Libros

‘El “encanto” de la Vida Consagrada’ y ‘Cómplices del espíritu’


Dos obras de José Cristo Rey García Paredes en San Pablo y Publicaciones Claretianas en torno a la Vida Religiosa. La recensión es de José María Arnaiz

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Título: El “encanto” de la Vida Consagrada. Una alianza y tres consejos

Autor: José Cristo Rey García Paredes

Editorial: San Pablo

Ciudad: Madrid, 2015

Páginas: 296

 

Título: Cómplices del espíritu. El nuevo paradigma de la Misión

Autor: José Cristo Rey García Paredes

Editorial: Publicaciones Claretianas

Ciudad: Madrid, 2015

Páginas: 224

JOSÉ MARÍA ARNAIZ | La Vida Consagrada de hoy está en búsqueda de un nuevo paradigma. Un desafío urgente que afecta a la vida y a la misión, a las personas y las estructuras, a las comunidades y las instituciones. Responder a él es la única manera de dejar de entorpecer la acción y la misión del Espíritu. Y a ello pretende contribuir José Cristo Rey García Paredes en estas más de 500 páginas de reflexión, que nos ofrecen algo distinto y original. En el primero de los libros, elabora una nueva definición de los religiosos como cómplices del Espíritu; y, en el segundo, nos describe como personas y creyentes encantados y encantadores. Algo que se consigue entrando en alianza con Dios y haciendo que quienes nos rodean estén apasionados con ella.

El autor está dedicado a la iluminar la Vida Consagrada día y noche; es su tema, su preocupación, su servicio, su vida. Su profunda y sugestiva reflexión llega de la escucha y del diálogo, del encuentro y la experiencia; la suya es una voz consolidada y autorizada, que resuena en todo el mundo. Por eso, con justa razón, fue nombrado por el Francisco consultor de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada.

Ambas obras son un poco diferentes, aunque pueden llegar a complementarse. La primera, llena de originalidad, es una primicia sobre el tema. No olvida que la Vida Consagrada es seguimiento de Jesús, pero da un paso más (el que, según él, debe darse hoy) y nos la presenta como un vivir “seducidos por el Espíritu, movidos por él a la misión y en la misión”. Una gran intuición, que –a su juicio– nos trae una nueva visión, nueva audacia, nuevas fronteras, nueva misión. Así, terminamos siendo sus cómplices en la misión. Ello nos lleva a una auténtica conversión pastoral y misionera; a un giro copernicano en el modo de entenderla. Pero podemos ir más lejos, y afirmar que el Espíritu reconfigura las formas de vida cristiana y religiosa.

Del segundo libro, uno puede quedarse con la impresión de que el verdadero título es el subtítulo: Una alianza y tres consejos. Sin embargo, es un estupendo instrumento para descubrir el encanto, visualizarlo, recuperarlo, disfrutarlo y contagiarlo. Instrumento que describe como el modo ideal para llegar a la conexión con la Trinidad y a la desconexión con los dioses y señores de la tierra: el dinero, el sexo y el poder. De vez en cuando, se encuentran alusiones muy precisas, eco del libro anterior, ya que “el encanto del religioso viene de una vida conducida y configurada por el Espíritu”.

En una palabra, la vivencia de los consejos evangélicos llenan de encanto a la Vida Consagrada, sobre todo, si se explicitan sus cuatro dimensiones: sociopolítica y misionera, comunitaria, ecológica y mística. Encanto, desencanto y reencanto de la Vida Consagrada son palabras que yo mismo traté de definir en Es Domingo para la Vida Consagrada (Paulinas, 2005). Debo reconocer que el trabajo de García Paredes es de mucha mayor envergadura, pero, en cierto modo, completa lo que yo escribía hace una década.

En los dos libros que aquí nos ocupan, impresiona la abundante y valiosa bibliografía, tan exhaustiva que llega a ocupar a veces más de la mitad de las páginas. Impresiona también el acercamiento a la cultura posmoderna y globalizada y, por supuesto, a la buena y sana teología de la Vida Consagrada. Encontramos, asimismo, una estupenda mezcla de teología, antropología y sociología. Por eso, en parte, son tan valiosos los acercamientos a los posibles lectores más jóvenes. Sin querer queriendo, uno y otro se sitúan en el contexto del Año de la Vida Consagrada y del pensamiento y propuestas del papa Francisco, al que cita con frecuencia. Bien podemos considerar que ambas obras nos ofrecen “justificaciones nuevas de nuestra esperanza religiosa”.

Más aún, en su conjunto, los dos libros pueden ser una respuesta propositiva, una verdadera alternativa a la contestación que se hace a la Vida Religiosa tanto desde el contexto sociocultural actual como incluso en el eclesial. Para ello, nos toca mostrar el encanto de esta vida en alianza y conseguirlo a través de los fascinantes consejos evangélicos.

“No es encantador el aislamiento, la reclusión, la represión, lo envejecido y obsoleto; sí lo es aquello que tiene frescura, que renace y se regenera, que se interconecta, que crea comunidades, solidaridades, que sorprende y da futuro (…) aunque hay modos de vivir esta vocación que no tienen ningún encanto, sí es oro y encantador el fenómeno minoritario de la Vida Consagrada cuando se vive con vigilancia, equilibrio, serenidad, fe, lucidez” (prólogo de El “encanto” de la vida consagrada).

Me extraña que en el título del libro la palabra “encanto” vaya con comillas, siendo así que corresponde a una maravillosa y normal palabra y realidad: encanto viene de canto, de ánimo, de pasión, de tono vital alto. En el mismo libro, podemos leer que “quien interprete con maestría su bella partitura, la de la vida consagrada, inspirada por el Espíritu, descubrirá que hay mucha gracia en ella” y acertará a vivir de ella y a contagiarla.

En el nº 2.955 de Vida Nueva

Actualizado
11/09/2015 | 00:28
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