Esperado Te Deum mantuvo la tradición

La difusión de unos de correos electrónicos entre los cardenales
Errázuriz y Ezzati generó un controvertido ambiente

En 1811 se celebró un Te Deum con ocasión del primer aniversario de la Independencia y desde entonces, casi ininterrumpidamente, ha continuado celebrándose cada año con asistencia del Gobierno, parlamentarios, poder judicial y otras autoridades, en la Catedral de Santiago. Hace años también en las diócesis se empezó a realizar esta ceremonia, en muchos casos de carácter ecuménica con participación de líderes de iglesias cristianas y representantes de las comunidades judía y musulmana. Así ha llegado a ser una tradición en la celebración de las fiestas patrias chilenas.

Este año era esperada la homilía del arzobispo de Santiago, el cardenal Ricardo Ezzati, que no podría evitar aludir al creciente ambiente de desconfianzas, descrédito y denuncias de irregularidades cometidas por empresarios y políticos, que ha afectado a toda la sociedad. Sin embargo, diez días antes del aniversario, un diario digital publicó dos antiguas cartas del cardenal Francisco Javier Errázuriz dirigidas, una, al padre Fernando Karadima, y la otra a su discípulo también acusado, el padre Diego Ossa (Vida Nueva 65). Estas cartas han sido incorporadas por la defensa de los acusadores de Karadima en la querella judicial presentada contra el arzobispado de Santiago por encubrimiento y negligencia sistemática para enfrentar los abusos, en la que exigen una indemnización de 600 mil dólares, y cuya fase de presentación de testigos se inicia en estos días poniendo en marcha un proceso en el cual el arzobispado enfrentará su prueba de fuego cuando un juez determine si la Iglesia fue o no cómplice o encubridora de los delitos de Karadima contra Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, los tres denunciantes.

Correos difundidos

La bomba que significó esta filtración adquirió mayor magnitud al día siguiente cuando otro diario digital publicó un intercambio de correos electrónicos entre los cardenales Errázuriz y Ezzati. Fechados en junio de 2013, los mensajes se refieren al bloqueo de la designación del jesuita Felipe Berríos como capellán de La Moneda y del denunciante de Karadima, Juan Carlos Cruz, para integrar la Comisión Pontificia de Prevención de abusos sexuales en el Vaticano; y entre abril y julio de 2014 los que se refieren a la invitación hecha por la Conferencia Episcopal Anglófona al denunciante Cruz para dar su testimonio del abuso sufrido y del comportamiento de la Iglesia de Santiago ante su denuncia. El arzobispado de Santiago emitió una declaración pública en la que señala que “el discernimiento de quiénes podrían ocupar determinados servicios eclesiales, es parte de la responsabilidad de las autoridades de la Iglesia” y“considera grave la publicación de correos privados en un medio de comunicación”.

Diversas reacciones de rechazo a esos hechos colmaron las noticias en los días siguientes. El jesuita Berríos, objetado para capellán de La Moneda ante la propuesta hecha por el gobierno, declaró que “Cruz y las víctimas han hecho un bien, deberíamos estar agradecidos. Ellos nos han hecho un bien muy grande, denunciando una podredumbre que debería estar fuera de la Iglesia”.

También hubo opiniones que expresaron falta de ética al dar a conocer un intercambio privado de correspondencia, como la del rector de la Universidad Alberto Hurtado, Fernando Montes. Otros lo consideran lícito por tratarse de un tema de interés público. Dirigentes políticos y parlamentarios anunciaron que no asistirían al Te Deum como rechazo al arzobispo, incluso alguno pidió que éste no lo presidiera. La creciente efervescencia que fue alcanzando el tema bajó violentamente con el terremoto y maremoto ocurridos en la noche del miércoles 16 de septiembre.

El esperado Te Deum

Con la solemnidad tradicional, en un templo catedralicio colmado de asistentes, el 18 de septiembre tuvo lugar el Te Deum ecuménico para dar gracias a Dios. Se inició con un emotivo homenaje a las víctimas del terremoto que sacudió parte del país, dos días antes.

“Se ha ido posicionando en nuestra sociedad un clima agresivo y violento que despierta temor, inseguridad, genera desconfianza y resquebraja nuestras relaciones humanas”, expresó Ezzati al inicio de su homilía. Y continuó: “se endurece el lenguaje, se cultiva la descalificación y hasta el hogar es víctima de violencia intrafamiliar. En estos días, he sentido personalmente lo que este ambiente produce. Me he sentido expuesto a una crítica descalificadora, como la que muchos de los aquí presentes han experimentado. Me valgo de la oportunidad para pedir perdón a quienes pueden haberse sentido ofendidos y, a la vez, vuelvo a expresar que las puertas del obispo de Santiago y de la Iglesia, están abiertas para restablecer las confianzas, limar las asperezas y ponernos en camino para superar el dolor y construir en esperanza”.

Cruz, el periodista víctima y denunciante de Karadima, se refirió a este pedido de perdón de Ezzati, indicando que no basta para restituir las confianzas. En declaraciones a una radio dijo que “según la doctrina católica, el perdón se pide con nombre y apellido y se debe reparar el daño causado y eso, Ezzati no lo hace”.

La homilía del Te Deum también aludió al clima de desconfianza que impera en el país. Después de una reflexión en que vinculó la esperanza con la solidaridad como estrategias indispensables para “ejercer mejor nuestras responsabilidades” concluyó diciendo que “esta enseñanza tan bíblica y evangélica (la parábola del Buen Samaritano), en que nos hemos inspirado, puede ciertamente iluminar a nuestra sociedad en su conjunto (…) y, por lo mismo, a la política que se requiere para que las soluciones puedan aspirar a un nivel global”. Y señaló tres desafíos: cuidar la creación y la vida, crecer en humanidad y recuperar la confianza, para concluir recordando que “el Papa Juan Pablo II, en su memorable visita a Chile, hizo una gran afirmación: ‘¡Chile tiene vocación de entendimiento, no de enfrentamiento!’. Es hora nuevamente de vivir esa vocación y de honrar ese llamado. Y eso depende absolutamente de nosotros” dejó planteado Ezzati.

Consecuencias pendientes

La tarea señalada por Ezzati en su homilía ante las autoridades del país también corresponde a la Iglesia chilena, que no está ajena a las consecuencias del clima de desconfianza y descrédito que ha generado. Esto se puede apreciar en la encuesta dada a conocer en esos mismos días donde un 74 por ciento de los católicos desaprueba la gestión de la Iglesia Católica en acusaciones por abusos sexuales, un 70 por ciento de los fieles expresa escasa confianza en ella y un 53 por ciento de los católicos dijo tener menos confianza en la institución que hace diez años.

Un episodio que no deja de llamar la atención ocurrió en el Te Deum realizado en la catedral de Osorno, que tiene capacidad para 800 personas y sólo asistieron unas cincuenta. Mientras, en el exterior, unos cien manifestantes expresaban su rechazo al obispo Juan Barros Madrid con frases como “obispo encubridor no puede ser pastor”. Barros fue discípulo de Karadima y al ser recientemente nombrado titular de la diócesis de Osorno hubo fuertes manifestaciones de rechazo que aún persisten a las que él responde manteniéndose en el cargo por lealtad al nombramiento recibido.

Por su parte, el proceso judicial por la demanda civil entablada en 2013 por Cruz, Hamilton y Murillo contra el arzobispado de Santiago, está llegando al centro de las noticias en estos días. Según Nicolás Luco, abogado del arzobispado,“los abusos sexuales cometidos por el padre Karadima ya fueron completamente esclarecidos producto de la investigación canónica que terminó en una condena al sacerdote, en noviembre de 2010. Esos abusos y lo ocurrido posteriormente también fueron aclarados en la investigación (civil) que llevó la ministra en visita Jessica González, que terminó en una sentencia muy explícita en noviembre de 2011. La única estrategia del arzobispado de Santiago es que se conozca toda la verdad, recogida fundamentalmente en esos dos procesos”.

ROBERTO URBINA AVENDAÑO. santiago

 

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