Carlos Osoro: “Muchos no se han leído el pensamiento de Francisco sobre la familia”

Mario Iceta, obispo de Bilbao, Carlos Osoro arzobispo de Madrid y Lluís Martínez Sistach cardenal arzobispo de Barcelona, obispos participantes en el Sínodo de la Familia 2015

Los obispos españoles que participan en el Sínodo de la Familia defienden las reformas del Papa

Mario Iceta, obispo de Bilbao, Carlos Osoro arzobispo de Madrid y Lluís Martínez Sistach cardenal arzobispo de Barcelona, obispos participantes en el Sínodo de la Familia 2015

De izq. a dcha., Mario Iceta, Carlos Osoro y Lluís Martínez Sistach

Carlos Osoro: “Muchos no se han leído el pensamiento de Francisco sobre la familia” [extracto]

JOSÉ LORENZO | Cuatro días antes de que se abriese en Roma la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), reunida en Madrid, deliberaba sobre este importante acontecimiento eclesial, en concreto, sobre la reforma de los procesos de nulidad matrimonial a la luz de los motus proprios de Francisco presentados a principios de septiembre en el Vaticano. Ambos decretos causaron cierta conmoción en sectores eclesiales poco propicios a las reformas del Papa, que consideraron que con ellos se introducía “el divorcio católico”.

No lo ven así al menos tres de los miembros de la delegación española que asistirá, del 4 al 25 de octubre, a la asamblea sinodal.

En declaraciones a Vida Nueva, Mario Iceta, obispo responsable de Familia y Vida, niega la mayor. “A su regreso del Encuentro Mundial de las Familias de Filadelfia, el Papa ha remarcado que el motu proprio en ningún modo puede considerarse como un divorcio católico. Las circunstancias actuales hacen necesaria una adecuada diversidad de itinerarios en este procedimiento, que siempre es doloroso y complicado. No se trata de ‘anular’ un matrimonio, sino de reformar el procedimiento de declaración de nulidad en determinadas circunstancias y si existen razones fundadas para invocarlo, de modo que sea más ágil sin por ello perder objetividad ni verdad, pues de eso se trata, de conocer la verdad ante Dios de la situación”.

El cardenal Lluís Martínez Sistach, que asistirá al Sínodo por invitación expresa del Papa, no oculta su alegría por una medida que, como apunta, ya habían pedido algunos cardenales en el consistorio de 2014 y en el Sínodo extraordinario del pasado año. “Estoy contento porque con esta reforma se facilita el camino para que los matrimonios que no son válidos se puedan declarar nulos con más rapidez y menos o nada costes económicos”. Para el arzobispo de Barcelona, ese decreto es, además, “una manera de ayudar a los esposos cristianos para que puedan, si su matrimonio canónico es nulo, contraer un nuevo matrimonio y poder confesarse y comulgar. Esta reforma de Francisco armoniza la fidelidad a la indisolubilidad con la misericordia de la Iglesia. Hay que agradecer al papa Francisco esta reforma y que lo haya hecho siguiendo lo que se pidió en la anterior asamblea sinodal en la relación final”.

Tampoco hay lugar para la duda en Carlos Osoro. El arzobispo de Madrid considera que estas disposiciones pontificias “son una puerta para hacer una pastoral matrimonial más sólida, más rápida, más eficaz, y también una puerta para responder a las necesidades reales que tienen las familias en estos momentos; familias que, con mayores o menores dificultades, necesitan el acompañamiento de la Iglesia”.

Clima enrarecido ante el Sínodo

No se les escapa a estos padres sinodales la tensión que se ha creado en torno a esta asamblea, con posturas divergentes sobre hasta dónde han de llegar las reformas, y con el tema de la comunión de los divorciados vueltos a casar como piedra de toque. Para Osoro, esos otros obispos y cardenales que oponen doctrina a soluciones pastorales, como pide Francisco, “en muchos casos no se han leído todo el pensamiento del Papa sobre la familia, que no solamente lo ha desarrollado desde que fue nombrado sucesor de Pedro, sino que hay que ver todo lo que él dijo sobre la familia siendo arzobispo de Buenos Aires. Tiene tal profundidad, belleza y fuerza que, si los que dicen cosas distintas lo leyeran, firmarían claramente lo que plantea Francisco”.

Para Sistach, este clima enrarecido entre sinodales se debe, “en gran parte, a que no se cree que los que hablan sobre estas cuestiones quieren respetar la indisolubilidad del matrimonio cristiano, pero también porque se quiere reflexionar sobre qué se puede hacer para dar una respuesta pastoral a personas cristianas con una situación matrimonial peculiar”. Con esto último se refiere el purpurado catalán a “un problema pastoral considerable, sobre todo en América del Sur, donde hay muchísimas personas jóvenes y adultas con un elevado porcentaje de divorcios y nuevas uniones que desean comulgar con los hijos en la misa dominical. El Papa, que fue arzobispo de la gran Buenos Aires, vive intensamente este problema pastoral. Y hay que decir que nos encontramos con una cuestión difícil: cómo armonizar la fidelidad y la misericordia. Por ello se reflexiona y se habla. Pienso que conviene verlo así”.

También desde la perspectiva de la comunión quiere encauzarlo el obispo de Bilbao. Iceta recuerda que eso precisamente es un Sínodo, “una gracia para la Iglesia, un don del Espíritu Santo, donde el Papa nos convoca para orar, reflexionar, dialogar, escuchar, argumentar, discernir y proponer respuestas a los temas que él pide sean tratados y discernidos”. Frente a eso, estima que “no debe entenderse como una confrontación de diversas posturas, sino más bien como un ejercicio de sinodalidad, es decir, de búsqueda en comunión de propuestas discernidas a la luz de Dios buscando su voluntad y partiendo de la Escritura, la Tradición, el Magisterio, de modo que puedan iluminar con nueva luz los desafíos que plantea hoy la pastoral familiar”.

Él, que va en representación de la CEE en una delegación que encabeza su presidente, Ricardo Blázquez, está convencido de que este Sínodo, que se convoca bajo el lema de La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo, “será un tiempo de verdadera gracia para la Iglesia”.

Sistach: “En esta asamblea vienen los platos fuertes”

La expectación ante este Sínodo es palpable. Tras la asamblea extraordinaria de octubre de 2014, eminentemente deliberativa, se espera que de esta salgan propuesta pastorales concretas. Para el cardenal de Barcelona, la asamblea del año pasado fue “detectiva, es decir, fue un ver la salud y las enfermedades que sufren muchas familias en nuestro mundo. Y después de estos entremeses, en la asamblea sinodal de este octubre habrá los platos fuertes de la comida. Habrá que juzgar y hacer propuestas de actuación para potenciar la salud y curar las anomalías de las familias de hoy”.

Para Lluís Martínez Sistach, además de “la problemática” de los divorciados vueltos a casar, “hay muchos otros aspectos importantes, como la formación de los adolescentes y jóvenes para que puedan contraer con garantías un matrimonio para siempre, con fidelidad y fecundo; alcanzar los matrimonios cristianos una íntima comunidad de vida y de amor; el acompañamiento de los inmediatamente matrimonios antes de celebrarse y durante su vida conyugal; la fecundidad de los matrimonios cristianos ante la bajísima natalidad de nuestros países; la vocación de la familia cristiana como Iglesia doméstica; el compromiso de los matrimonios en el seno de la Iglesia y en la sociedad, etc.”.

“Estoy seguro de que habrá concreciones pastorales; habrá proposiciones que nos ayuden a establecer un acompañamiento para todas las familias cristianas”, apunta por su parte Carlos Osoro, quien cree que entre las necesidades más urgentes de la pastoral familiar está la de “presentar al mundo la Belleza que tiene la familia cristiana –la belleza con mayúsculas–, como lugar de construcción del ser humano, de quienes forman el matrimonio, de los hijos que vienen fruto de ese amor…”.

Mario Iceta, que conoce muy de cerca la problemática de la familia cristiana en España, pues desde la subcomisión de Familia y Vida que preside, se analizaron las encuestas que 50 diócesis le remitieron en respuesta a la petición realizada por el propio Papa, confía en que los padres sinodales ofrezcan propuestas pastorales “para responder a las nuevas situaciones y desafíos” que se les presentan a las familias. A él, por su parte, le gustaría que se resaltase “la necesidad de insertar la pastoral familiar en el proceso de iniciación cristiana; el acompañamiento personalizado y en tiempo prolongado a quienes se acercan, tanto en la preparación al matrimonio como a lo largo de la vida matrimonial; e impulsar el protagonismo de las familias en la acción pastoral general de la Iglesia”.

En el nº 2.958 de Vida Nueva

 

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