Cuidado, educación y ecología

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Ideas centrales de la conferencia de Leonardo Boff en la Javeriana

El sábado 12 de septiembre tuvo lugar en el auditorio Félix Restrepo de la Universidad Javeriana una conferencia de Leonardo Boff. Bajo el título “Cuidado, educación, ecología, fundamentos para la paz”, la actividad fue organizada por Corpointegral con el patrocinio de Conaced Cundinamarca.

El teólogo brasilero se refirió a la magnitud de la agresión industrial contra los bienes de la naturaleza. Según señaló, el planeta ha perdido sustentabilidad debido a que la humanidad se ha convertido en una verdadera amenaza para la comunidad de vida. La Tierra llegó a un punto de sobrecarga irreversible, derivada del agotamiento de medios necesarios para garantizar un equilibrio. Aunque muchos científicos han alertado a los estados, no ha habido una respuesta decidida por parta de quienes pudieran favorecer políticas que eviten calentamientos abruptos a escala planetaria en el futuro próximo.

El capitalismo, afirmó Boff, es suicida; prefiere morir antes de renunciar a la acumulación. Contra el antropocentrismo reinante y devastador, el teólogo cree urgente desarrollar una visión que asuma las exigencias de la cualidad vital del planeta como macro-organismo del cual formamos parte. No es una simple metáfora la noción de la Tierra como madre generadora de existencia.

La angustia que moviliza

Para hacer frente a la inconsciencia y a la alienación, se hace preciso cultivar una cierta forma de angustia capaz de responder a la situación del mundo en que vivimos y al estilo de vida que ha determinado el actual estado de cosas. Dicha angustia alberga la posibilidad de interpelarnos, de hacernos pensar y de movilizarnos hacia una actitud indispensable para que haya futuro. El cuidado define al ser humano; en criterio de Boff, es anterior al cuerpo y al espíritu; y está vinculado a una ley que preside todo lo existente, aquella por la cual el cosmos busca su realización y no su aniquilamiento.

Hay, pues, dos paradigmas frente a los cuales la cultura se halla abierta: el cuidado y la violencia. Las consecuencias del segundo paradigma están ante nuestros ojos a diario, pues la violencia rige, incluso, muchos intereses de la tecnocracia. En oposición, el cuidado se desprende de la caricia esencial que determina nuestra naturaleza, la relación amorosa que estamos llamados a vivir con la Tierra y en el contexto de nuestro trato con los demás. La educación cumple un papel determinante en orden a redescubrir esta dimensión fundamental de la existencia.

A las tres “eres” de la Carta de la Tierra (reducir el consumo, reutilizar y reciclar), Boff añade dos nuevas acciones: rearborizar y respetar a todos los seres. Sólo el 5% de la vida en el planeta Tierra es visible. Si la razón instrumental nos ha llevado a asumir actitudes de dominio frente a lo otro, la razón cordial o sensible puede llevarnos a cuidarlo y a defenderlo.

Se trata, entonces, no sólo de un cambio cultural, sino, en consecuencia, de un cambio espiritual que redimensione nuestra capacidad de oír tanto el grito de la tierra y como el de los pobres; un cambio que nos haga más humanos. Cuando más humanos somos llegamos a ser más solidarios con el cosmos, pues descubrimos el origen común que nos vincula  con todo lo existente.

Una familia, un destino común

“Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro. A medida que el mundo se vuelve cada vez más interdependiente y frágil, el futuro depara, a la vez, grandes riesgos y grandes promesas. Para seguir adelante, debemos reconocer que en medio de la magnífica diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común. Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras” (Preámbulo de La carta de la Tierra).

Texto y foto: VNC

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