Vida al servicio de la vida

En su visita por nuestros países hermanos de Ecuador, Bolivia y Paraguay, el papa Francisco tuvo encuentros significativos con la Vida Religiosa en los que resaltó su identidad y su misión. La novedad de la Vida Religiosa no la podemos buscar a partir de la novedad que el mundo nos ofrece. No se trata de estar a la moda o de ser de moda.

Esto significa que hemos de colocar nuestra mirada en la novedad evangélica, lo nuevo de la Vida Religiosa lo hemos de hallar en el Evangelio. Lo nuevo de la Vida Religiosa es el aliento propio del Espíritu que la inspira en cada momento y lugar; aquel fuego que da vida a un carisma para que fecunde una realidad que clama justicia. La Vida Religiosa ha de escuchar los clamores del pueblo que habita el mundo, los clamores de nuestro pueblo han de ser nuestros propios clamores. Hemos de escuchar aquellos gemidos de dolor y sufrimiento que surgen de un mundo pobre, hambriento y miserable: los submundos que se producen como consecuencia de las guerras y la violencia. Hemos de escuchar los clamores de un mundo enfermo por el individualismo, el secularismo y el consumismo. Un mundo dividido por las religiones, la desigualdad e inequidad. La intolerancia y resistencia a lo distinto y diferente. Un mundo abrazado por el tráfico de personas, el negocio del sexo, de la droga y la vida fácil. Sólo así, la Vida Religiosa puede abrazar con alegría el carácter profético de su identidad, mirar con esperanza hacia el mañana y responder con entusiasmo y audacia a nuevos compromisos. Nuevas formas y formas nuevas de Vida Religiosa han de peregrinar por el verdadero camino, que no es otro que el seguimiento de Cristo, para vivir con fidelidad creativa el amor por el Reino.

P. Víctor M. Martínez, S. J.

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