El amor eficaz hoy

Escena_Camilo

 

Teatro La Candelaria lleva a escena una obra sobre Camilo Torres

El mes pasado, el teatro La Candelaria estrenó la obra Camilo. La puesta escénica, dirigida por Patricia Ariza, lejos de ser un retrato biográfico sobre el sacerdote Camilo Torres Restrepo, se constituye en una apuesta teatral contemporánea que se vale de trece actores, de signos y símbolos católicos y castristas, de piezas musicales tradicionales y modernas en vivo y de la experimentación corporal y audiovisual, para reflejar el debate interno que vivió el líder popular. La obra estará en temporada nuevamente en el mes de septiembre.

Se abre el telón. La voz de Camilo y una guitarra inician la profecía. El sacerdote anuncia que “los tiempos están cambiando”. Pero, ¿acaso los tiempos que hoy corren son los tiempos de Camilo?, se podría preguntar el público. Otro Camilo, uno más joven, reflexivo y quizás angustiado se dice a sí mismo: “la Iglesia debería estar allí” con los pobres; y esta afirmación marca el inicio del profundo deseo que acompaña al sacerdote hasta su muerte. Con voz poética y cuerpo femenino otro Camilo nace. El hijo de la perseverancia que “aunque no hubiera cielo, batallaría/ y aunque no hubiera cielo, persistiría”. Florecen uno a uno en el escenario muchos Camilos. Sus cuerpos son la palabra elocuente. Sus gestos hablan de la Iglesia Católica del siglo pasado. No obstante, el sacerdote inconforme se rebela y recíprocamente se revela en la fuerza teatral la resistencia del hombre y la tragedia o acierto de sus duras protestas: “¡la Iglesia no puede seguir del lado de los opresores! (…) ¿dónde está la iglesia de los pobres?”.

Contribución a la paz

Dos imágenes de la Iglesia Católica se convierten en el cuadro fundamental de la disputa interna del sacerdote. Por un lado, está la Iglesia acendrada en la opulencia, la tradición inerte y la jerarquía. Una Iglesia decadente, estática, lejana del Evangelio de Jesús y de su opción preferencial por los pobres. Del otro lado, la Iglesia popular, fundada en las bases de las comunidades, en movimiento, alegre, vital y cambiante. La decisión de Camilo se hace más fácil, porque “el cambio social es obligatorio para los cristianos”. Empieza para el cura guerrillero lo que llama el padre Francisco de Roux “la tragedia de amar y no querer matar”, mientras se empuña un fusil en medio del conflicto armado. El desenlace, predecible para aquellos que conocen la vida del sacerdote, no deja de sorprender; porque no dejan de sorprender las muertes que en medio de la guerra colombiana siguen siendo absurdas.

Patricia Ariza, al introducir la obra, comentó a los asistente al estreno que Camilo vivía y predicaba el amor eficaz, mientras hoy algunos sectores predican la sangre y que mientras el corazón de esta obra es el perdón algunos creen que incita a la violencia. Ante los comentarios que han dicho que esta obra es una apología del ELN, grupo guerrillero en el que se enfiló el padre Camilo Torres, Ariza replicó que Camilo era “un hombre de una gran sensibilidad, pero que no pudo ejercer su apostolado como quería porque se le fueron cerrando todos los caminos (…) a través de este hombre, de este personaje tan lleno de contradicciones, se puede hablar de la paz en Colombia”. Miembros de la Iglesia Católica como el padre De Roux creen, por su parte, que “la obra es una bella contribución a la paz (…) una experiencia estética confirmante del Camilo del año 1965 invitando a respetar la voluntad de la mayoría popular y que por eso mismo (él) estaría hoy entregado a la construcción de la paz, al lado de la inmensa mayoría de las víctimas y de los pobres”.

Llama la atención que hoy, 49 años después de la muerte de Camilo, sus postulados teológicos, sociales y sus convicciones cristianas puedan leerse con vigencia y que, sin dejar de lado los abismos a los que estuvo enfrentado el sacerdote, el hombre y el guerrillero, no deje de causar asombro la lucidez con la que afirmó: “maldito el hombre que dispara su cañón de fusil para matar a las estrellas”.

Texto: Biviana García

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