La familia del Sínodo… ¡y uno más!

Aula sinodal en el Sínodo de la Familia 2015 apertura de las sesiones 5 octubre 2015

Un matrimonio con 12 hijos, invitado por el Papa a participar en la Asamblea como auditores

La familia Paloni, escoltada por la Guardia Suiza a la salida del Aula Sinodal

La familia Paloni, escoltada por la Guardia Suiza a la salida del Aula Sinodal

La familia del Sínodo…  ¡y  uno más! [extracto]

ÁLVARO DE JUANA (ROMA) Fotos: DANIEL IBÁÑEZ Y CNS | Tiene tres meses y ya la sensación del Sínodo de la Familia nada más comenzar. Se trata de Davide, nació en Holanda y ostenta un récord: es el primer bebé que entra en el Aula del Sínodo. Se podría decir, por tanto, que es el primer “bebé sinodal”. De hecho, es uno de los más buscados por las cámaras fotográficas y por los intrépidos periodistas que rastrean historias. No es para menos.

Sus padres son Massimo y Patrizia Paloni (45 y 41 años, respectivamente), romanos de nacimiento pero holandeses de adopción desde hace ya once años. Son catequistas itinerantes del Camino Neocatecumenal, tienen 12 hijos (seis niños y seis niñas) y han sido invitados por el papa Francisco al Sínodo de los Obispos sobre la Familia en calidad de auditores. En unos días contarán su experiencia en apenas tres minutos y el mismo Bergoglio les escuchará. Su historia la han relatado a Vida Nueva entre reunión y reunión.

familia-paloni-sinodo-familia-2GCada mañana, el matrimonio acude al Aula Nueva del Sínodo para participar de las sesiones llevando en el carrito a Davide. El primer día solo lloró una vez, detallan sus padres, “y yo salí rápidamente de la sala para atenderle”, aclara la madre. En el segundo “ha llorado cuando todos rezábamos antes de comenzar las intervenciones, en presencia del Papa”. Pero esto parece no molestar a los participantes, algunos de los cuales les ofrecen ayuda.

En 2004, el matrimonio decidió ofrecer su disponibilidad a Dios y a la Iglesia para ser enviados como familia misionera a cualquier lugar del mundo a petición del obispo de la diócesis holandesa de Roermond, Frans Wiertz, haciendo finalmente de Maastricht su residencia actual. Allí viven “como una familia normal”, dando su vida por el Evangelio, ayudando a los alejados y educando a sus hijos, no sin dificultades.

“Los hijos más grandes [el mayor tiene 19 años], más allá del combate que tienen todos los días, manifiestan agradecimiento por tener tantos hermanos y hermanas, porque de esta forma son ayudados a salir del propio egoísmo”, cuenta Patrizia. “Entre ellos hay una relación muy bonita porque los más grandes ayudan a los más pequeños”, añade mientras balancea en sus brazos a Davide.

Preguntados sobre si alguno de los hijos se siente más querido que otro, ella misma responde que “la llegada de nuevos hermanos es acogida por ellos con alegría, porque es la confirmación de que cada uno ha sido querido y, por ese motivo, estamos contentos de acoger a otros hijos y seguimos abiertos a la vida”.

Sobre su presencia en uno de los acontecimientos más importantes de la historia reciente de la Iglesia, el Sínodo de la Familia, Massimo señala que “para nosotros es un gran honor poder estar presentes en este gran evento. Estamos agradecidos al Santo Padre por habernos invitado, también porque esto nos dará la posibilidad de dar nuestra experiencia y agradecer al Señor por todo aquello que ha hecho en nuestras vidas”. Además, afirma el padre de familia, “es hermoso poder escuchar a los numerosos obispos, los padres sinodales y todos los expertos que hablan de la familia. Esperemos que salga a la luz la verdadera belleza de la familia cristiana, porque de ella depende el futuro de la humanidad”.

Ambos se sienten especialmente agradecidos al beato Pablo VI por la encíclica Humanae vitae, que “personalmente hemos acogido como una gracia”. Con ella, indica Massimo, “hemos descubierto una misión fantástica: poder colaborar con Dios en desde la paternidad responsable; no tanto decidir cuántos hijos tener, sino ser conscientes de la grandeza de participar en el don de la vida”.

Verdadera Iglesia doméstica

Tanto Patrizia como Massimo no tienen ninguna duda en subrayar que “no hemos experimentado esta encíclica como un peso insoportable, sino como un don. Dios ha vencido nuestras debilidades y nos ha ayudado a acoger a todos los hijos que ha querido donarnos”. Por su parte, Patrizia asegura que, “a pesar de los combates diarios, puedo testimoniar que vivir la fidelidad conyugal, así como la apertura a la vida, no ha sido un peso”, y “hoy me siento feliz y realizada como mujer, esposa y madre”.

familia-paloni-sinodo-familia-3-GUno de los temas sobre el que de nuevo se reflexionará en el Sínodo es la transmisión de la fe a los hijos. Algo que para ellos ha sido fundamental y relatarán en su exposición. “El domingo por la mañana rezamos los laudes con nuestros hijos. Después de haber leído o cantado los primeros tres salmos, dialogamos juntos sobre la base de una lectura bíblica, preguntándoles cuál es su experiencia a la luz de la Palabra de Dios o si han tenido alguna dificultad o problema en el colegio durante la semana”, explica Massimo. Luego “les preguntamos si entre ellos están reconciliados”. “Estos laudes son también un momento bueno para nosotros, como padres, porque podemos también reconciliarnos y hablar de nuestra experiencia de fe”. Y esto “es una ayuda esencial en su transmisión a nuestros hijos”, añade.

Patrizia también hablará sobre la maternidad y cómo está amenazada: “Vemos cada día mucho sufrimiento a nuestro alrededor: separaciones, abortos, muchas personas solas y sin esperanza. El mundo –asegura– está esperando una luz: la belleza de la familia cristiana, porque estamos convencidos de que la salvación de la humanidad pasa por la familia”.

Pero, ¿qué hace que una familia lo deje todo y vaya a otro país a evangelizar? “Esto nos lo preguntan mucho y nosotros respondemos que la gratitud por todo lo que hemos recibido nos llevó a dejar Roma y partir a Holanda. Allí anunciamos el Evangelio en las parroquias y por las calles, entre las ‘periferias existenciales’ de Europa a muchas familias que no han tenido como nosotros la gracia de recibirlo”, dice ella.

La última vez que estuvieron en Roma no fue para ver a la familia, sino porque asistieron a una audiencia que Francisco concedió al Camino Neocatecumenal, el pasado mes de marzo. “En ella subrayó la importancia de la unión entre la familia y la comunidad cristiana”, dice Massimo, quien recuerda sus palabras: “Vosotros habéis recibido la fuerza de dejar todo y de partir a tierras lejanas gracias a un camino de iniciación cristiana, vivido en pequeñas comunidades, donde habéis redescubierto las inmensas riquezas de vuestro bautismo”. “En el Sínodo, muchos nos dicen que están muy contentos de ver a un niño, todos le dan una bendición y algunos incluso le han cogido”, relatan sonrientes. Por eso, “pienso que es importante hacer ver la belleza de la familia, que sea como una luz que llegue al mundo”, vuelve a decir Massimo.

“Muchos –puntualiza la madre del pequeño Davide– nos han dicho: ‘Es hermoso escucharos y veros, porque sois la confirmación de que lo que nosotros decimos en la teoría puede ser llevado a la realidad’. Hemos tenido una acogida óptima por la Secretaria del Sínodo; han hecho lo imposible por ayudarnos, por darnos en el interior de la sala un lugar bueno para estar con el niño”.

El matrimonio no se cansa de repetir que “somos gente normalísima y, si Dios ha podido hacer esto en nosotros, también en otros, hay miles de familias en el mundo abiertas a la vida, fieles al matrimonio”, en las que “el Señor también obra”.

familia-paloni-papa-sinodoUna foto y un dibujo para Francisco

El martes 6, Massimo, Patrizia y el popular Davide se despertaron como cada día y se prepararon para la segunda jornada de asamblea sinodal. Lo que no podían imaginar es que nada más llegar y antes de comenzar, el Papa se interesaría por ellos. “Nos hemos presentado y él rápidamente ha bendecido a Davide”. Al ver al pequeño, “se le ha iluminado el rostro y se le veía muy contento”, cuenta Massimo.

“Le hemos hablado del resto de hijos y le hemos contado que tenemos que entregarle un dibujo que han hecho todos para él, pero que no se lo habíamos llevado esa mañana”. Franciso les respondió “que los dibujos de los niños siempre son hermosos y que estará encantado de que se lo demos”. También “le hemos dado una foto en la que aparecen nuestros 12 hijos y él la ha bendecido y se la ha metido en el bolsillo”, comentan orgullosos.

En el nº 2.959 de Vida Nueva.

 

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