Durante las vísperas en la Catedral de San Patricio, Francisco habló a las religiosas: “Las quiero mucho”
El rezo de vísperas ha tenido lugar en la Catedral de San Patricio
M. GÓMEZ | En Washington era el cardenal Wuerl y en Nueva York le ha tocado el turno al cardenal Timothy Dolan como arzobispo anfitrión del papa Francisco. Dolan encabeza la delegación de obispos estadounidenses que esperaban al Pontífice en el aeropuerto JFK, cuando el avión federal que han bautizado como ‘Shepherd One’ aterrizaba hacia las 17:15 h. (23:15 hora española). Del avión al helicóptero, para ir a Manhatthan y celebrar las vísperas con los sacerdotes, religiosos y religiosas. Y dos momentos principales: el dolor por la “vergüenza” de los abusos y el agradecimiento a las monjas norteamericanas.
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“Sé que ustedes, como cuerpo presbiteral, junto con el Pueblo de Dios, recientemente han sufrido mucho a causa de la vergüenza provocada por tantos hermanos que han herido y escandalizado a la Iglesia en sus hijos más indefensos. (…) Los acompaño en este tiempo de dolor y dificultad, así como agradezco a Dios el servicio que realizan acompañando al Pueblo de Dios”, dijo el Papa, quien ya había pedido a los obispos en Washington que “debemos seguir trabajando para que esos crímenes no se repitan nunca más”.
Así comenzaba el discurso que había preparado para el rezo de vísperas, en el que improvisó un primer saludo a “mis hermanos musulmanes”, en solidaridad y “cercanía” por la “tragedia” de los centenares de muertos y miles de heridos ese mismo día en una avalancha en La Meca.
La medida de la cruz
Francisco habló del “espíritu de gratitud” (“¿Somos capaces de enumerar las bendiciones recibidas?”) y del “espíritu de laboriosidad” como “los dos pilares de la vida espiritual”.
Sobre el segundo, el Papa alertó del riesgo de confundirlo con una “espiritualidad mundana”, y propuso como medida “la cruz”: “Podemos caer en la trampa de medir el valor de nuestros esfuerzos apostólicos con los criterios de la eficiencia, de la funcionalidad y del éxito externo, que rige el mundo de los negocios. (…) Pero el verdadero valor de nuestro apostolado se mide por el que tiene a los ojos de Dios. Ver y valorar las cosas desde la perspectiva de Dios exige que volvamos constantemente al comienzo de nuestra vocación y –no hace falta decirlo– una gran humildad. La cruz nos indica una forma distinta de medir el éxito: a nosotros nos corresponde sembrar, y Dios ve los frutos de nuestras fatigas. Si alguna vez nos pareciera que nuestros esfuerzos y trabajos se desmoronan y no dan fruto, tenemos que recordar que nosotros seguimos a Jesucristo, cuya vida, humanamente hablando, acabó en un fracaso: el fracaso de la cruz”.
Emotivo agradecimiento a las monjas americanas
El otro momento emocionante de la tarde-noche fue cuando el Pontífice se dirigió de manera especial a las religiosas de los Estados Unidos, a las que expresó “mi admiración y gratitud”.
Después de muchos años cuestionadas e incluso investigadas por Roma, las monjas y el Vaticano “sellaron la paz” en abril de 2014, y las palabras del Papa ahora han reforzado ese hecho: “¿Qué sería de la Iglesia sin ustedes? Mujeres fuertes, luchadoras; con ese espíritu de coraje que las pone en la primera línea del anuncio del Evangelio. A ustedes, religiosas, hermanas y madres de este pueblo, quiero decirles ‘gracias’, un ‘gracias’ muy grande… y decirles también que las quiero mucho”.
Baño de masas al atravesar la emblemática Quinta Avenida de Manhattan
Programa para el viernes 25
La celebración de vísperas ha sido el primer acto del viaje del Papa en Nueva York. Para el viernes hay varias citas destacadas:
- 8:30 (hora local) – 14:30 (hora española): Visita y discurso en la Sede de la Organización de las Naciones Unidas.
- 11:30 – 17:30: Encuentro interreligioso en el memorial de la Zona Cero.
- 16:00 – 22:00: Visita a la escuela Nuestra Señora Reina de los Ángeles y encuentro con niños y familias de inmigrantes, en Harlem.
- 18:00 – 00:00 (sábado 26): Misa en el Madison Square Garden.
