La familia del Sínodo… ¡y uno más!

Un matrimonio con 12 hijos, invitado por el Papa a participar en la Asamblea como auditores

La familia Paloni, escoltada por la Guardia Suiza a la salida del Aula Sinodal

La familia Paloni, escoltada por la Guardia Suiza a la salida del Aula Sinodal

ÁLVARO DE JUANA (ROMA) Fotos: DANIEL IBÁÑEZ Y CNS | Tiene tres meses y ya la sensación del Sínodo de la Familia nada más comenzar. Se trata de Davide, nació en Holanda y ostenta un récord: es el primer bebé que entra en el Aula del Sínodo. Se podría decir, por tanto, que es el primer “bebé sinodal”. De hecho, es uno de los más buscados por las cámaras fotográficas y por los intrépidos periodistas que rastrean historias. No es para menos.

Sus padres son Massimo y Patrizia Paloni (45 y 41 años, respectivamente), romanos de nacimiento pero holandeses de adopción desde hace ya once años. Son catequistas itinerantes del Camino Neocatecumenal, tienen 12 hijos (seis niños y seis niñas) y han sido invitados por el papa Francisco al Sínodo de los Obispos sobre la Familia en calidad de auditores. En unos días contarán su experiencia en apenas tres minutos y el mismo Bergoglio les escuchará. Su historia la han relatado a Vida Nueva entre reunión y reunión.

Cada mañana, el matrimonio acude al Aula Nueva del Sínodo para participar de las sesiones llevando en el carrito a Davide. El primer día solo lloró una vez, detallan sus padres, “y yo salí rápidamente de la sala para atenderle”, aclara la madre. En el segundo “ha llorado cuando todos rezábamos antes de comenzar las intervenciones, en presencia del Papa”. Pero esto parece no molestar a los participantes, algunos de los cuales les ofrecen ayuda.

En 2004, el matrimonio decidió ofrecer su disponibilidad a Dios y a la Iglesia para ser enviados como familia misionera a cualquier lugar del mundo a petición del obispo de la diócesis holandesa de Roermond, Frans Wiertz, haciendo finalmente de Maastricht su residencia actual. Allí viven “como una familia normal”, dando su vida por el Evangelio, ayudando a los alejados y educando a sus hijos, no sin dificultades.

Sobre su presencia en uno de los acontecimientos más importantes de la historia reciente de la Iglesia, el Sínodo de la Familia, Massimo señala que “para nosotros es un gran honor poder estar presentes en este gran evento. Estamos agradecidos al Santo Padre por habernos invitado, también porque esto nos dará la posibilidad de dar nuestra experiencia y agradecer al Señor por todo aquello que ha hecho en nuestras vidas”. Además, afirma el padre de familia, “es hermoso poder escuchar a los numerosos obispos, los padres sinodales y todos los expertos que hablan de la familia. Esperemos que salga a la luz la verdadera belleza de la familia cristiana, porque de ella depende el futuro de la humanidad”.

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En el nº 2.959 de Vida Nueva.

 

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