Rodolfo Valenzuela Núñez: “El pueblo tiene conciencia de que los cambios son posibles”

Entrevista con presidente de los obispos de Guatemala, en vísperas de las elecciones del 6 de septiembre

Rodolfo Valenzuela Núñez. Obispo de La Verapaz y presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala

FELIPE MONROYTras la dimisión del presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, debido a una orden de captura contra él, el país vive una de sus mayores crisis políticas, a tan solo unos días de las elecciones legislativas de este domingo 6 de septiembre. Rodolfo Valenzuela Núñez (obispo de La Verapaz y presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala) afirma a Vida Nueva que la Iglesia del país “ha apoyado que se continúe en este proceso democrático”, aunque reconoce “no estar en las mejores condiciones, puesto que todos los candidatos han sido señalados por corrupción, de politiquería o de lo mismo de siempre”.

PREGUNTA.- Las masivas movilizaciones populares que evidencian crisis de legitimidad en el gobierno de Otto Pérez Molina ponen en vilo algo más que las elecciones generales en Guatemala. ¿Hay riesgo de inestabilidad social generalizada?

RESPUESTA.- Es algo que hemos venido diciendo desde el comunicado de mayo pasado (Nos duele Guatemala) y que en este insistimos. Ha habido acontecimientos que han llevado a esta crisis. El más ofensivo ha sido el descubrimiento de una red de defraudación fiscal ligada al Gobierno. Ha sido por el encomiable trabajo de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), que ha hecho un trabajo en conjunto con el Ministerio Público local, que ha sacado a la luz estas informaciones.

Lo interesante es la novedad de este trabajo de investigación; segundo, la reacción popular, que ha sido masiva, pacífica y también de sectores que no participaban normalmente en manifestaciones de protesta. Sectores urbanos, de clase media baja o alta, que han manifestado públicamente su indignación puesto que han salido a la luz desfalcos millonarios en la recaudación fiscal y en otras instancias, al tiempo que en el país campean las deficiencias en la atención a la salud, a la educación, a la red vial y a otras cosas de primera necesidad.

P.- ¿La Iglesia ve positiva esta reacción social?

R.- Reconocemos como algo muy positivo la nueva conciencia popular de responsabilidad ante la ‘cosa pública’. En el pasado habíamos padecido una indiferencia o, si no, una impotencia, ante estas problemáticas. Ahora el pueblo tiene una conciencia de que es posible implementar cambios.

P.- ¿Sería positiva la renuncia del presidente?

R.- La Conferencia Episcopal no se ha sumado a un “¡Renuncie ya, señor presidente!”, como lo ha hecho la mayoría de la opinión pública, pero sí se ha sumado a un “Señor presidente, reflexione su actitud de no renunciar”. Ese es el matiz. Pensamos que, ante la inminencia de unas elecciones, una renuncia del presidente hubiese creado una problemática aún más confusa puesto que no tenemos los medios necesarios para suplir de manera correcta y legal ese vacío. La Iglesia quiere subrayar los elementos positivos y de esperanza que hay en el país y llamar la atención sobre el peligro de violencia. Se debe evitar la violencia y mantener la postura pacífica en la protesta.

P.- ¿Cómo valoran las próximas elecciones? ¿Han recibido de los candidatos alguna propuesta, frente a lo que debiera ser un nuevo marco político que ayude a salir de la crisis al país?

R.- No hemos recibido más que aquello que los candidatos públicamente vienen ofreciendo. Y somos conscientes de que hay una desconfianza generalizada a esas propuestas y por eso hay un movimiento fuerte para que no se realicen las elecciones. Pero la Conferencia Episcopal ha dicho sí a las elecciones, aunque no tenemos las mejores condiciones. Una alternativa no la vemos suficientemente clara, al menos ahora. Hemos apoyado que se continúe en este proceso democrático, aunque reconocemos no estar en las mejores condiciones, puesto que todos los candidatos han sido señalados por corrupción, de politiquería o de lo mismo de siempre.

P.- ¿Qué propuesta concreta hace la Iglesia de Guatemala para remediar esta crisis de institucionalidad?

R.- En los comunicados, hemos insistido en lo positivo de la protesta pacífica. También que, ante el Estado, sobre todo ante el Congreso, se agilicen los trámites de antejuicio contra el presidente y se hagan las reformas a la ley electoral y de partidos políticos que se han propuesto. De lo contrario, si no tenemos esas condiciones legales, la renuncia del presidente creará muchos problemas. Es necesario tener todas las condiciones legales que garanticen la posibilidad de un paso adelante. La Iglesia también, ante los diputados y los cristianos que tienen incidencia en el ámbito público, está insistiendo mucho en que tomen su responsabilidad en esta línea concreta.

En el nº 2.954 de Vida Nueva.

 

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