La edad avanzada y la falta de vocaciones abocan a la escuela católica a la reconversión
JOSÉ LORENZO | Atrás quedaron los tiempos en los que los colegios religiosos estaban llenos de frailes y monjas y en donde el laico, si lo había, era el que impartía gimnasia. Hoy, estos centros educativos están inmersos en una profunda reconversión, de la que habrán de salir reforzados o, en el peor de los casos, abocados al cierre o a su cesión a una empresa que lo explote económicamente, abandonando la misión evangelizadora con la que vio la luz.
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Este es el panorama que dibuja un buen conocedor de esta situación, Manuel Barahona, que preside la Fundación Educación y Evangelio (FEyE), una alternativa desde la propia Vida Consagrada a la desaparición de estos colegios. “En cinco años, el panorama de los colegios de las congregaciones religiosas en España no lo reconocerá nadie”, afirma este Misionero del Sagrado Corazón.
La Fundación Educación y Evangelio nació en el año 2009, promovida por Escuelas Católicas (entidad que aglutina a más de 2.000 colegios en todo el país y en los que se educan 1.200.000 alumnos), con la finalidad de que no cierren centros que cumplen una función educativa, social y evangelizadora, pero que están en peligro de desaparecer “ante la imposibilidad de las congregaciones, por la falta de vocaciones y la edad de sus miembros, para atenderlos y dirigirlos”, como subraya Barahona.
En la actualidad, FEyE ha asumido la gestión de 11 centros. “Lo importante –subraya el religioso– es que la obra sea de Iglesia. El denominador común es el Evangelio, y, en segundo lugar, la educación. A partir de ahí queremos que los colegios tengan una identidad, y que sean centros en red, no una red de centros. Es decir, centros que se comuniquen, colaboren y participen. Y todo, basado en tres competencias que nos articulan: la espiritual, la pedagógica y la relacional”.
“Es el fruto de una apuesta muy fuerte por la identidad de nuestro centros y por la misión apostólica, por la formación humana, técnica y espiritual de los seglares, que hemos hecho en los últimos 25 años”. De hecho, de los 5.000 profesores que atienden a los 75.000 alumnos, “un tercio están fuertemente implicados” con la espiritualidad ignaciana.
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En el nº 2.956 de Vida Nueva
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