El yihadismo arrasa con el patrimonio humano y cultural de Siria

El Estado Islámico amenaza con devastar toda Palmira

Palmira

M. Á. MALAVIA | La crisis en Siria, tras años de guerra civil y expansión en puntos estratégicos del país por el Estado Islámico (EI), no tiene visos de acabar. Con consecuencias funestas, existiendo el riesgo real de que se pierda el patrimonio humano y cultural de una de las civilizaciones más ricas de la humanidad: mientras las minorías perseguidas abandonan su hogar (solo Jordania acoge a dos millones de refugiados sirios e iraquíes), un complejo histórico como el greco-romano de Palmira ha visto cómo su símbolo principal, el templo de Baal, ha sido dinamitado esta semana.

A ello se ha unido la destrucción del monasterio de Mar Elián, que data del siglo V, también por el EI. En un comunicado enviado a Fides, Olav Fykse Tveit, secretario general del Consejo Mundial de las Iglesias, ha lamentado este último episodio violento y ha subrayado que los fines de los fundamentalistas van más allá: “Es otra manifestación más de su agenda extremista, dirigida no solo a la eliminación de las minorías religiosas, sino también de todos los signos de su presencia en la contribución que han aportado a la historia y a la cultura de la región”.

El templo se encontraba en Quaryatain, cerca de Homs. Cuando la ciudad fue tomada por el EI el pasado 6 de agosto, vivían en ella unos 1.800 cristianos. A la espera de noticias, se teme por su situación. Hasta el momento, como refiere Fides, hay más de 180 cristianos que estos meses han sido secuestrados por las hordas islamistas y que se encuentran en una base en la zona de Raqqa, al norte del país.

Como concluye Tveit, “se espera desde hace mucho tiempo que la comunidad internacional encuentre la voluntad política y los medios para proteger la diversidad cultural y religiosa de Siria e Irak contra la depredación del EI. El futuro político y social de la región depende de la diversidad. Es hora de parar el proceso que puede conducir a la desaparición de los cristianos y de las minorías religiosas de sus lugares de origen y sus lugares sagrados”. La Unión Europea, enfrascada en el debate sobre si acoger o no a los refugiados que han perdido todo en sus países, no parece que vaya a dar pasos concretos e inminentes en este sentido.

En el nº2.953 de Vida Nueva.

 

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