Acciones de dignificación en defensa de la Tierra

El Quinto Encuentro de Fe y Territorio tendrá lugar en Medellín, en 2018

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Ledys salió de Caño Manso a los trece años, como consecuencia de la violencia paramilitar que, en alianza con la XVII Brigada del Ejército, provocó en 1997 el desplazamiento de las comunidades chocoanas asentadas históricamente en la cuenca del río Curvaradó. Cuando, agobiados por la pobreza, ella y otros miembros de su consejo comunitario regresaron en agosto de 2007 se encontraron con que el territorio colectivo había sido invadido.

Sor Teresa Gómez, de la Casa Castaño, primera representante legal de Asoprobeba, había adquirido cinco años atrás de manos del narcotraficante y exmilitar Hugo Fenel Bernal Molano predios que puso a disposición de campesinos foráneos que aún hoy producen plátano y banano en tierra ajena.

Junto a la escuela y a la iglesia presbiteriana del consejo comunitario, Ledys y sus compañeros encontraron la casa principal y las caballerizas de una finca construida por un familiar del narco: el coronel retirado del Ejército Luis Felipe Molano. Las casas de los pobladores originales de la comunidad fueron destruidas para imponer ganadería extensiva en sus tierras. Por eso Ledys y sus compañeros debieron resguardarse en la escuela, ocupada parcialmente por trabajadores del empresario, que recibieron la orden de hostigarlos permanentemente.

Metro a metro, y a pesar de las amenazas, ganaron con el tiempo el espacio de la Iglesia y de la escuela. En medio de la violencia y ayudados por la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, constituyeron allí una zona humanitaria con la cual afirmaron su condición de población civil en territorio propio. Fue una nueva acción de dignificación, que se sumó a las denuncias que la comunidad comenzó a hacer ante instancias jurídicas del país para defender sus derechos de manera pacífica.

IMG_5222Desde el lugar de su asentamiento, los campesinos del consejo comunitario se comenzaron a movilizar a sus fincas en grupo para trabajar y lograr el sustento. Los empleados de Luis Felipe Molano fueron enviados a destruir con el ganado los nuevos cultivos. La comunidad reaccionó en diversas ocasiones sacando a los animales de sus fincas. La violencia armada no se detuvo. El 14 de octubre de 2008 Ledys tuvo que presenciar el asesinato de Walberto Hoyos. El 27 de agosto del año siguiente fue asesinado, con ochenta años, Benjamín Gómez. Ambos eran miembros del proceso organizativo.

En septiembre de 2010, la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, que ha acompañado el proceso de la comunidad por más de una década, reclamó al gobierno de Juan Manuel Santos por la implementación de estrategias en la región orientadas a legalizar tierras usurpadas en beneficio de los ocupantes de mala fe. Según el colectivo, estas estrategias beneficiaban tanto a personas como Luis Felipe Molano, como a empresarios del plátano y de la palma aceitera que también han ocupado tierras que pertenecen a consejos comunitarios de las cuencas del río Curvaradó: los mismos beneficiados de la complicidad de la Brigada XVII con el paramilitarismo en la zona desde 1997, quienes imposibilitan la restitución de la propiedad a sus legítimos dueños y son favorecidos con las amenazas y la destrucción de bienes de supervivencia y cultivos de pancoger de los campesinos reclamantes.

Pasó el tiempo sin que se ejecutaran desalojos de los predios ocupados ilegítimamente, acciones solicitadas por autos de la Corte Constitucional en reconocimiento de los derechos de la comunidad. Previo anuncio a diversas instancias gubernamentales, el 13 de julio de 2012, la comunidad de Caño Manso amplió su zona humanitaria incluyendo las caballerizas y la casa construida por Luis Felipe Molano. La acción de dignificación, que incluyó la destrucción de las edificaciones, contó con el acompañamiento de otras zonas humanitarias y de biodiversidad de Curvaradó, de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz y de Brigadas Internacionales de Paz y Acción Permanente por la Paz.

No ha sido fácil la lucha para Ledys, una de las líderes amenazadas por los paramilitares. Madre de cuatro niños, ha debido pasar hambre junto a su familia. La comunidad todavía tiene de frente el desafío de recuperar los terrenos de los cuales se apropió Asoprobeba, en cabeza de Sor Teresa Gómez, y aquellos que aún están bajo el poder de Molano. “Mi padre fue una persona que luchó mucho por sacarnos hacia adelante en ese territorio; lo compró con el sudor de su frente, luchando, trabajando; no puedo defraudar a mi mamá, que es la única que me queda”, afirma, “lo único que le puedo brindar a ella en este momento es luchar por recuperarle su territorio”.

La fuerza de la fe

Acto simbólico de la delegación colombiana, durante el reciente encuentro en Brasil

Acto simbólico de la delegación colombiana, durante el reciente encuentro en Brasil

La historia del proceso del consejo comunitario de Caño Manso (Chocó) fue una de las experiencias que se compartieron recientemente en el marco del cuarto encuentro Fe y Territorios, llevado a cabo en São Paulo (Brasil). La actividad, que reunió a 46 personas provenientes de Colombia, Ecuador, Canadá, Escocia y el país donde se realizó el evento, tuvo lugar en la sede del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST).

Participaron  indígenas, afro-descendientes y mestizos, lideresas y líderes de comunidades que resisten y construyen propuestas desde la base; representantes de organizaciones eclesiales de diversas denominaciones y organizaciones acompañantes y solidarias. Por parte de Colombia suscribieron el comunicado final organizaciones del Meta, Chocó, Santander, Putumayo, Cauca, Valle del Cauca y otras partes del país, algunas de ellas pertenecientes a las Red de Comunidades Construyendo Paz en los Territorios (CONPAZ).

Como afirma Abilio Peña, la esperanza no está atrapada en ninguna iglesia ni confesión religiosa; los pueblos coinciden en el conjunto de motivaciones más profundas que llevan a que busquen condiciones de vida digna. “Creemos que una experiencia que pueda dar esperanza es una experiencia de fe, una experiencia teológica”. He ahí la comprensión que subyace al lema del encuentro: “La fuerza de la fe en la acción directa de defensa de los territorios”, una expresión bajo la cual se dieron a conocer las diversas acciones de dignificación con las cuales las comunidades buscan la autodeterminación en lo suyo en reacción al acaparamiento de la tierra, la minería, la agro-industria y las obras de infraestructura.

Como señala un comunicado emitido al término del encuentro: “ese recurso de los pueblos ha sido empleado en momentos en que los estados, basados en aparatos de justicia inoperantes, niegan el derecho efectivo al goce y disfrute de los territorios y ampara los intereses de las empresas nacionales y transnacionales que acaparan los territorios en favor de su mercantilización”. El próximo encuentro Fe y Territorios tendrá lugar en Medellín y será en 2018, a los 50 años de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, que revitalizó la opción por los empobrecidos.

Texto: Miguel Estupiñán

Foto: Comisión Intereclesial de Justicia y Paz

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