Los obispos de Guatemala acusan a los políticos de haber “traicionado” al país

El Congreso retira la inmunidad al presidente en una crisis institucional que ya ha llevado a la vicepresidenta a la cárcel

Manifestación ante el Palacio de Gobierno

Manifestación ante el Palacio de Gobierno

FELIPE MONROY | El escenario para la celebración de las elecciones generales en Guatemala este 6 de septiembre no podría ser más adverso: el repudio al presidente Otto Pérez Molina y a los miembros de su gabinete, que han sido evidenciados en actos de corrupción por parte de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y el Ministerio Público, afecta a todos los ámbitos del ejercicio público y a los propios contendientes a los cargos populares de la República.

En vísperas de las elecciones, una serie de movilizaciones en las plazas públicas (la más masiva de 10.000 guatemaltecos) y diversos actos solidarios de empresas, medios de comunicación y sectores prestadores de servicios exigen la renuncia inmediata del presidente, a quien el Congreso Nacional ha retirado la inmunidad, por lo que podría ser juzgado por los casos de corrupción que llevaron a la vicepresidenta Roxana Baldetti a la cárcel el 21 de agosto pasado.

En este contexto, la Conferencia Episcopal de Guatemala emitió el 27 de agosto un mensaje a la población en el cual se solidarizan con las movilizaciones pacíficas en contra de los funcionarios públicos y piden al presidente Otto Pérez Molina que reflexione “sobre la decisión de no renunciar”.

Los obispos aseguran que “el descubrimiento de la enorme corrupción organizada en personas y entidades estatales ha puesto en crisis la institucionalidad del Estado y ha suscitado una enorme indignación en el pueblo”. Asimismo, los prelados aseguran reconocer “la legitimidad de las protestas ciudadanas” y solo piden a la población que no recurra a la violencia.

“El pasado 23 de agosto, el presidente Otto Pérez Molina delante de acusaciones en su contra sostuvo su inocencia, reafirmó su decisión de someterse a los tribunales y no renunciar al cargo para el cual fue electo. Desafortunadamente es evidente y lamentable que grandes sectores de la población no tienen ya confianza en el presidente”, asegura el comunicado episcopal.

La misiva indica que los casos de corrupción que involucran a varios de los colaboradores de Pérez Molina, las propias acusaciones en su contra y las renuncias de varios miembros de su gabinete han hecho que el presidente “pierda su liderazgo y no tenga respaldos sólidos que garanticen que pueda seguir con su misión de gobernar”.

Por ello, “por amor a la verdad”, los obispos piden al presidente que reflexione “en su conciencia sobre la decisión de no renunciar”, pues temen que, de lo contrario, “su postura actual cause más polarización en el país y genere mayor conflictividad”.

Fortalecer la democracia

En las elecciones generales se votará por la renovación de presidente, vicepresidente, 158 diputados nacionales, 20 diputados para el Parlamento Centroamericano, alcaldes y autoridades para los 338 municipios de la región. Sin embargo, según varias de las encuestas, ninguno de los candidatos a la presidencia alcanzará más del 50% de los votos ciudadanos (el mínimo para vencer) y que, invariablemente, se tendrá que elegir el jefe del Ejecutivo en una segunda vuelta en octubre.

Para los obispos, esta situación también es alarmante: “Las acusaciones contra algunos candidatos, las dudas sobre su honorabilidad, capacidad e idoneidad, ponen en riesgo la celebración de las próximas elecciones”. Incluso dicen que “muchos no quisieran que las elecciones se celebraran en el contexto en el que actualmente vivimos”. Con todo, los obispos consideran que el proceso electoral es una herramienta que el pueblo tiene “para fortalecer la democracia”.

Finalmente, en el comunicado firmado por el presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala, Rodolfo Valenzuela Núñez, y el secretario general, Domingo Buezo Leiva, acusan al Congreso de la República de haber “traicionado” al pueblo guatemalteco “al no haber aprobado las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos propuesta por el Tribunal Supremo Electoral”.

“Nunca en la historia de nuestra democracia habíamos tenido un Congreso como el actual: ineficiente, complaciente con los intereses personales o partidarios”, se lamentan los obispos guatemaltecos. Y apuntan que dicha irresponsabilidad los hace cómplices de la grave inestabilidad que vive el país, por lo que exigen que se agilicen los trámites de antejuicio contra Pérez Molina y que se aprueben las reformas electorales: “Es una oportunidad de reivindicar el honor y legitimidad perdidos”, afirman los prelados en la nota difundida.

En el nº 2.954 de Vida Nueva.

 

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