EDITORIAL VIDA NUEVA | Los próximos cinco años son determinantes para el futuro de la escuela católica en España. No pocas de las congregaciones que están detrás de la mayoría de los colegios atesoran una tradición centenaria en un proyecto que no es solo formativo, sino evangelizador.
Sin embargo, ese rico bagaje se ve amenazado por una realidad que dibuja una edad muy alta en sus miembros y una no menos preocupante falta de vocaciones. Ambos elementos conducen a un futuro que puede dejar sin religiosos las aulas. ¿Es eso preocupante? No, si se han tomado las medidas oportunas, como implicar en la misión a un laicado que busca su lugar en la corresponsabilidad, algo en lo que algunos institutos llevan años trabajando.
Para las que no tienen este recambio, hay una alternativa muy válida, nacida desde el corazón de la escuela católica: fundaciones que velan no solo por el proyecto educativo, sino por hacer presente al maestro Jesús. Pero cuidado, hay oportunistas al acecho.
En el nº 2.956 de Vida Nueva. Del 19 al 25 de septiembre de 2015
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