Los expertos valoran la audacia de la reforma del Papa sobre las nulidades matrimoniales

Reclaman más formación y acompañamiento

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J. LORENZO | Es evidente el “empuje reformador” que late tras los dos motu proprio presentados el pasado día 8 en el Vaticano, como sostiene el propio Francisco. De hecho, se trata de los cambios de mayor calado en la materia realizados desde el pontificado de Benedicto XIV (1740-1748), como reconoció durante la presentación a los medios de comunicación Pio Vito Pinto, decano de la Rota romana. Pero también, para evitar suspicacias entre el sector más reacio precisamente a estas reformas emprendidas por el Papa, se subraya que estas importantes novedades no buscan favorecer las nulidades matrimoniales, sino acelerar los procesos soltando lastre burocrático.

“Es decir, que que no se modifican los motivos por los que un matrimonio puede ser declarado nulo”, señala a Vida Nueva María Álvarez de las Asturias.

Entre las novedades más positivas que destaca esta defensora del vínculo en el Tribunal Eclesiástico de Madrid, está “una mayor implicación y responsabilidad del obispo diocesano, de manera que el ejercicio de la potestad judicial se entienda claramente en su sentido pastoral”; que se eliminen lo que algunos entienden que son “barreras, como el coste económico”; y, sobre todo, “la voluntad de agilizar el proceso para dar respuesta a las personas y despejar lo antes posible las dudas que tengan sobre si su matrimonio es válido o nulo”.

Para Carmen Peña, también defensora del vínculo y promotora de Justicia en el Tribunal Eclesiástico de Madrid, ambos decretos papales suponen un “movimiento audaz” por el que Francisco “renueva completamente el proceso”.

Para ella, la reforma presenta “unas líneas maestras claras, que pasan por potenciar la dimensión pastoral del proceso canónico de nulidad y reforzar la implicación del obispo diocesano en la misión de juzgar.

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En el nº 2.955 de Vida Nueva.

 

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