Domund 2015: España cuenta con 13.000 misioneros de la Misericordia en todo el mundo

La recaudación económica para las misiones sube en los últimos años


MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | En la mañana de hoy, miércoles 7 de octubre, la sede de la Asociación de la Prensa en Madrid, ha acogido la presentación a los medios de la campaña del Domund 2015, que se celebra el próximo 18 de octubre bajo el lema Misioneros de la Misericordia. El director de las Obras Misionales Pontificas (OMP) en España, Anastasio Gil, ha mostrado su satisfacción porque en la jornada del pasado año recaudaron un 13% más que en 2013, a su vez ya un 5% por encima del curso anterior. Teniendo en cuenta que la inmensa mayoría procede de los donativos en las parroquias, eso demuestra “la fuerza de la suma de muchos pocos”. De hecho, España aportó 13 millones de euros a Propaganda de la Fe de los 150 que consiguió entre todas las delegaciones mundiales (entre ellos, 40 de toda Europa).

En cuanto a los misioneros, España cuenta con 13.000 de ellos repartidos en hasta 140 países. De estos, entre un 40 y un 50% superarían los 70 años, habiendo en torno al 40% entre los 40 y los 70. En cuanto a su origen, si la Diócesis de Pamplona es la que más misioneros envía a nivel cuantitativo (480), a nivel proporcional, comparando el número de misioneros con el de habitantes, Palencia es la diócesis de España con un índice más alto, seguida por Burgos.

Más allá de los datos, la rueda de prensa se enriqueció con el testimonio de dos misioneros españoles: Antonia Valverde, Hermana del Amor de Dios que lleva en Cuba casi una década, y Carlos Gómez-Vírseda Martínez, jesuita que ejerce como médico en Chad desde hace dos años.

Anastasio Gil (director de OMP España) junto a Antonia Valverde (Hermana del Amor de Dios) y Carlos Gómez-Vírseda Martínez (jesuita)

Anastasio Gil (director de OMP España) junto a Antonia Valverde (Hermana del Amor de Dios) y Carlos Gómez-Vírseda Martínez (jesuita)

“Una mujer muy especial”

Antonia Valverde, murciana de 44 años que ingresó a los 20 en su congregación y que antes ha estado en Honduras (tras el huracán Mitch) y en México (en una zona marcada por el narcotráfico), desarrolla en Cuba una pastoral de la cercanía consistente en ir “puerta a puerta” con los 40.000 habitantes de la población de Ranchuelo, en la Diócesis de Santa Clara. Ante las trabas del régimen castrista (que monopoliza la acción social), las cuatro hermanas de la comunidad desarrollan una labor de acompañamiento y escucha con personas abandonadas y en situación de extrema pobreza.

Así, por ejemplo, a la hora de repartir medicamentos, aunque cuentan con el apoyo desde España de las asociaciones Concordia y Salud y Dignidad, estas han de enviar sus cargamentos sin superar el kilo de peso, el máximo permitido por las autoridades. Otras veces, cuando las misioneras viajan a España, deben esconder en sus propias maletas todas las medicinas posibles. Pese a este sistema tan rudimentario, logran ayudar a 500 familias.

La religiosa se queda con las historias personales que cada día nutren su fe y su vivencia personal. Una de ellas, su relación con Aida (cuyo abrazo es la imagen del cartel del Domund 2015), la glosa así de emocionada: “Ella es una mujer muy especial. Tras estar casada 60 años con Emilito, al morir este y no tener hijos, quedó desconsolada y en el absoluto abandono. Estaba casi ciega, tenía sarna y su casa estaba llena de ratas. Nosotras la acompañamos, le damos comida y, sobre todo, le damos nuestra ternura y cariño. Además, ella estaba muy agradecida porque conseguimos una silla de ruedas para su marido. Lo triste es que llegó el día de su muerte, pero él al menos se fue contento al recibirla. Para nosotras es una alegría muy grande ver cómo ha cambiado su vida. Hemos conseguido a una familia para que viva con ella. Todos conviven con mucha alegría, su casa está mucho mejor y ella al fin se ha operado de cataratas. Parece otra persona”.

El Buen Samaritano

A sus 30 años, Carlos Gómez-Vírseda ya ha experimentado un largo recorrido en su vida. Estudiante de Medicina, en tercero lo dejó todo para hacer el noviciado con los jesuitas. Concluido este, llegó otro giro cuando su superior le animara a terminar la carrera y así pudo conciliar ambas vocaciones. Y es que tenía un apasionante destino para él: “Chad, en pleno corazón de África, el cuatro país más pobre del mundo y con un paisaje marcado por el desierto y las altísimas temperaturas, viviendo todo el mundo en sus pequeñas aldeas y no habiendo apenas comunicación entre sí”.

Allí ha pasado estos dos últimos años, como parte del proyecto jesuita El Buen Samaritano (premiado en varias ocasiones por la OMS), consistente en una red sanitaria por los municipios, un hospital rural y otro en la capital, donde además cuentan con una pequeña facultad donde enseñan Medicina “a jóvenes chadianos de toda condición, desde pobres e hijos de ministros, o cristianos y musulmanes”, siendo de ellos el reto del mañana de sanar a su pueblo. Nadie paga por estudiar y todos viven en la facultad, haciendo comunidad.

El jesuita reconoce que los primeros meses fueron muy duros, ante la ausencia de materiales y las enfermedades de todo tipo que llegaban hasta él, recién licenciado y sin apenas experiencia. Sin embargo, “acabé logrando pasar de la enfermedad al paciente, y del paciente al hermano. Esa es mi gran enseñanza, conocer rostros concretos, historias de amigos, y ver en ellos a hermanos. Como siempre les digo a mis alumnos, solo a veces conseguimos curar, pero siempre acompañamos. Aunque no logremos salvar muchas vidas, siempre somos cauces de misericordia, escuchándoles, acompañándoles con toda nuestra ternura”.

Al final de la rueda de prensa se anunció la publicación del libro Los carteles del Domund, editado por PPC y en el que se recogen todos los carteles que ha ilustrado cada año, desde hace 75 ediciones, una de las jornadas más significativas para visualizar la condición de los misioneros.

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