Pastoral Juvenil, arte y conciencia

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Una tarde en el club de lectura La Chiva Loca

La bola del estiércol,/ el universo del escarabajo,/ rueda en un éxodo milenario por el desierto./ En su adusto silencio el escarabajo empuja con las patas el cosmos./ Esa es su oración perpetua:/ girar con la tierra entre los astros.

Inicia la tertulia literaria en la nueva sede de La Chiva Loca. La casa de Gloria Niño y de Ricardo Torres está ubicada en zona rural de Sibaté (Cundinamarca). La tarde fría, ida con sabor a tinto, estará atravesada por La metamorfosis de Kafka. Pasadas las cuatro de la tarde, jóvenes del municipio comienzan a llegar para sumarse a la pareja y a sus hijas: Alicia, Angélica y Lucía.

Para motivar la conversación, Ricardo trae a colación un poema de Jorge Cadavid. El universo del escarabajo… Un tajo abierto de tierra permitió hace algún tiempo encontrar el ejemplo perfecto para esta ocasión. Pasa de mano en mano la bola entre los miembros del club de lectura. Como la novela y el poema, amerita una lectura: también es un texto en el tejido de significaciones que conforman la vida.

Tierra y cultura nuevas

Hacia mediados de la década de 1980 funcionaba en el barrio San Vicente Ferrer de Bogotá un centro cultural, de cuya biblioteca pública Gloria fue tallerista y directora. Fue allí donde Ricardo y ella se conocieron y donde tuvo origen la idea de un club de lectura.

Ambos estudiaron en universidades públicas y se desempeñaron durante años como docentes en el distrito. Al llegar a Sibaté en 2004 decidieron poner al servicio de la comunidad su propia biblioteca. Las tertulias que crearon en beneficio del municipio han ganado en dos ocasiones las convocatorias del Ministerio de Cultura y Fundalectura. Han sido docentes voluntarios para promover la literatura y el arte en las veredas más alejadas del Sibaté y hace algún tiempo participaron de la creación de doce bibliotecas públicas similares a la que hoy funciona en su casa.

Sus hijas siempre han sido parte del proceso. Al igual que Ricardo y Gloria se han desempeñado como talleristas y gestoras de nuevas iniciativas; como sus padres, Alicia, Angélica y Lucía ven con ilusión que su propia casa sea una nueva tierra para la cultura, un espacio libre de las dependencias que supondría que sus proyectos estuviesen supeditados a los intereses políticos de otros. Ya han visto cómo con los cambios de administración del municipio queda en el aire todo proceso educativo y artístico en beneficio de la gente, cuando lo que prima es el interés individual de unos pocos.

La casa de esta familia es como el universo que el escarabajo va construyendo de a pocos. Sobre una colina se levanta la construcción. Junto a la biblioteca que alberga la colección de textos, en la primera planta hay un salón para talleres, donde se tiene previsto que dentro de poco comience a funcionar un cine-foro. En la segunda planta están las habitaciones. Un tercer piso falta aún por ser construido: en él ensayará el grupo de teatro que conforman Alicia, Lucía, Angélica y otros jóvenes de Sibaté, bajo la dirección de Viviana Adames: Terra Nova.

Abrir horizontes

DSC02318Avanza la tertulia literaria. Al acercarse la noche, el frío se pronuncia y aumenta por instantes la algarabía característica de la vida del campo rodeada de animales. Se ha unido a la reunión Catalina Flórez, estudiante de antropología y de arqueología. La acompaña su novio, Jhon Fredy Arango, indígena del Vaupés. La joven se ha propuesto concientizar a la comunidad de Sibaté acerca de los principales problemas del municipio. Es bienvenida en el club de lectura. La conversación sobre el existencialismo de Kafka, la poesía de Cadavid, lo existente como parte de un tejido que todo lo une, da paso a una reflexión acerca de la situación política de la región. También ello es una ocasión para el derecho a ejercer la palabra. Cualquier tema puede entrar a colación cuando hay disposición para la escucha.

A Gregorio Samsa le preocupaba quedarse sin trabajo. ¿Qué preocupa a los sibateños? ¿Acaso la amenaza de la minería sobre su páramo, la contaminación de la represa del Muña, el fin del contrato de la multinacional Emgesa, que produce energía con las aguas represadas del río Bogotá?

A Gloria, a Ricardo y sus hijas les preocupa, además, la proliferación de niños y niñas en condición de abandono entre sus vecinos, la falta de horizontes para los jóvenes, el aumento de los embarazos a temprana edad en el municipio. A dichas problemáticas han querido responder empuñando las herramientas utópicas de la cultura, de la lectura y del arte. Para respirar sentido social basta con dar un vistazo dentro de su casa: proliferan los poemas de Miguel Hernández y abundan los afiches del Che Guevara junto a imágenes de Víctor Jara y de Facundo Cabral. “Yo no estoy fuera de la vida juzgándola sino dentro viviéndola”, decía este último. Llega la noche. De una pared cuelga una cruz salvadoreña; su mensaje popular, colorido y alegre.

Provocar el vuelo

Hay una forma de pastoral juvenil que no incurre en proselitismo religioso; que no instrumentaliza la palabra sino que hace de las personas sus artesanos. Es la pastoral juvenil que Gloria y Ricardo desarrollan a través del club de lectura, expresión de la fe encarnada que motiva su consagración como líderes comunales. Cuando las Hermanitas de la Asunción celebraron hace algunas semanas en Bogotá los 150 años de su existencia convocaron a un nutrido grupo de laicos y laicas asuncionistas. Entre ellos se encontraba esta pareja de educadores.

Con cierta frecuencia las religiosas proponen un espacio llamado Café Vocacional para dar cuenta de la pluralidad de opciones de vida en que es posible vivir la fe de manera comprometida. La última reunión fue en Sibaté. En el club de lectura toda una familia se abre al servicio y propone a los asistentes atrapar sueños y tejer mundos desde la palabra. Es lo que agradece Laura Talero, ganadora de un concurso de cuento a nivel de Cundinamarca con ayuda de la experiencia.

Una misión alternativa liderada por laicos, que ha traído consigo el deseo de no anclarse en el propio territorio sino emprender viajes y llegar a donde otros no llegan. El Castillo, Meta; Trinidad, Casanare. Donde quienes menos tienen descubren las posibilidades que abren el arte y la literatura. Expedición pedagógica y misionera a través de la cual se regala el tiempo y se aprende de forma colectiva. Hay una tarea del artista, según Facundo Cabral: “provocar el vuelo, alentar a la humanidad, abrir todas las ventanas”. Es en lo que se ocupa La Chiva Loca.

Texto y fotos: Miguel Estupiñán

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