El ‘abaha’, icono de la Nueva Evangelización en África

En el 20º aniversario de la exhortación apostólica ‘Ecclesia in Africa’

portada Pliego Vida Nueva La Nueva Evangelización en África 2954 septiembre 2015

SALUSTIANO-OYONO NGUEMA MANGUE, CMF | Cuando, durante su viaje a Camerún y Angola (17-23 de marzo de 2009), el papa Benedicto XVI entregó a los prelados el Instrumentum laboris de la II Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, en su discurso nos lanzó a toda la Iglesia africana esta pregunta: “Vuestro continente ha sido triste escenario de graves tragedias que reclaman una verdadera reconciliación entre los pueblos, etnias y los hombres, ¿cuál puede ser la aportación de este año para la construcción de África, sedienta de reconciliación y en busca de justicia y paz?”. En su alocución, Ratzinger citaba incluso la sugerencia del cardenal Bernardin Gantin sobre la teología de la fraternidad.

Creemos que se trata de una invitación a buscar un nuevo modelo de sociedad eclesial que, con la ayuda del Espíritu Santo, haga inteligible y efectivo todo eso de que la Iglesia africana está al servicio de la justicia, la paz y la reconciliación; una nueva imagen que sirva como acicate dinamizador de toda la tarea evangelizadora hoy en África.

Pero, tras escuchar esa invitación, uno se pregunta: ¿será que el modelo de Iglesia-Familia fraguado en el Sínodo de 1994 ha resultado obsoleto en el transcurso de esos rápidos quince años? ¿Será qué la imagen de familia en África, a pesar de la riqueza que supone su extensión, lleva en sí un carácter fuerte de consanguinidad que puede chocar mucho con la esencia universal y católica de la Iglesia de Jesucristo? ¿Será que Ecclesia in Africa no ha dado los resultados esperados, o no se le ha trabajado suficientemente para sacarle todo su jugo?

Pensamos que no se trata de dejar sin más el modelo de Iglesia-Familia, sino de hacer el mismo ejercicio que realizaron nuestros antepasados en el África tradicional. Es decir, introducir a las familias consanguíneas del poblado dentro de una estructura macrofamiliar, en la cual tienen cabida incluso los que no son de la aldea ni del clan. Esa estructura es el abaha, la “casa de la palabra”.

El ‘abaha’, símbolo de la Iglesia

En el abaha se procura romper y dar solución al eterno peligro y tentación que tenemos los seres humanos de mirarnos siempre al ombligo, de barrer para la propia casa; se intenta desterrar el egoísmo y sus variadas facetas, como el etnocentrismo, el tribalismo, el racismo. La “casa de la palabra” es una especie de remedio contra este mal, contra este pecado; el abaha posibilita una visión de familia que no sea estrictamente de sangre, una fraternidad universal que rompe las fronteras de clan y pueblo. El abaha, en este caso, es más símbolo de la Iglesia.

La profundización teológica de esta imagen eclesial del abaha nos ayudará, sin duda, a encontrar muchos puntos de convergencia, mejor dicho, muchas semillas del Verbo que nos entroncan con el cristianismo, con la Iglesia, elementos teológico-cristológicos, algunos datos que nos refieren a la sacramentalidad cristiana, elementos de jerarquía y comunión.

Por otra parte, no podemos olvidar que definir la Iglesia africana hoy como Iglesia-casa de la palabra nos pone también en sintonía y continuidad con el Sínodo de los Obispos sobre La Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia (2008). Pues la “casa de la palabra” africana, si quiere tener toda su hondura significativa, tendrá que estar a la escucha de la Palabra –en mayúscula– que es vida y vivifica, Jesucristo. Él es la Palabra de Dios hecha carne. De esta manera, las “casas de la palabra” en África se convertirían en “casas de Jesucristo”, “casas de la Palabra de Dios”.

Sin embargo, como todo modelo humano, la Iglesia-abaha o Iglesia-casa de la palabra tendrá también algunas dificultades para definir todo el misterio de la Iglesia. Ahí está, por ejemplo, el papel de mujer en la “casa de la palabra” africana, y otras deficiencias, como el rol de los jóvenes, muchas veces meros espectadores y no actores.

Mi gran sueño y oración como cristiano es que cualquier modelo o imagen que se pueda elegir para el África de hoy nos ayude a todos a conseguir para nuestros pueblos la felicidad y la vida digna. Así quiere Dios que vivan sus hijos.

Pliego íntegro publicado en el nº 2.954 de Vida Nueva. Del 5 al 11 de septiembre de 2015

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