capaz de acoger a quien viene de los contextos más difíciles y diferentes, de salir al encuentro, que es lo que estoy pidiendo de una manera insistente y permanente”, asegura el Rector Mayor.

“Para recordar a nuestro fundador y su magnífica obra que nos legó –comenta Fernández Artime– iniciamos las celebraciones por el bicentenario de nacimiento de Don Bosco en agosto de 2014 y la clausura oficial la estamos haciendo este año. Mi sueño fue que este año sea un año de gracia, y ha sido un año de extremada gracia como don de Dios y del Espíritu, que se traduce en una vuelta más evangélica a Don Bosco y a los jóvenes, sobre todo a los más pobres”. Y continúa: “Esto se ha concretado en tantísimas iniciativas de opción preferencial por los pobres que este año han visto la luz y se ha traducido en una toma de conciencia de nuestro carisma, ahondando en la esencia de nuestra vocación salesiana”.

“Después de 150 años, el Sistema Preventivo de Don Bosco es de máxima actualidad porque no es sólo un método pedagógico sino una filosofía en el vivir y en el cómo entender la vida… la dimensión trascendente”.

En el contexto de esta celebración para la Familia Salesiana, el Rector Mayor también valoró el trabajo que se viene haciendo entre religiosos y laicos, “en la medida que los laicos crezcan en identidad carismática, en sintonía con el mundo del joven y de los más necesitados”.

“Este es un camino que los salesianos venimos recorriendo desde hace tiempo para ir hacia una misión compartida con los laicos. Lo recorrido es vertiginoso, especialmente en algunos continentes y países. Creo que tanto España como Argentina han sido países pioneros del trabajo en el campo educativo evangelizador entre salesianos y laicos, para ir a una misión compartida conjunta. Creo que lo hecho ha sido excepcional”, sostiene Fernández Artime.

Vocaciones, realidad diversa

Con más de 150 años de historia y presente en todo el mundo, la Obra de Don Bosco no escapa a la realidad de las vocaciones que se plantean todas las órdenes religiosas, especialmente en esta Año de la Vida Consagrada. Para el Rector Mayor de los salesianos, “la situación es muy diversa” porque depende mucho “de qué continente estamos hablando”. Y plantea una descripción que permite entender la realidad vocacional de los salesianos. “Cada año tenemos una media de 450 novicios y vocaciones, de los cuales unos 90 son del continente americano, desde Canadá hasta Tierra del Fuego. Unos 80 son de la vieja Europa. El resto, más de la mitad, están en África y en Asia. Por contextos culturales, por evolución de las sociedades y por elementos de ausencia de Dios, las dificultades de opción vocacional son más manifiestas en Europa, pero al mismo tiempo el índice de perseverancia es mayor que en continentes como África y Asia”.

“En toda América –agrega– las vocaciones están siempre, aunque no son del todo numerosas. Sin embargo, estamos haciendo un gran esfuerzo para ayudar en el acompañamiento y en la perseverancia de los jóvenes que entran a la congregación con ganas de consagrarse a Dios bajo el carisma de Don Bosco”. Pero para el X sucesor de Don Bosco, “el gran desafío está en acompañar a ese mundo emergente, a ese león dormido que está despertando en el continente africano”, e igualmente, “acompañar al continente asiático frente a los profundos cambios que se vive en esas tierras”.

“Sueño con que dentro de unos años, cuando haya otro Rector Mayor, los salesianos seamos una gran congregación, con una gran identidad carismática, que seamos aquello que Don Bosco quiso: fidelidad a Jesús y opción por los jóvenes, y entre ellos, los más pobres y necesitados de todo el mundo”, anhela Fernández Artime. Y asegura convencido: “Siempre digo con conciencia que tenemos una congregación muy linda, muy grande, con unas 15 mil personas, con dificultades como en toda familia. Me permitiría decir que atravesamos una gran madurez. De hecho ha habido un cambio de Rector Mayor y la congregación continúa su trayectoria como si nada”.

Al mismo tiempo, “la realidad de la Familia Salesiana es mucho más grande aún que la congregación de los salesianos de Don Bosco. A su muerte, éramos cuatro ramas y hoy ya somos treinta. Cientos de miles de personas que trabajan por la educación de los niños y jóvenes de todo el mundo, especialmente aquellos que viven situaciones de gran vulnerabilidad”.

 

Ser el sucesor de Don Bosco

“Su primer Rector ha muerto. Pero nuestro verdadero superior, Cristo Jesús, no morirá. Él será siempre nuestro maestro, nuestro guía, nuestro modelo; pero recuerden que, a su tiempo, Él mismo será nuestro juez y recompensará nuestra fidelidad en su servicio”. Esto impactante frase la dejó escrita Juan Bosco en su testamento espiritual como un fundamento para el gobierno de su congregación religiosa.

Por su parte, las Constituciones Salesianas indican que el Rector Mayor es “el superior de la Sociedad Salesiana, es el Sucesor de Don Bosco, el padre y el centro de unidad de la Familia Salesiana”.

Bajo estas indicaciones, el 25 de marzo de 2014, a sus 55 años de edad, el padre Ángel Fernández Artime era elegido Rector Mayor y X sucesor de Don Bosco por el XXVII Capítulo General de la congregación salesiana.

De aquellos días recuerda: “Ni en mis sueños pensé que alguna vez sería Rector Mayor. Siempre he estado muy feliz con mi vocación. Ser provincial en Argentina (2009-2014) fue un hermoso desafío que me ayudó mucho a madurar, pero desconozco los movimientos del espíritu”. Y devela: “aquella elección no tuvo nada que ver con movimientos políticos internos de la congregación. Hasta ese día no se mencionaba mi nombre como posible sucesor de Don Bosco. Fue un Capítulo General que se vivió con un gran clima de fraternidad y de libertad”.

Respecto a su antecesor, el mexicano Pascual Chávez Villanueva, “tenemos una relación excelente, yo valoro inmensamente su mirada, su trabajo al frente de la congregación”. Y ofrece un detalle interesante: “Hace 17 años que no convive un nuevo Rector Mayor con su predecesor, es una realidad muy rica”.

Chávez ha sido Rector Mayor de los salesianos durante 12 años. Hoy, a sus 69 años de edad, la salud le permite seguir trabajando por la juventud, “recorriendo los cinco continentes, animando retiros espirituales, estando presente en numerosos encuentros. Y doy fe que lo está disfrutando al máximo”, sostiene Fernández Artime. Y concluye: “Mi servicio como Rector Mayor lo estoy viviendo muy contento y muy serenamente. No soy ningún mesías, soy un servidor que, junto a mis hermanos, estoy al servicio de los jóvenes. Me da ánimo saber que el día que termine mi servicio como Rector Mayor iré a trabajar a cualquier casa salesiana”.

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