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‘Introducción a la ética cristiana’


Una obra de Alberto de Mingo Kaminouchi (Ediciones Sígueme). La recensión es de José Manuel Caamaño

Introducción a la ética cristiana, Alberto de Mingo Kaminouchi (Ediciones Sígueme)

Título: Introducción a la ética cristiana

Autor: Alberto de Mingo Kaminouchi

Editorial: Ediciones Sígueme

Ciudad: Salamanca, 2015

Páginas: 224

JOSÉ MANUEL CAAMAÑO | Durante siglos, la teología moral ha estado centrada en las discusiones en torno a los denominados sistemas morales, cuyo objetivo era, sobre todo, ayudar a que los fieles pudieran evitar el pecado y a que los confesores pudieran solventar con justicia las penitencias en caso de que se hubiera cometido tal pecado. De alguna manera, y aunque de una forma genérica, esta ha sido la línea seguida por la teología moral nacida del Concilio de Trento y de las instituciones morales, y la que la llevó por los derroteros de disputas legalistas y con un tono bastante negativo, rigorista y, en cierto modo, alejado de la realidad.

Afortunadamente, con el inicio del siglo XX la teología se adentró en un proceso de renovación que también afectaría al campo de la ética cristiana, uno de cuyos impulsos más importantes ha sido la vuelta a su raíz bíblica. Esta obra del redentorista Alberto de Mingo Kaminouchi, doctor en Teología bíblica y profesor de la Academia Alfonsiana de Roma y de la Saint Louis University en Madrid, sigue esa línea de retorno a la fuente más primigenia de la moral cristiana: la Sagrada Escritura y, de forma especial, el Nuevo Testamento.

Tras el Vaticano II

Y lo hace en la estela marcada por el Concilio Vaticano II, cuando, en su decreto Optatam totius sobre la formación sacerdotal, lanzaba una llamada a “perfeccionar la teología moral, cuya exposición científica, más nutrida de la doctrina de la Sagrada Escritura, explique la grandeza de la vocación de los fieles en Cristo y la obligación que tienen de producir su fruto para la vida del mundo en la caridad” (n. 16).

La obra que ahora presentamos consta de seis capítulos divididos en dos partes. En la primera de ellas, el autor ofrece el marco teórico de la ética cristiana. Para ello empieza con una breve aproximación a la historia de la teología moral desde el Concilio de Trento y establece lo que podríamos denominar como el fundamento de la misma, que no es sino la configuración de la vida humana a partir de Jesucristo.

De hecho, si hay algo que caracteriza la generalidad de la teología moral posconciliar, más allá de las discrepancias entre los diversos autores y corrientes, es el dato ineludible de que se trata de una moral cristocéntrica, y de ahí que el recurso a la teología dogmática y, concretamente, a la cristología, sea algo necesario, tal como hace aquí el autor. Posteriormente, se introducen las categorías que configuran el resto del libro.

Una de las características de la teología moral de las últimas décadas es la recuperación de la ética de las virtudes procedente de Aristóteles y santo Tomás de Aquino. Por ello, en la segunda parte del volumen, el autor recurre a algunas de sus categorías fundamentales para presentarlas como elementos esenciales de la vida cristiana. En concreto, se detiene en los conceptos de felicidad, virtud y amor, que se corresponden con cada uno de los capítulos. Entre ellos destaca, a mi juicio, la relectura que el autor hace de las bienaventuranzas desde la perspectiva de las virtudes como expresión de “una felicidad al estilo de Jesús”.

Desde el NT

En definitiva, se trata de una breve introducción a la teología moral desde la perspectiva del Nuevo Testamento, en la que, por tanto, no están tratados otros muchos elementos y categorías que también resultan fundamentales para esta misma materia, como son el problema de la libertad, la conciencia moral, el pecado, etc. Aun con todo, nos encontramos ante un acercamiento ciertamente original y merecedor de una atenta lectura. Por eso no me queda ya sino felicitar a su autor y recomendarla a quienes deseen acercarse a esta compleja disciplina teológica que es la teología moral cristiana.

En el nº 2.958 de Vida Nueva

Actualizado
02/10/2015 | 00:42
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