Francisco pide a los obispos estadounidenses “alejarse de la tentación del narcisismo”

Durante su encuentro en la Catedral de San Mateo de Washington

MHR01

M.PÉREZ | Tras salir de la Casa Blanca y despedirse del presidente Barack Obama, Francisco ha recorrido las calles de Washington, abarrotadas de fieles ansiosos por ver al Pontífice, hasta llegar a la Catedral de San Mateo. Allí le aguardaban los obispos estadounidenses, a los que no ha dudado en pedir que “se alejen de la tentación del narcisismo, que ciega los ojos del pastor”.

No mirar hacia abajo, a la propia autoreferencialidad, sino siempre hacia el horizonte de Dios, que va más allá de lo que somos capaces de prever o planificar”, ha sido la petición que Francisco ha hecho a los obispos estadounidenses, en un discurso pronunciado íntegramente en italiano. “Vigilar también sobre nosotros mismos, para alejar la tentación del narcisismo, que ciega los ojos del pastor, hace irreconocible su voz y su gesto estéril”.

“Es útil al obispo tener la prudencia del líder y la astucia del administrador, pero ay de nosotros si convertimos la cruz en bandera de luchas mundanas, olvidando que la condición de la victoria duradera es dejarse despojarse y vaciarse de sí mismo”.

Un servicio que, en palabras del Papa, es “particularmente importante para su amada nación”, pues sus “vastísimos recursos materiales y espirituales, culturales y políticos, históricos y humanos, científicos y tecnológicos requieren responsabilidades morales no indiferentes en un mundo abrumado y que busca con afán nuevos equilibrios de paz, prosperidad e integración”.

papa-washington-obispos-23-septiembre

Francisco, durante su discurso a los obispos de Estados Unidos

Abusos a menores

Francisco no ha querido esquivar ningún tema, ni si quiera los casos de abusos a menores cometidos por miembros de la Iglesia en Estados Unidos: “Conozco bien la valentía con que han afrontado momentos oscuros”, ha afirmado.

“Sé cuánto les ha hecho sufrir la herida de los últimos años, y he seguido de cerca su generoso esfuerzo por curar a las víctimas, consciente de que, cuando curamos, también somos curados”. “Debemos seguir trabajando para que esos crímenes no se repitan nunca más”, ha sentenciado el Pontífice.

Dos encargos

Antes de concluir su discurso, Francisco ha dado dos recomendaciones a los obispos estadounidenses. La primera, que “sean Pastores cercanos a la gente, Pastores próximos y servidores (…). Cuiden sus fuentes espirituales para que no caigan en la tentación de convertirse en notarios y burócratas, sino que sean expresión de la maternidad de la Iglesia que engendra y hace crecer a sus hijos. No se cansen de levantarse para responder a quien llama de noche, aun cuando ya crean tener derecho al descanso”.

La segunda recomendación ha sido referida a los inmigrantes. “La iglesia en Estados Unidos conoce como nadie las esperanzas del corazón de los inmigrantes (…). Ahora tienen esta larga ola de inmigración latina en muchas de sus diócesis. No sólo como obispo de Roma, sino también como un Pastor venido del sur, siento la necesidad de darles las gracias y de animarles. Ofrézcanles el calor del amor de Cristo y descifrarán el misterio de su corazón”.

 

Compartir