El Papa simplifica el perdón para el aborto

El Papa simplifica el perdón para el aborto

Todos los sacerdotes podrán absolver a quienes se arrepientan de este pecado durante el Año de la Misericordia

Confesión papa Francisco

El Papa simplifica el perdón para el aborto [extracto]

DARÍO MENOR (ROMA) | Quitarse de encima la excomunión que supone practicar un aborto va a ser más fácil a partir del próximo 8 de diciembre. Ese día comienza el Año Santo de la Misericordia, durante el cual todos los sacerdotes van a poder absolver directamente a quienes hayan practicado una interrupción voluntaria del embarazo, estén arrepentidos y pidan perdón por ello. Lo anunció el martes 2 de septiembre el papa Francisco en la carta que envió al arzobispo italiano Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización y encargado de organizar el Jubileo extraordinario que concluye el 20 de noviembre de 2016.

El perdón de Dios no se puede negar a todo el que se haya arrepentido”, escribe Jorge Mario Bergoglio, subrayando que la indulgencia jubilar es aplicable “a todos los creyentes”: mujeres y sanitarios que hayan participado en un aborto, delincuentes, ancianos y enfermos que no puedan cruzar alguna de las puertas santas abiertas para este evento… Incluso para los difuntos, por quienes los fieles pueden rezar para que “el rostro misericordioso del Padre los libere de todo residuo de culpa y pueda abrazarlos en la bienaventuranza que no tiene fin”.

Para Francisco, el aborto es “un drama existencial y moral”, que deja una “cicatriz” en el corazón de la mujer que toma esa elección “sufrida y dolorosa”. “Conozco bien los condicionamientos que las condujeron a esa decisión”, dice el Papa, quien asegura que durante sus años como pastor ha encontrado a muchas personas que pasaron por este trance. Tras dejar claro que las interrupciones voluntarios de los embarazos son “profundamente injustas”, expone su forma de entender la fe cristiana al echar mano de la misericordia.

“El perdón de Dios no se puede negar a quien se haya arrepentido, sobre todo cuando, con corazón sincero, se acerca al sacramento de la Confesión para obtener la reconciliación con el Padre”, recalca. Serán, pues, “todos los sacerdotes” quienes puedan absolver a quien se haya visto envuelto en este pecado y no solo los misioneros de la Misericordia, como anunciaba la bula Misericordiae Vultus, publicada el pasado mes de abril, con la que se decretó el Año Santo. Antes de desempeñar esta “gran tarea” que les encomienda el Papa, y para la que hasta ahora tenían que consultar con sus respectivos obispos, los presbíteros deben prepararse “sabiendo conjugar palabras de genuina acogida con una reflexión que ayude a comprender el pecado cometido”. Han de indicar a los fieles, enfatiza Jorge Mario Bergoglio, “un itinerario de conversión verdadera para llegar a acoger el auténtico y generoso perdón del Padre que todo lo renueva con su presencia”.

Concicencia superficial

Francisco considera que el aborto es una muestra de los graves problemas de nuestro tiempo para entender “la relación con la vida”. Se ha extendido, señala el Papa en la misiva, una mentalidad “que ya ha provocado una pérdida de la debida sensibilidad personal y social hacia la acogida de una nueva vida”. “Algunos –lamenta a continuación el Pontífice argentino– viven el drama del aborto con una conciencia superficial, casi sin darse cuenta del gravísimo mal que comporta un acto de ese tipo. Muchos otros, en cambio, incluso viviendo ese momento como una derrota, consideran no tener otro camino por donde ir”.

Los fieles que quieran obtener la indulgencia deben peregrinar hacia la Puerta Santa que se abrirá en cada catedral, en las iglesias jubilares, en algunos santuarios, en las parroquias establecidas por los obispos diocesanos y en las basílicas papales de Roma. Este peregrinación debe estar unida a la confesión y a la participación en la misa con una reflexión sobre la misericordia. Pide además el Papa que estas celebraciones se acompañen “con la profesión de fe y con la oración por mí y por las intenciones que llevo en el corazón para el bien de la Iglesia y de todo el mundo”. Los ancianos, enfermos y quienes, por distintas circunstancias, no puedan peregrinar hacia la Puerta Santa no se quedan fuera de este Año Santo. Obtendrán, igualmente, la indulgencia jubilar si reciben la comunión o participan en la Eucaristía, también a través de los medios de comunicación.

Mostrando una vez más su preocupación por los excluidos, en su carta a Fisichella, Francisco invita a los presos a que vean en el Año de la Misericordia “la ocasión de una gran amnistía”. “En las capillas de las cárceles podrán ganar la indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa, porque la misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, es también capaz de convertir las rejas en experiencia de libertad”.

“Es un gesto lógico en un Papa que habla tanto de la ternura”

Pese al revuelo originado por el anuncio de Francisco de que aligeraba los trámites para perdonar el aborto, el obispo Ignacio Carrasco de Paula, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, recuerda que, en otros Jubileos, los papas anteriores tomaron decisiones similares. “No puede decirse que no se haya hecho antes. Normalmente, en estos eventos viene dada a los confesores una potestad para perdonar pecados directamente con la que normalmente no cuentan”, explica a Vida Nueva el prelado español. “Esta decisión del Santo Padre afecta tanto a las mujeres que hayan abortado como a los sanitarios que hayan participado en estas prácticas. El Derecho Canónico prevé la excomunión latae sententiae para todos lo que contribuyen deliberadamente a la interrupción voluntaria de un embarazo”.

Para Carrasco de Paula es evidente que la decisión de Francisco no mueve un ápice la postura de la Iglesia católica frente al aborto. “Creo que no se va a malinterpretar”, contesta al ser preguntado por el riesgo de que el anuncio del Papa sea visto como un “coladero” para justificar estas intervenciones. “Lo único que cambia es que, durante el tiempo que dure el Año Santo de la Misericordia, los presbíteros no tendrán que ir a ver a sus obispos o a los sacerdotes penitenciarios de las diócesis cuando alguien confiese que ha participado en un aborto”, cuenta este doctor en Medicina y en Filosofía.

Impulsor de unas jornadas de estudio sobre las consecuencias físicas y psicológicas que sufre la mujer que se somete a una interrupción voluntaria del embarazo, asegura que el hecho de encontrar el perdón por parte de la Iglesia “no arregla necesariamente el daño que ya ha sufrido esa persona. Aunque confesar la pena y ser perdonado puede ayudar mucho, el aborto supone un impacto muy grande para la mujer, que puede llegar incluso a desarrollar enfermedades mentales graves. Hay incluso casos de suicidios”.

En opinión de este experto en bioética y miembro de la Prelatura del Opus Dei, la carta del Papa a Fisichella refleja muy bien la forma de entender la fe católica de Jorge Mario Bergoglio. “El Santo Padre habla mucho de la ternura y es lógico que en el Año de la Misericordia se ocupara de un pecado tan difundido como el aborto. Sus antecesores también pusieron en marcha indulgencias jubilares, pero Francisco ha querido darle su propio toque a este evento con una carta que está claramente escrita por él”, concluye Carrasco de Paula, quien, como muchos en la Curia, no sabía que Bergoglio iba a realizar este anuncio.

Los lefebvristas podrán confesar

M. Á. M. | La noticia saltó el martes 1 de septiembre, cuando se publicó el contenido de la carta con la que el Papa concede la indulgencia de cara al Jubileo extraordinario de la Misericordia. Significativamente, en el último párrafo de la misiva a Fisichella, Francisco incluye una mención a “los fieles que por diversos motivos frecuentan las iglesias donde celebran los sacerdotes de la Fraternidad de San Pío X”. Partiendo del principio de que “este Año jubilar no excluye a nadie”, apela a la “buena fe y práctica sacramental” de los lefebvristas y desea que “en el futuro próximo se puedan encontrar soluciones para recuperar la plena comunión con los sacerdotes y los superiores de la Fraternidad”. En espera de que esto llegue, y mediante una disposición personal, el Papa establece que “quienes durante el Año Santo de la Misericordia se acerquen a los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X para celebrar el sacramento de la Reconciliación, recibirán válida y lícitamente la absolución de sus pecados”. Un guante que ha sido recibido con satisfacción por la Fraternidad, que, en un comunicado, agradece el “gesto paternal” del Papa y asegura que, en el confesionario, seguirán “el ejemplo de dedicación infatigable que el santo Cura de Ars dio a todos los sacerdotes”.

En el nº 2.954 de Vida Nueva.

 

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